Tardes de verano

Atardecer en la playa de Isla Antilla

 Unos días de desconexión, por segundo año, en la playa de Isla Antilla (Huelva). Mediados de Junio, con una temperatura más propia de los meses fuertes del verano, y con la ventaja –para mi gusto- de menos gente. Kilométrica playa para pasear solamente acompañado del ruido de las olas y una suave brisa.

Comenzamos al atardecer un largo paseo por la playa, hasta entrada la noche. El sol comienza a bajar y el bullicio de “la playa de Sevilla” deja paso a una larga hilera de caminantes que recorremos el interminable arenal.

A esta hora, terminado el largo turno de los “domingueros”, vemos como en breve espacio de tiempo va cambiando la fauna que deambula por la arena. Los primeros en aparecer son unos modernos buscadores de oro, que con su detector de metales y atentos a los sonidos del invento rastrean con gran meticulosidad las zonas de la playa de mayor ocupación.

Desconozco el alcance de los “tesoros” que diariamente pueden encontrar, pero un rato entretenido si que pasan…

 

El sol comienza a caer, el cielo y el Atlántico son todo un espectáculo durante algunos minutos.

Baja la luz, y una suave bruma aparece a lo largo de la línea de costa.

En unos minutos desaparecerá; y con ella, la mayor parte de  paseantes.

A esta hora el mar es de plomo, y las olas papel de plata sobre la arena.

 

 

 

 

A lo lejos, se empiezan a ver las primeras luces. Buena hora para la pesca y pasar unas horas muertas.

Sin quitar ojo a la punta de la caña, que la tensión o el movimiento de la misma avisa de una posible captura.

Oscurece y las sombras se adueñan de la playa. Tranquilidad absoluta. El sol se ha quedado hasta mañana  en el chiringuito “Rogelio II”. Tal vez esperando a la luna. Acostumbrado a madrugar lo encontraremos a la hora de siempre.

Es noche cerrada, y con esta vista de la costa, que nos acompañó durante una semana, acaba otro día más de la vacaciones. Siempre tan cortas…