Ruta de los Tres Templos (Guipúzcoa)

Viaje por el corazón verde y monumental de Guipúzcoa

Santuario de Loyola

Seguimos con nuestro viaje de Semana Santa por tierras Vascas. Se acaba la estancia en Vitoria el, siguiente destino es la costa guipuzcoana, nos espera Zarautz, a unos 15 km. de San Sebastián.

Aprovechamos el desplazamiento para huir de autovías y autopistas. Con acierto elegimos atravesar los magníficos valles guipuzcoanos, siguiendo los ríos Urola y Deba y, de paso, realizar la ruta de los Tres Templos, que nos llevará a conocer tres santuarios Guipuzcoanos de distintos estilos: el vanguardista Santuario de Aránzazu (Oñati), puro románico en La Antigua (Zumárraga) y el arte barroco del Santuario de Loyola (Azpeitia).

Zumárraga, vista desde el monte Beloki

LUGARES DE INTERES (si vas con tiempo hay que conocerlos todos):

Oñati.- Santuario de Aránzazu.- Ermita de la Antigua.- Ferreria Mirandaola (El valle del hierro.- Azcoitia.-  Santuario de Loyola.-  Azpeitia.- Museo del Ferrocarril.- Cestona.

Amanece un día lluvioso, dejando atrás el sol y cielo azul que nos acompaño en Vitoria. Durante la mañana fina lluvia y nubes amenazantes nos acompañan hacia nuestro destino. Por la tarde mejora el día y volvemos a ver el sol. Estos valles, con buen tiempo, aseguran una vista para caerse de espaldas.

Nuestro primer destino es Oñati; el viaje transcurre por carreteras secundarias, solitarias, subiendo y bajando por valles y bosques. A pesar del tiempo, las nieblas nos dejan disfrutar del paisaje.

Decidimos seguir hasta el Santuario de Aránzazu, por si empeoraba –aun más- el clima. Pararíamos en Oñati  a la bajada. Unos pocos kilómetros para llegar al gran Santuario. Lugar turístico en un paraje natural magnifico.

Santuario de Aránzazu

Aránzazu está construido en una zona agreste. Un gran roquedal rodeado de barrancos. Construcción de estilo vanguardista y polémica, nos quedamos con su entorno.

Una pequeña subida por la carretera permite una vista inmejorable del complejo, en este caso con más atractivo por la espalda que la fachada principal.

El origen de su nombre se remonta a una antigua leyenda. Al pastor Rodrigo de Balzategi se le apareció la Virgen sobre un espino. Este le preguntó: "Arantzan zu?" (¿Tú, en un espino?).

Durante siglos los franciscanos hicieron de Aránzazu un lugar de devoción y peregrinación. La moderna construcción de la Basílica se debe a un proyecto en el que participaron grandes artistas vascos.  En el edificio Sáenz de Oiza y Laorga. Las esculturas de los apóstoles de la fachada son de Oteiza y las puertas de Chillida.

Oñati. Fachada de la Universidad

Regresamos hacia Oñati. Nos sorprende la monumental Universidad Sancti Spiritus, una joya del Renacimiento Vasco. Desde mediados del Siglo XVI fue la primera y única universidad del País Vasco.

Oñati. Detalle de la Universidad

Oñati es una pequeña localidad de unos 11.000 habitantes. Antiguo y poderoso Señoría que conserva en sus calles edificios interesantes para recorrerlo con calma.

Oñati. Ayuntamiento y fachada de una casona

Oñati. Recuerdos de un esplendor pasado, el tren de vía estrecha.

Aprovechamos el paseo para comer –es la hora- a base de los buenos pinchos que encontramos en uno de los bares de la plaza. Reemprendemos el camino hacia nuestro siguiente destino: Zumárraga.

Zumárraga, enclave industrial en pleno valle

Pasamos algunas de las zonas industriales más importantes de la comarca. Zumárraga nos recibe con las llamaradas que salen de las fundiciones situadas en sus accesos.

