Guarda – Celorico da Beira – Linhares – Figueiró da Serra – Folgosinho
Linhares, una de las aldeas históricas portuguesas
Cerca de la frontera española, entrando por Guarda, está el Parque Natural más grande de Portugal. Una gran extensión de montes, bosques y las montañas más altas del país –el pico Torre, 1993 m-. Pueblos en lugares aparentemente inaccesibles, de calles empedradas y casas de granito. Zona de reconocida gastronomía, con el famoso “Queijo da Serra” y el cabrito asado.
Su materia prima recorre las laderas de esta sierra, rebaños de cabras y ovejas vigilados por el “cao da serra”, perro de raza autóctona –parecido a un mastín- , siempre atento y obediente a las órdenes del pastor.
“Cuando las barbas de tu vecino...”
El relato del viaje comienza a partir de Guarda; no sin antes pasar por un curso acelerado sobre el sistema de peaje de las autopistas Portuguesas. La magia de la crisis transformó las buenísimas y modernas autovías en autopistas de peaje.
Vamos a ver cómo funciona el invento, tal vez nos sea útil en un futuro cercano. (Dicen que no, va a ser que sí)
Peajes desatendidos, no hay casetas ni barreras. En la carretera, antes de cada control, unos paneles muestran el precio del tramo y puentes electrónicos detectan el dispositivo o leen la matricula del vehículo que pasa. Los nacionales están obligados a llevar un artilugio electrónico y los vehículos con matrícula extranjera pueden sacar unos tiques prepago para circular 3 y 5 días, o comprar unos trayectos determinados. Advertir que solo se puede pagar con tarjeta. En la máquina seleccionas el producto, tecleas la matricula del vehículo, te pide la tarjeta de crédito y devuelve un tique con la operación. Bem-vindo a Portugal.
El tique de 3 días es “tarifa plana”, 20 euros y circulas todo lo que quieras y por donde quieras (siempre que la autopista sea de peaje electrónico). El de 5 días es recargable con una cantidad a gusto del usuario, mínimo 10 €.
Nada más cruzar la antigua frontera está la expendedora de tiques, bajo una marquesina con pinta de parada de autobús. Los españoles somos mayoría y en la pequeña cola los conocimientos se transmiten boca a boca mientras esperamos turno para el combate cuerpo a cuerpo con la máquina.
La desinformación es grande, en los 5 minutos que pase esperando mi turno para sacar el peaje veo que la gente no se aclara mucho; yo tampoco. Lo más fácil es comprar el de 3 días pagando 20 euros… pero, si te fijas un poco, en la cabina hay unos carteles pequeños con el coste de los tramos y si vas a recorrer un trayecto corto –solo queremos ir hasta Guarda, o a Celorico da Beira- es más económico el tique de 5 días –recargable a partir de 10 euros-, y es poco más de la cantidad que necesitamos para recorrer, ida y vuelta, el trayecto desde la frontera hasta Celorico por autopista. Allí deje al siguiente españolito, que vio y preguntó por la operación, haciendo cálculos de cómo salía mejor para un viaje a Castelo Branco…
El tema es un rollo, si hubiera carretera alternativa creo que la habría utilizado, hay unos 30 Km. a Guarda y no tengo ninguna prisa, pero se da el caso que no hay otra vía de acceso, salvo que quieras dar un buen rodeo. En la frontera, el lado español está lleno de carteles protestando por la falta de vía alternativa y animando a no pagar…; si te cogen los “guardinhas” la broma sale mucho más cara.
Catedral de Guarda
GUARDA
Recorremos la autopista desde la frontera de Vilar Formoso hasta Guarda. Población por la que hemos pasado varias veces y donde nunca nos hemos detenido. Aunque el destino es la Sierra de la Estrella, no dejamos pasar la oportunidad de visitar su centro histórico.
La ciudad, de unos 45.000 habitantes, se aprecia bien desde la carretera. Expuesta en lo alto del monte, y antiguamente, fuertemente amurallada.
