Caramulo
Este nombre categórico denomina en el distrito de Viseu la Serra Do Caramulo. Nuestro destino es la localidad, que da nombre a la sierra, y que se encuentra colgado de su ladera oeste.
Con el atractivo de pasar un par de días de relax en esta zona, y visitar un afamado museo de vehículos antiguos que hay en la localidad, ponemos rumbo a Portugal. La última visita la zona de Viseu fue en el año 2004, cuando Portugal era “el estadio de Europa” -se iba a jugar la Eurocopa-, mucho han mejorado las carreteras desde entonces.
Av. Carvalho Araujo –Vila Real
Las difíciles carreteras portuguesas han dejado paso a una autovías modernas –de gran anchura-, que nos llevan en fuertes subidas y bajadas, y a través de enormes viaductos, de un monte a otro.
De un tirón –largo, cerca de tres horas desde León- nos plantamos en Vila Real, la capital de “Tras Os Montes”.
Aprovechamos para recorrer durante horas las calles del centro, con algunos comercios antiguos muy curiosos, varias casonas e iglesias.
Las viejas tiendas portuguesas tienen su encanto. Lástima que muchas poblaciones ya están invadidas por tiendas con artículos baratos chinos.
En un antiguo establecimiento nos llevamos unas botellas de Oporto y moscatel de Favaios. Casa Antonio Luis, 150 años. Doy fe de que la instalación tenía, por lo menos, esa antigüedad. Sin preguntarnos envolvió las botellas en varias hojas de periódico y las preparó para el viaje.
En el norte los precios siguen siendo buenos –muy buenos, diría- y en las cafeterías y restaurantes volvemos a encontrar precios que ya dábamos por olvidados; cafés, refrescos y cervezas por menos de 1 €, precios en céntimos que aquí ya hace años que no existen.
El recorrido acaba con un paseo hasta la zona ajardinada que hay detrás del cementerio, desde el hay unas bonitas vistas del entorno de Vila Real. Situado en una atalaya desde la que se domina el valle cercano.
Poco más de 100 Km. nos quedan hasta Caramulo. Desde Vila Real hasta Lamego disfrutamos de los montes llenos de viñas. Un paisaje de gran belleza, plagado de viñas, olivos, pueblecitos y bodegas subidos en las laderas.
Estamos en la zona del Alto Douro Vinhateiro, paisaje monumental -declarada patrimonio mundial-, y la región vinícola reglamentada más antigua del mundo.
Sin problemas, salvo que en el ultimo tramo, una vez que se abandona la autovía en Viseu, el resto del camino transcurre por carreteras de segundo orden. Nos habíamos confiado “ciegamente” al GPS, y por esas carreteras secundarias, reviradas y con mucha cuesta, nos llevó por un par de “atajos”. Vamos que nos metía por los pueblos y en vez de bordearlos con sus curvas de ida y vuelta, subimos directamente por alguna calle en la que casi no entraba el coche, y con un firme terrible. Creo que en 300 m. adelantábamos más de 1 km. Inolvidable la “Rua da Igreja”, –aquí picamos- y cogimos una curva cerrada que se transformo en una calle con un 15% –o más- de desnivel y enlosado desigual de piedra de 1,50 x 1.
Bruma en el amanecer de Caramulo
El hotel no tiene perdida, solo hay dos en la localidad, y causa una primera impresión muy buena. La estancia lo confirmaría y el Hotel Do Caramulo es altamente recomendable. Perfecto para pasar unos días –si vas buscando un lugar tranquilo-, con unas vistas impresionantes y buenas instalaciones. Incluido el Spa “Anima Corpus” y dos piscinas -cubierta y exterior-. Con el buen tiempo que nos acompaño lo disfrutamos a tope.
Enfrente, cruzando la carretera, se encuentra el Museo de Caramulo. Con una interesante colección de arte –entre otros obra de Dalí, Picasso, Grao Vasco y Viera da Silva-, una pequeña exposición de juguetes y un Museo de Automóviles Antiguos excelente, con gran prestigio por los vehículos que alberga y el estado de conservación de los mismos. La exposición de automóviles era uno de los atractivos del viaje y tendrá su entrada aparte.
El Museo de Caramulo visto desde el Hotel
Caramulo tuvo sanatorios para tuberculosos, y de todo el país vinieron, durante muchos años a respirar “a frescura dos ares”. Jerónimo de Lacerda creó en el el mayor sanatorio de la península ibérica. Sus hijos –Abel y Joao de Lacerda-, bisnietos, nietos e hijos de médico tuvieron en el arte y el automovilismo la pasión de su vida. A su impulso se deben las colecciones que hoy día se exponen.
Siguiendo la recomendación de otros viajeros comimos en el restaurante Montanha. Cocina regional en una casa rural con jardín y bar en la planta baja y restaurante en la 1ª planta. Hicimos los honores a las raciones interminables de cabrito de Caramulo (muy bueno), y al lomo de cerdo asado.
Cansados del viaje, disfrutamos el resto de la tarde del spa y la piscina exterior del hotel.
El paisaje desde el lado orientado al valle es impresionante. A 800 m. de altura, parece tener medio Portugal a sus pies.
El horizonte se pierde entre la calima de una tarde de verano y en la cercanía un valle verde salpicado de pueblos. Inabarcable paisaje que no nos cansamos de admirar.
Vistas del valle desde el hotel
Al caer la tarde nos damos una vuelta en coche por los alrededores. Llegamos en coche hasta el pie del Caramulinho, la mayor altura de la sierra con 1075 m., y como vemos que esta preparado para una fácil subida –con escaleras de piedra y barandillas incluidas-, emprendemos rumbo a la cima.
El Caramulinho. 1075 m. La mayor altura de la sierra
Una subida corta, pero cansada, que nos depara unos paisajes impresionantes del valle de Besteiros, disfrutamos de ellos hasta la puesta del sol. En unos minutos el azul dejó paso al naranja.
La sombra del Caramulinho, proyectándose a muchos km en el valle
Desde el mirador de la cima, vista del valle; la j….. escalera; y puesta de sol
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