El castillo de los Doria, un atardecer mágico y el
elefante de piedra
Castelsardo, coronado por el castillo de los Doria…
Nuestras vacaciones en Cerdeña comenzaron con la llegada al aeropuerto de Olbia Costa Esmeralda. El pequeño avión de Iberia –unos 60 pasajeros- nos lleva desde Madrid en apenas dos horas, un caluroso mediodía a finales de Julio.
Buscamos la terminal de Rent-a- Car y en Autonoleggio Sardinya recogemos el Fiat Punto que teníamos reservado. Resultó complicado buscar coche en esas fechas –por la alta demanda-. En las grandes compañías no tenían lo que buscábamos. Nos decantamos por esta empresa local por los buenos comentarios que encontramos sobre ella; hay que tener un poco de cuidado pues, al parecer, otros se portan como auténticos piratas.
A pesar de preferir un coche mayor –viajábamos 4 personas-, el tamaño del Fiat Punto resultó adecuado. Las carreteras en Cerdeña son bastante peores de lo que imaginábamos. En nuestro 7 días recorriendo el tercio norte de la isla apenas hicimos unos 20 Km de autopista (en Sassarí). El resto transcurrió por carreteras que aquí llamaríamos locales, sin apenas arcén, muchas curvas, desniveles y –en algunos casos- sin pintar. Así que, el vehículo entre más pequeño mejor.
El día de llegada nos vamos desde Olbia hasta la costa norte de Cerdeña. Castelsardo es nuestra base durante 3 días. No viajamos por la carretera más rápida, sino que tomamos dirección a Tempio Pausania y Aggius, localidades con cierto atractivo para conocerlas.
Catedral de San Antonio Abad
Nos sorprende la orografía de la isla, plagada de montañas y colinas. El viaje –unos 100 Km.- es un continuo sube y baja entre curvas y más curvas. Ya vemos que las distancias engañan, lleva su tiempo recorrerlas.
Algún intrépido local nos adelanta en línea continua (hay muchos km). La primera vez sorprende, pero acabas acostumbrándote. No hubo ninguna situación comprometida, simplemente vas prevenido. Circulan mucho más rápido que nosotros y lo mismo adelantan con raya continua, que aprovechan las raquetas pintadas en los cruces para darte una pasada. El Fiat Punto tampoco ayudó, con 4 pasajeros y 80.000 Km de marcador parece estar más quemao que el palo de un churrero.
Mapa del centro histórico de Castelardo
Viajamos sin prisa –disfrutando del verde paisaje de la isla-. Hora de comer en Tempio Pausania. Localidad de origen romano con casco histórico interesante, plagado de casas de piedra y granito. Tenemos la suerte de encontrar una Trattoria con terraza a la sombra para dar buena cuenta de la primera comida italiana.
Valle de la Luna
Nuestro viaje sigue por Aggius y el Valle de La Luna –llamado así por las formaciones rocosas que te encuentras-. Ya vemos que el atractivo de estos puntos que vienen destacados en las guías de viajes limitado. . bastante limitado.
Atardecer en una de las playas en Lu Bagnu
Apenas es media tarde y tenemos a la vista nuestro primer destino en Cerdeña. El pintoresco pueblo de Castelsardo, con diferencia el más bonito de los que conocimos en el norte, y uno de los 10 motivos (o disculpas) para viajar a Cerdeña. Nuestro alojamiento, el hotel “Rosa dei Venti” está situado en la vecina localidad de Lu Bagnu, apenas a tres km. Es la zona playera de Castelsardo.
Castelsardo –unos 8.000 habitantes- está situado en el corazón del golfo de Asinara, a 30 km de la ciudad de Sassari. Localidad medieval coronada por el castillo que se levanta en la cima del promontorio, por su ladera el caserío se desliza hacia el Mediterráneo. Las casas tienen pintadas sus fachadas con colores muy vivos, contrastando con el azul del mar. Es de postal.
La poderosa familia genovesa de los Doria edificó la fortaleza, allá por el siglo XII.
Tenemos ocasión de comprobar las magníficas vistas que hay desde sus murallas.
Al parecer su estructura se ha conservado muy bien. En el interior encontramos el Museo del Trenzado Mediterráneo, donde se recogen muestras de la ancestral tradición local de trenzado de cestos, utensilios para la pesca y otros objetos para la vida cotidiana.
Plaza principal de Castelsardo
Recorrimos todas las noches sus calles, con buen ambiente, muy agradables para cenar y dar un paseo. Dedicamos una mañana a recorrer sus callejuelas, trepar al castillo, disfrutar de su pequeña playa y las vistas que ofrece.
Venciendo la pereza de subir los grandes desniveles con el calor de Julio descubrimos callejuelas y plazas solitarias con encanto. El sabor de otros tiempos pegado a sus paredes.
Algún pequeño restaurante, y casas con las puertas abiertas, donde siguen trenzando a mano –principalmente para los turistas-cestos y nasas.
Por el módico precio de 2 € se accede al castillo. Diversas salas albergan el museo del trenzado. Muchos objetos cotidianos trenzados a mano.
Pero lo mejor son las magníficas vistas sobre la costa. Se domina una amplia zona, los días más despejados se deja ver la costa de Córcega.
A espaldas del castillo la Catedral de San Antonio Abad. Otro regalo para la vista por su situación al borde del peñasco.
El campanario se recorta sobre el cielo azul. Levantado a partir de una antigua torre, aprovechando los muros de lo que fue un faro.
Espectacular ubicación de la Catedral
Es sábado y día de boda. Así lo anunciaba la caravana de coches que, tocando el claxon a todo meter, vimos en la subida. Nos entretenemos un rato viendo el panorama, el calor y los trajes de fiesta –más calor- hace que acabe habiendo más invitados fuera que dentro de la iglesia.
Descendemos de las alturas y nos vamos hasta el pequeño puerto que divisamos desde el castillo. Pegado a la carretera general ofrece una de las mejores vistas de Castelsardo.
… al atardecer mágico llegamos tarde para la foto…
Castelsardo ofrece un atardecer mágico, con las fachadas de colores rabiosos incendiadas por la luz del sol que se hunde en el Mediterráneo. Una de las postales de la zona. Lo vemos desde la carretera, una tarde regresando de Sassari, contra reloj. Llegamos tarde para la foto, el espectáculo apenas dura 5 minutos.
…y el elefante de piedra
Encontramos otra de las “atracciones” de la zona el día que nos vamos hacia la Costa Esmeralda. Nuestras vacaciones continuaban en la Cerdeña más turística. Famosa por sus playas con aguas de matices caribeños.
Hacemos el recorrido por las carreteras más próximas al mar. Al salir de Castelsardo, buscamos en la estatal 134 La Roca del Elefante.
Peñasco desprendido del monte Casteddazzu, atacado por la erosión desde época antiquísima hasta adquirir la forma de un elefante con la trompa dirigida hacia la carretera.
Dentro de la roca excavaciones de la época neolítica. Se conservan algunos relieves e iconos que representan figuras de animales y plantas.
Curioso pedrusco donde los turistas nos detenemos unos minutos para fotografiarlo y seguir nuestro viaje.
Muchas gracias, por la información, realmente interesante e ilustrativa, en unos dias tambien disfrutaremos de ese recorrido en Castelsardo, y demas pueblecitos de Cerdeña..
ResponderEliminarHola, Susana:
EliminarHas elegido un buen lugar para disfrutar las vacaciones. Isla de contrastes, con pueblos agradables y playas increíbles. ¡¡Aún añoramos el color de sus aguas!!
Gracias por tu comentario.
Saludos,