Su gran altura –la ciudad más alta de Portugal- proporciona muy buenas vistas del entorno, aunque afeadas por el poco acierto de su crecimiento. En algún lugar leí que era la ciudad de las tres efes (Forte, Fria… y Fea), no le falta razón.
Guarda. Vistas de la Catedral
Se salva su centro histórico, dominado por la Catedral, de recios muros, más aspecto de fortificación que de iglesia. Está abierta y hacemos un solitario recorrido por su interior. 3 naves muy altas y un retablo en piedra –aquí todo es piedra- La Catedral se abre a una plaza extensa, con edificios interesantes, la oficina de turismo y antiguas casas de dos pisos con arcadas.
Guarda. Puerta en la muralla y calle de la judería.
Paseamos bajo los arcos de sus puertas medievales y recorremos las estrechas calles de la Judería; una de las zonas más bonitas. Varios miradores ofrecen una extensa vista de los alrededores.
Interior y una de las puertas de la Catedral de Guarda
CELORICO DA BEIRA
Buscamos nuevamente la A-25, que nos llevará hasta Celorico da Beira, una de las puertas de entrada a la Serra da Estrela. Pequeña villa -2.500 habitantes-, coronada por el antiguo castillo, del que sólo quedan las murallas. Famosa por un mercado de quesos que hay los viernes en semanas alternas, y el museo (Solar del Queijo da Serra) ubicado en un antiguo edificio.
Es la hora de comer, lo encontramos cerrado; un paseo por las calles empedradas y buscamos donde reponer fuerzas para seguir el viaje. No hay mucha oferta en la localidad, nada en la zona antigua del pueblo y volvemos a la carretera donde están la mayoría de locales comerciales.
Solar do Queijo da Serra. Celorico da Beira
En el Muralhas de Celorico matamos el gusanillo y seguimos nuestro viaje.
A partir de Celorico el viaje transcurre por la N17 y carreteras comarcales o locales, digamos que en regular estado –por no decir malo o muy malo-, con tráfico escaso.
El recorrido por el entorno y la sierra nos depara una agradable sorpresa. Esperábamos conocer una zona más desierta y deprimida, tal vez como en la región de Tras Os Montes.
Nada más lejos, en el inabarcable paisaje que veremos a lo largo del viaje hay gran cantidad de pequeños pueblos, laderas salpicadas de casitas y huertas. Encontramos algunas “quintas”, seguramente agrícolas, con imponentes casas rodeadas de olivos. Solo encontraremos montes desérticos en el corazón de la sierra, en la zona entre Gouveia y Manteigas o en la más alta, ya próxima al pico Torre.
Hacia Linhares
LINHARES
A pocos km. de Celorico, por la N17, está señalizado el desvió hacia Linhares, una de las 12 aldeas históricas de Portugal, situadas en la zona centro y próximas a la frontera. En las piedras de estos baluartes defensivos se conserva el Portugal más genuino y se disfruta de algunos de los mejores paisajes. (La lista completa de aldeas históricas: Almeida, Belmonte, Castelo Mendo, Castelo Novo, Castelo Rodrigo, Idanha-a-Velha, Linhares da Beira, Marialva, Monsanto, Piódão, Sortelha y Trancoso).
Transitamos durante 5 km. por la estrecha carretera comarcal. Nos lleva a media ladera de estos montes y empezamos a disfrutar del mayor atractivo del viaje: el paisaje. Vistas kilométricas de valles y montes, pueblecitos con encanto en lugares imposibles y zonas de bosque maravillosas. Algún tramo de estas últimas oscurecido por los efectos de los grandes incendios ocurridos en los últimos años y que alcanzaron las estribaciones de esta Sierra.
Antes de entrar en la localidad un desvío señala el camino para los aficionados al parapente que acostumbran a volar sobre estos valles. No en vano es conocida como la capital de parapente.
