La ciudad amurallada
Murallas y la Tour Constance en Aigues Mortes
Primer día de nuestras vacaciones francesas, después de la etapa de 1.000 Km que nos llevó hasta la costa cercana a Montpellier. Todavía nos queda un buen trecho hasta Mane, al pie de los Alpes en la Alta Provenza pero no resistimos la tentación de pasar unas horas en Aigues Mortes.
La teníamos tan cerca, apenas una docena de Km de nuestro alojamiento, que no podemos dejar pasar la ocasión. Un corto trayecto nos lleva hasta las afueras de la animada población. Buscamos sitio en uno de los aparcamientos regulados que hay al pie de la muralla que da fama a la población y nos vamos a recorrerla. Vista desde fuera, promete.
Aigues Mortes es ciudad amurallada, de veinte torres y diez puertas. El recinto forma un rectángulo casi perfecto cerrado por 1640 metros de muralla medieval. Se construyó en el siglo XIII y muestra un estado casi perfecto.
No es Carcassone… pero tampoco tiene la pinta de parque de atracciones turístico que, desde hace años, tiene la famosa Cité. En Aigues Mortes se ve que hay vida dentro.
Una de las principales construcciones es la torre de Constance, antigua prisión desde el siglo XIV, y hoy uno de los mejores miradores de la ciudad.
Atravesamos una de las puertas de la muralla y nos perdemos por la retícula perfecta que forma el callejero de Aigues Mortes.
El paseo tan pronto transcurre por sosegadas calles, en las que no encontramos ni comercios ni gente, como torna en populoso recorrido entre tiendas de ambiente turístico.
El recinto amurallado, en su mayoría peatonal y de acceso restringido, invita a recorrer las cuidadas calles y admirar el excepcional estado que muestra el casco urbano.
Si algo envidiamos –una vez más- a la vuelta de nuestro recorrido por Francia es como conservan las pequeñas localidades. No llevan muchos años -y concejales de urbanismo- de ventaja.
La proximidad de La Provenza se deja ver en Aigues Mortes; aquí en forma de jabón
Terrazas en las bonitas calles y plazas de Aigues Mortes
En nuestro paseo sin rumbo acabamos, como no podía ser de otra manera, en la céntrica Plaza de S. Luis.
Es el corazón de la ciudad, espacio arbolado dominado por estatua de S. Luis. A la plaza se abren las principales calles comerciales y está plagada de terrazas.
Un alto en el camino, buscamos la sombra que nos libre del calor que estos días asola la costa Mediterránea; breve consulta a los mapas y salimos del magnífico entorno amurallado. Hay que seguir viaje…nos espera Fontaine de Vaucluse, localidad Provenzal con especial encanto. No te la pierdas.
Aigues Mortes. Detalle de la muralla.
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