El caserío, resistiendo el empuje industrial

Una vuelta por la localidad, pronto vemos que no tiene mucho atractivo. El gran desarrollo industrial que la rodea se debió “merendar” la mayor parte de la antigua Zumárraga. Paseo por la plaza Mayor porticada y poco más.

La Antigua, Zumárraga. Sencilla por fuera, espectacular por dentro

El atractivo de Zumárraga se encuentra a las afueras, una pequeña subida al monte Beloki nos lleva a la terraza natural donde se levanta la ermita de La Antigua.

Santa María de Zumárraga, es un macizo edificio, con aspecto de fortaleza, ni por asomo anuncia el tesoro que alberga.

Zumárraga, vista desde la ermita de La Antigua

Encontramos la ermita cerrada, nos tememos lo peor; que nos vayamos sin ver su interior. En un cartel vemos los horarios de apertura y falta poco para que se inicie el de tarde. El entorno está bien preparado para recibir visitas. Al lado, una terraza-restaurante, y desde aquí –o el mismo aparcamiento- una vista magnífica del valle industrial.

Entrada a La Antigua, desde fuera y dentro

Llega el párroco, viejo conocido de algunos visitantes por la conversación que mantienen. Con pausa, va sobrado de kilos, sube el último tramo, abre la puerta, desactiva la alarma y enciende las luces que dejan una vista que quita el hipo.

Ermita de La Antigua. Interior

La Antigua es la Catedral de las ermitas vascas. Fue construida sobre un antiguo fuerte defensivo del siglo XII. Las primeras noticias sobre ella datan de 1366.

Si el exterior es sencillo y austero, dentro nos sorprende una trabajada cubierta en artesonado de madera de roble.

La Antigua. Detalle del entramado de la cubierta

…más madera

El párroco, situado cómodamente en lugar estratégico, utiliza con habilidad el puntero laser para mostrarnos detalles que, de otra forma,  pasarían desapercibidos.

…como el trabajo de las balaustradas del piso superior

…o las marcas, que ha modo de firma, dejaban los artesanos del templo. El dragón de la imagen, una de las mejor conservadas

La talla gótica de la Virgen ocupa el centro del altar

Aquí, visto desde el piso superior

Ultimo vistazo a esta maravilla en madera y seguimos viaje

Nuestro siguiente destino es el Santuario de Loyola. Situado a medio camino entre las localidades de Azkoitia y Azpeitia. Dejamos el recorrido por ellas para finalizar el día, pues tememos llegar a Loyola y encontrar todo cerrado.

El trayecto entre Zumárraga y Azkoitia transcurre por una enrevesada carretera que acompaña en paralelo al rio Urola. Sucesión de curvas y contracurvas que van descubriendo un paisaje bellísimo, lo que aquí pueda decir es poco. Siempre acompañados del río y del trazado del antiguo ferrocarril del Urola. Tren de vía estrecha que unía las localidades de Zumárraga y Zumaia, desmantelado en 1988. Decenas de puentes ferroviarios cruzan la carretera de un lado a otro en este tramo del trazado.

Santuario de Loyola

El Santuario de Loyola se construyó en torno a la Casa Torre medieval donde nació San Ignacio (1491), fundador de la Compañía de Jesús. Ignacio de Loyola (Iñigo López de Loyola) pertenecía a una importante familia vizcaína, era hijo del señor de Loyola –Beltrán Ibáñez de Oñaz-.

En el siglo XVII la Casa Torre fue cedida a los jesuitas, que levantaron todo un complejo religioso, donde destaca la basílica. No hace falta decir que, como lugar natal del fundador, se convirtió en importante centro de peregrinación.

La basílica es de planta circular. Recuerda alguna de las iglesias de Roma. Está coronada por una gran y luminosa cúpula, en la que se abren 8 ventanas.

