Texturas urbanas: Salamanca
No fue posible acceder a “Las Llaves de la Ciudad”, pero Salamanca tiene otras puertas siempre abiertas para los que nos gusta acercarnos a esta bonita ciudad, y a la vida que parecen derrochar sus calles.
En su inigualable Plaza Mayor nos encontramos con la XVI Feria de Libro Antiguo y de Ocasión, donde más de 20 librerías de toda España nos ofrecen -hasta el 9 de Noviembre- libros antiguos y modernos a precios interesantes.
Un par de veces recorrimos las animadas casetas durante el fin de semana y aprovechamos para hacernos con dos guías -de arte y arquitectura- de Paris y la Toscana Italiana.
Restos editoriales, gastados libros antiguos, nuestros cuentos de los años 70 y algunos anteriores, viejos ejemplares de La Codorniz, clásicos en lujosas ediciones o en ediciones de bolsillo. Clientes que se afanan en buscar ese título que persiguen hace años. Avidos lectores que cargan literatura que les durará hasta la próxima feria. Una señora se interesa por el precio de media docena de antiguos tomos encuadernados en verde botella, por antiguos son caros y busca algo más barato en el mismo tono... son para completar la decoración de su salón..., de todo un poco.
Se complementa con una carpa en el centro de la
Plaza que acoge la exposición “Más Cuento que Calleja” donde nos encontramos innumerables y antiguas publicaciones (cuentos, juegos didácticos, etc) editados por la Editorial Calleja.
Así como una aproximación a ese personaje que fue
Saturnino Calleja, que en los primeros años de 1900 supo aplicar avanzadas técnicas de marketing que posibilitaron el acceso de la mayor parte de la población a estos libros ilustrados. Bonita exposición que nos traerá algunos recuerdos de libros y juegos que recordabamos haber visto de pequeños.
Nuestro paseo continua hasta el Colegio Fonseca (o Colegio de los Irlandeses), joya del plateresco.
La entrada cercada por cadenas -lo que significa que su iglesia era lugar de asilo-, y un magnífico patio de dos alturas con arcadas.
El colegio, actual residencia universitaria para profesores, alberga el
Restaurante Fonseca, que -aconsejablemente- previa reserva (teléfono 923 260 270) está abierto a todos los visitantes.
En ese artístico entorno es posible comer a la carta (alrededor de 30€), o acceder al menú; que a un increible precio de 8€ para la comida y 6,80€ para la cena; ofrecen diariamente. En ambos casos el servicio y la atención está muy por encima del precio. Así que aprovechamos la visita para reservar la comida del domingo. Excelente lugar, atendido con un profesionalidad que se echa de menos en muchos sitios; y en un entorno que pocos establecimientos superan.
Algo que me atrae de Salamanca es pasear de noche por sus calles, tan distintas al ambiente diurno. La piedra levemente iluminada. En muchas de ellas solo escucharas tus pasos. No renuncio a recorrerlas en ese ambiente cada vez que voy.
El frescor de la noche lo mitigamos con visitas a los muchos bares de tapas que hay. El paseo y la cena van juntos. Imprescindibles y con solera algunos de ellos, como El Bambú -siempre lleno- y que destaca por las tapas que te preparan a la brasa con leña de encina.
El Cervantes -en una esquina de la Plaza Mayor-, mesón antiguo, situado en un primer piso al que se accede por unas gastadas y empinadas escaleras de madera; muy estrechas -esto último puede ser de agradecer, según el estado del que las baja-; acompañamos la bebida con tipos de tortilla y patatas con huevos y bacón.
Sus mesas con vistas a la Plaza, son el mejor lugar para descansar un buen rato y seguir tomándole el pulso a la ciudad.
En el Mater Asturias -saliendo de la Plaza por la calle Concejo-, dos "culines" de sidra y una tapa (cazuelita de chorizo a la sidra, tortilla con jamón y queso, al cabrales, y un largo etc) se tomán por el modico precio de 2€. Son los inventores de la "visa-culín", ingenioso sistema para expender sidra con una tarjeta de plástico "recargable".
El Rincón de Sebas, al final de la calle San Pablo -en la Plaza de los Dominicos-, un agradable bar "de toda la vida" con excelentes tapas caseras, donde la bomba de patata picante, la tostada de pulpo o el bacalao con tomate son los que mandan.
Los sugerentes nombres de las antiguas casas y palacios rotulados en sus fachadas de piedra.
Calles con mil historias y leyendas.
Libreros, Pozo Amarillo, Tentenecio, Plaza del Corrillo, Calle del Expolio (de nombre reciente, pero significativo; en ella esta el polémico Archivo General) .
La Casa Lis con su refulgentes vidrieras verdes. Especie de permanentes fuegos artificiales que se recortan contra la oscuridad del cielo o la Catedral, según el angulo desde el que la veamos.
Museo único de Art Decó y Art Nouveau de visita imprescindible, con sus colecciones de muñecas, vidro, joyas y otros objetos decorativos. (
Aquí su página oficial)
Solitarias calles de la parte trasera de La Catedral, donde solo oimos a los pajaros y palomas que buscan su acomodo nocturno. La relativa soledad de la fachada de su Universidad, es igual la hora, pues siempre hay algún visitante buscando la rana con todo su empeño...
Los escaparates de las tiendas de comestibles y souvenirs, que parecen querer competir con la iluminación de los monumentos salmantinos, en un inutil intento de que alguién se fije en ellos a estas horas... en las que despreciamos los jamones de pata negra y los hornazos.
Pues el que más y el que menos ya viene de visitar los "santuarios" de la tapa que nos ofrece Salamanca.
Tranquilidad en las calles que rodean a la Plaza Mayor, con sus tiendas de toda la vida -pocas, pero algunas quedan- rota por un vaso que se estrella contra el asfalto. Algunos jovenes todavía tienen que tomarle la medida a la vida y a la bebida. Durante unas horas, otros con más prisa, van a vivir la ciudad a su manera. Es la hora de irnos a dormir.
Grandes recuerdos tengo de Salamanca.
ResponderEliminarLo pasé en grande en esa ciudad.
¡Qué ganas de acudir a Salamanca!
ResponderEliminar¿Será posible que aún no conozca esa maravilla? Es un gustazo leer tus últimas entradas. ¡Gracias!
Tony:
ResponderEliminarQue harías tú por Salamanca, que veo que te tira la zona.:).
Olissipo:
Cualquier momento es bueno, un fín de semana o un puente de los que se acerca. Mejor en época universitaria que en verano; que el ambiente es muy distinto.
Saludos a los dos
Salamanca enamora, te lo dice un servidor, salmantino y que vive en ella.
ResponderEliminarElo-cocina:
ResponderEliminarUn lujo de ciudad, ahora que voy con frecuencia, entre más la visito más me gusta.
Gracias por la visita y dedicar un poco de tiempo a dejar un comentario.
Sigo habitualmente tu magnífico blog y te felicito por lo que aportas a los aficionados al tema gastronómico.
Saludos y nos seguiremos viendo.
Carlos