martes, 27 de abril de 2010

La Vera y el valle del Jerte

Espectáculo natural

Cascada-1

Cascada del Caozo

Fin de semana largo, el 23 de Abril es fiesta en Castilla y León; así que nos vamos a recorrer una pequeña parte de la provincia de Cáceres: La comarca de la Vera y el valle del Jerte. Nos quedaron ganas de conocerlos en otros viajes –ya hace años- por Plasencia y Hervás. La primavera parece buena época –creo que la mejor- para disfrutar de la naturaleza y del agua que encontraremos en las incontables gargantas.

Desde León, seguimos la Ruta de la Plata hasta Plasencia. La mayor parte del recorrido por autovía (A-66); excepto el tramo Benavente-Zamora (50 km) y un viaducto que sigue en obras a la salida de Béjar.image

En Plasencia la Ex-203 nos llevará hasta Jarandilla de la Vera, donde habíamos reservado estancia para el fin de semana en el hotel Mirador de la Portilla. A las afueras del pueblo y con vistas desde la terraza de la habitación a la garganta Jaranda, colindante con el hotel, y a la sierra; aún con nieve en las crestas. El rumor incansable del agua seria el acompañante del fin de semana. El hotel es nuevo –1 año-, resultó cómodo y recomendable para recorrer la zona.

 Ciguena-2 A las 2 de la tarde del viernes ya estábamos instalados, nos acercamos a Jarandilla  con idea de estirar un poco las piernas y comer. En la oficina de turismo, recabamos información de la comarca, y tras un breve paseo por la zona antigua comemos en el Parador. Aprovechamos la propuesta gastronómica “El  Arte Breve de Cocina” para probar un menú degustación que recorre la gastronomía de la zona donde se ubica el Parador. El resultado no fue muy bueno, el menú no pasó de regular-cuestión de gustos-, pero lo peor fue la atención. Si cuando llegamos estaban ocupadas 2 o 3 mesas, al salir estaba prácticamente lleno… y seguían atendiendo el comedor dos personas. Imposible por muy buena voluntad que tuvieran. Tomar el café y conseguir la cuenta nos llevó un cuarto de hora.  Mala organización y peor imagen en un establecimiento de estas características.

Cuacos-1 Cuacos de Yuste

Durante el fin de semana recorrimos algunos pueblos anodinos –mejor no recordar su nombre-, otros Jarandilla-1 fascinantes, con antiguos cascos urbanos salpicados de casas centenarias –Valverde de la Vera, Jarandilla, Villanueva de la Vera o Cabezuela del Valle-; alguno histórico, como Cuacos de Yuste y el Monasterio que fue retiro del Emperador;  y uno espectacular –Garganta la Olla- por su situación en el valle, plagado de casas tradicionales y que cuenta hasta con un personaje de leyenda: La Serrana de Garganta:

En Garganta la Olla,

siete leguas de Plasencia,

habitaba una serrana,

alta, rubia y sandunguera.

Con vara y media de pecho,

cuarta y media de muñeca,

con una trenza en el pelo

que a los zancajos le llega…

Jarandilla de la Vera

Campo-1Pero, sobre todo, lo mejor nos lo ofrecía la naturaleza, con la primavera recién estrenada.

Llegamos a tiempo para ver cerezos en flor, en lFlorCerezo-1os pueblos más altos como Piornal, campos alfombrados de flores, y agua, mucho agua. 

La comarca esta plagada de gargantas donde el agua ha hecho su trabajo y encontramos piscinas naturales y pilones –pozas naturales formadas en el granito-; tobogán gigante  donde salta el agua, como los que vemos en la ruta  de la Garganta de los Infiernos.

No faltan las cascadas, se adivinan en los montes, y algunas tan accesibles como la del Caozo, bonita y de fácil acceso, apenas 100 metros desde la carretera.

Cuartos-1  Del patinazo gastronómico en el Parador nos Ciguena-1repusimos sobradamente en un restaurante de mal nombre y buena fama –Puta Parió-. Lo descubrimos el viernes para la cena y sería el lugar habitual donde acudimos a recuperar la “presencia de ánimo” tras las largas caminatas. Alguna –por el monte-, dura para los que no estamos acostumbrados.

Situado en el centro de Jarandilla (Calle Pizarro, nº 8), muy cerca del Ayuntamiento, ocupa un edificio que habitó el mayordomo de Carlos V –Luis de Quijada- durante su estancia en el Castillo de los Condes de Oropesa. En él se encontraba la bodega de Pedro Acedo, reconocida por el vino que producía.

El vino de pitarra, el magro ibérico, el picadillo,  el cuchifrito  y el embutido que allí preparaban propició nuestro diario restablecimiento. Damos fe.

_MG_8084Tranquilos paseos por los pueblos, donde huimos de las tiendas turísticas y encontramos algunas de las de toda la vida, donde compran los lugareños. Buen lugar para una breve conversación con algún habitante del pueblo, siempre amables, y llevarnos unos productos de la tierra, que aunque se pueden comprar en otros sitios, traídos de allí parece que tienen otro sabor.

El “botín” fue creciendo a lo largo del viaje y el pimentón comprado en Jaraíz (Caballo de Oros), se fue completando con el vino de pitarra,  licor de cereza, patés ibéricos, los excelentes quesos de cabra extremeños (en aceite y al pimentón),  mermeladas de cerezas y frutos rojos. Hacen más llevadero el regreso.

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