Por las calles de Linhares da Beira
Linhares, bien visible con un enorme castillo de dos torres, es una pequeña localidad de unos 350 habitantes. Lusitanos, visigodos, musulmanes y castellanos guerrearon por estas tierras. Calles estrechas empedradas y casas de granito conforman un pueblo cuidado y conservado.
Cerca de la picota manuelina grandes casas solariegas –Corte Real y Brandao de Melo transformadas en una Pousada-, próxima a la iglesia la de Pina Aragao, arquitectura civil residencial del finales del XVIII y principios del XIX.
Buen paseo hasta llegar al castillo, acondicionado para recorrer el espacio interior amurallado y una de las torres. Coronado por dos torres imponentes desde sus murallas hay excelentes vistas.
Quinta Do Adamastor, desde los jardines
FIGUEIRÓ DA SERRA
Media tarde. Seguimos nuestro recorrido hasta el cercano pueblo de Figueiró da Serra, buscamos la Quinta do Adamastor, hotel elegido para el viaje. Nos recibe una amable y solitaria recepcionista. Con mucho acierto nos proporciona información sobre algunas localidades y restaurantes para cenar en los pueblos cercanos. El alojamiento resultó un acierto. Una gran Quinta, con apenas doce habitaciones. Me intereso por su historia y conocemos que sus antiguos propietarios eran agricultores. La casa conserva el diseño original, del siglo XIX; paredes y techos adornados en el salón y habitaciones.
Decorada de forma clásica con todas las comodidades. Piscina exterior para el verano y jardín botánico donde pasar un rato entretenido. Nos sorprende el plano de la finca, es una gran extensión subiendo por la ladera, con vegetación y árboles centenarios. En la zona más alejada de la casa, pabellones, aparcamiento y nuevas construcciones donde celebran banquetes y bodas –en los meses de verano, nos dicen-. Encontramos un alojamiento y equipamiento inesperado en un pueblo diminuto y sin ninguna localidad grande cerca. Destaca la amabilidad y carácter servicial de las personas que nos atendieron.
Desde la carretera local. Al fondo, en lo alto del monte se adivina Folgosinho
Vamos a rematar la tarde guiándonos por la información que nos han dado. Reemprendemos la excursión para conocer las localidades cercanas, sin destino y parando donde más nos apetezca para cenar. Solitaria carretera, estrecha y en bastante mal estado, pero con un paisaje impresionante.
Durante el recorrido descubrimos en la zona grandes casas solariegas, modernas y antiguas, donde sus propietarios parecen dedicarse a la agricultura y explotación de los montes que las rodean. Nos detenemos en la entrada de una. Tras bordear un pequeño valle la casa queda por debajo de nuestro nivel. Magnifico edificio de nueva construcción en la zona boscosa.
El valle, hacia Folgosinho
FOLGOSINHO
A poco de retomar el camino un pueblo llama nuestra atención. Subido en un lugar imposible, coronando un monte, en lo más alto el castillo, y con la niebla cercana a punto de ocultarlo. Llegamos al cruce que lo señaliza. Es Folgosinho y para allá nos desviamos. A esa altura las vistas tienen que ser impresionantes.
Folgoshinho es una aldea serrana, de aspecto típico. Más calles empedradas y bonitas casas de piedra. Pequeña plaza con una fuente pintoresca, en la misma, y fachadas cercanas, azulejos con versos populares.
Versos populares en las fachadas y fuente de Folgosinho
Llegamos hasta los restos del castillo, queda una torre y poco más, a la que se puede subir por la escalera de piedra y disfrutar de las vistas que ofrece sobre la región.
En la plaza uno de los restaurantes recomendados por la zona. O Albertinho, pero todavía es pronto y alargaremos un poco más nuestro recorrido.
Folgosinho, y por supuesto Linhares, son visitas imprescindibles en un recorrido por la zona.
Deshacemos el camino, descendiendo nuevamente hasta la carretera comarcal y continuamos en dirección a Melo. Unos 5 Km. que tardarnos en recorrer con diversas paradas para disfrutar del paisaje.
