“Llegué, vila y vencila, y hícela estar queda y a raya…” (Cervantes)
La Giralda desde la Puerta del Perdón
“Hagamos una iglesia que los que la vieren labrada nos tengan por locos”, dice la creencia popular que manifestaron los canónigos de Sevilla en 1401. Así comenzó la historia de la Catedral más grande del mundo cristiano, levantada sobre los terrenos de la antigua mezquita de la ciudad.
Gigantesca obra rematada por La Giralda, torre campanario que es el edificio más representativo 
de Sevilla.
Levantada sobre el alminar almohade de la antigua mezquita de Sevilla, construida en el siglo XII, al que corresponden los dos tercios inferiores de la torre, 51 metros aproximadamente.
El resto, hasta los 101 m., es añadido cristiano, a modo de campanario, y en él se albergan las 24 campanas de la Catedral.
Vista desde la calle Placentines
El remate de la misma es una estatua que representa la victoria de la Fe; el triunfo del cristianismo sobre el mundo musulmán. Su capacidad de girar según la dirección del viento hizo el fuera denominada popularmente como Giralda, deviniendo en Giraldillo cuando la denominación de Giralda se impuso como referencia a la propia torre.
La torre es de grandes dimensiones, incluso interiores, no hay escalones y se asciende subiendo 35 rampas que hacen posible hacerlo a caballo, como dejaron constancia varios personajes de su historia. Esto hace que la estatua de bronce parezca pequeña, pero sorprenden sus medidas y peso. La figura tiene unos 4 metros de altura y 130 kilos de peso.
La emblemática Giralda ha tenido –como no podía ser de otra manera- muchos usos a lo largo de su historia: fue vivienda para el alcaide de la torre y los campaneros, granero a finales del siglo XVI, atalaya defensiva de la ciudad, torre horaria hacia 1400 cuando se instaló un reloj en la misma.
Algunas de sus funciones han perdurado en el tiempo: sigue siendo veleta y teniendo uso religioso, en sus inicios como alminar o minarete donde el almuédano realizaba la llamada a la oración, y posteriormente como campanario cristiano.
La Giralda desde la Plaza de la Virgen de los Reyes
Figura histórica y literaria; al Giraldillo hace referencia Cervantes en el Quijote, -Parte II, capítulo XIV. Donde se prosigue la aventura del caballero del Bosque-, con estas palabras:
“…Una vez me mandó que fuese a desafiar a aquella famosa giganta de Sevilla llamada la Giralda, que es tan valiente y fuerte como hecha de bronce, y sin mudarse de un lugar es la más movible y voltaria muger del mundo. Llegué, vila y vencila, y hícela estar queda y a raya, porque en más de una semana no soplaron sino vientos nortes.”
La Giralda. Desde el callejón de la Judería a el Patio de Banderas. Abajo calle Sta. Cruz. 
Una escapada desde la costa onubense, aprovechando que ya ha pasado el sofocante calor del verano, para recorrer el centro histórico de Sevilla. Contrasta con el ambiente del litoral, donde el turismo afloja y se respira tranquilidad.
Sevilla es un hervidero de gente. La zona monumental llena de turistas. Recorren con sus guías las calles y plazuelas, pasean en calesa, abarrotan las terrazas del barrio de Santa Cruz.
El recorrido nos deja buenas imágenes, desde mil sitios, de la famosa Giralda. Es visible desde gran parte de la ciudad y no resistimos la tentación de traerlas de recuerdo y así, conocer un poco de su historia.
La Giralda. Detalle desde el Patio de Banderas
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