Loyola, detalle del altar mayor

El altar mayor es de estilo churrigueresco, realizado con mármoles de diversos colores. Flanqueado por dos grandes columnas salomónicas. En el centro la imagen de San Ignacio, realizada en plata.

Otros seis altares recubren las paredes circulares de la iglesia.

Cuatro de ellos dedicados a importantes santos y jesuitas españoles. San Francisco Javier; San Francisco de Borja; San Pedro Claver y San Alonso Rodríguez.

Altar de San Francisco de Borja, III General de la Compañía de Jesús y biznieto de papa Alejandro VI –el papa Borgia-.

En la página web http://www.santuariodeloyola.org/ toda la información para visitarlo y conocerlo a fondo

Finalizamos nuestro recorrido por la Basílica y buscamos la entrada a la Casa Torre, lugar de nacimiento y donde transcurrió la juventud de San Ignacio.

El edificio, austero y con evidente aire militar, tiene 3 plantas, las dos inferiores en piedra y la superior en ladrillo. Esta última de construcción posterior, una vez finalizadas las guerras banderizas, en las que el rey de Castilla –Enrique IV- hizo desmochar las torres de los distintos bandos.

En la primera planta, residencia de los sirvientes, y la cocina con despensa excavada en la pared y el fuego bajo.

Segunda planta, es la zona noble de la Torre. Aquí se ubican el comedor principal, los dormitorios y el salón de honor.

El tercer piso estaba destinado a residencia de los hijos del matrimonio y los posibles huéspedes. Trece hermanos formaban la familia de San Ignacio. La tradición indica el lugar donde vivió el Santo.

Desde las estancias de la Casa se pasa al Museo Sacro, donde se exponen objetos litúrgicos, diversos mobiliario y libros antiguos.

Es media tarde y parece que el tiempo nos da un respiro. Comienzan a dejarnos las nubes que nos acompañan durante toda la jornada y quiere salir el sol. Aprovechamos para desandar el camino hasta la cercana Azkoitia y recorrer sus calles.

Azkoitia – Calle Mayor

Situada a orillas del Urola y a los pies del monte  Izarraitz, unos 12.000 habitantes. Un agradable paseo por los márgenes del río buscando el casco antiguo donde se conservan edificios de notable interés.

En Azkoitia encontramos la Casa Negra (Etxe Beltz) o Torre Idiaquez. Uno de los escenarios de la guerra de los Bandos.

Azkoitia – Casa Negra

En la misma plaza la Parroquia de Santa María la Real, templo gótico-renacentista construido a raíz del traslado de la antigua parroquia de Santa María de Balda en 1510.

Azkoitia – Santa María y la Casa Negra

Nos vamos hasta la plaza del Ayuntamiento, donde por cierto, no falta el frontón. En todos los pueblos de nuestro viaje encontramos el recinto del popular deporte vasco. Con más motivo en Azkoitia, cuna de algunos de los mejores pelotaris. Aquí, no solo el frontón ubicado en la plaza, muy cerca el complejo de los modernos frontones diseñados por Oteiza. 

Azkoitia

Nos vamos hasta la cercana Azpeitia. Ya no llegaremos a tiempo de visitar el interesante Museo del Ferrocarril que hay en la localidad –cerrado por la hora-. Pendiente queda.

Casa Enparan

Nos conformamos con pasear por las calles del pueblo y llegar hasta la Casa-Torre Enparan, uno de los monumentos importantes de la localidad.

Habitada hasta 1960 fue construida en 1320 con el fin de controlar uno de los pasos del río Urola. Ultimo tramo de viaje por hoy, ya próximos a la costa guipuzcoana. La alcanzamos en Zumaia, y como los días a finales de abril son largos,  el bonito trayecto –pegados al mar- hasta Zarautz nos deja este atardecer. Presagio del buen tiempo que volverá a acompañarnos en los siguientes días.

Atardecer, entre Zumaia y Getaria