Un pequeño recorrido por Melo, localidad extendida a lo largo de la carretera, y en las afueras nos quedamos a cenar en otro de los lugares recomendados. Comienza a anochecer y no queremos alejarnos más para luego deshacer el camino por la estrecha y bacheada carretera.
Quintas en la carretera a Melo
En el restaurante de la Fonte dos Namorados nos ofrecen un excelente Queijo da Serra; embutidos de la zona, a la parrilla sobre una teja donde terminan de hacerse; y el popular cabrito asado.
Regresamos a la Quinta do Adamastor, apenas media docena de coches en el parking y no vemos a ningún cliente por las instalaciones. Tomamos posesión del gran salón, donde preparamos el recorrido del día siguiente; prontamente lo acondicionan para nosotros, atizando el fuego de la chimenea, y nos dan unas hojas con información de los pueblos de la zona y un pequeño mapa. Nos vendrá bien para mañana.
Desde que cruzamos la frontera el GPS quedó inservible. Traigo cargadas las carreteras de Europa... central. Las de Portugal están con la zona de Inglaterra y como no lo comprobé no servirá de nada en este viaje. Acostumbrado al lazarillo electrónico no llevar el GPS, ni mapa, añade un punto de emoción al viaje.
Mañana nos espera el recorrido por el corazón de la Sierra de la Estrella.
MAPA. DE GUARDA A FOLGOSINHO
Guarda (A) – Celorico da Beira (B) – Linhares (C) – Figueiró da Serra (D) – Folgosinho (E)
SEGUNDA PARTE: Viaje al corazón de la “Estrela”:Gouveia - Manteigas - Pico Torre – Sabuguerio - Seia
Muy buena crónica como siempre camarada y también como es costumbre de la casa excelentes fotografías.
ResponderEliminarEn lo que respecta al peaje de autovías en Portugal, si ponen empeño en hacerlo peor no lo consiguen. Aquí desde Galicia había un tránsito fluido de gallegos que viajábamos al tan hermoso pais vecino, pero nos lo han complicado de tal menera que la ocupación hotelera en Oportto se ha reducido hasta el 43%.
En fin, dentro de nada nos tocará a nosotros pasar por caja también.
Enhorabuena por el reportaje.
Da gusto ir a Portugal, entre otras cosas hay menos crisis para nuestros bolsillos.
ResponderEliminarLástima que hayan complicado una cosa tan simple como el tema de los peajes, nada favorable para su turismo. Oí comentarios como: "lo que hay que hacer es no venir".
Por otra parte pienso como tú. No tardando mucho veremos en nuestras carreteras el mismo sistema.
Gracias por comentar y apreciar las fotos, el tiempo no acompañó al paisaje tan espectácular que se nos ofrecia.
Un saludo, Yamajos.
Un saludo para Diarios de una Bultaco. Muchas gracias por el texto y las fotos. He estado en Portugal en el mes de noviembre pasado y coincido contigo, la Quinta do Adamastor es un lugar encantador y la señorita de la recepción lo mismo.
ResponderEliminarUn saludo desde Málaga. Ángel.
Bienvenido, Ángel.
ResponderEliminarLa Sierra de la Estrela es un paraje magnífico, y la Quinta do Adamastor estaba a la altura para disfrutar la zona como se merece.
Gracias a tí por comentar y un saludo.
Carlos
Ojo¡¡ mucho ojo con esos peajes fantasmas de Portugal. Son como cepos para los turistas y viajeros que visiten Portugal.
ResponderEliminarYo lo he sufrido y he llegado a la conclusión de que algun burócrata desocupado y no muy viajado, ha inventado ese "sistema" de peaje para reducir el turismo.
Al margen de lo anterior, os recomiendo Portugal, por su historia, sus parajes, sus monumentos, su gastronimia y sus gentes amables corteses y educados. Ojo tambien a los conductores, daigual coches, furgonetas, camiones o autocares; circulan bastante peor que los españoles, Que ya es decir. Hay que ir con mucho, mucho cuidado por sus carreteras.