R@y Tomlinson
Me sorprende, gratamente, la noticia de que Ray Tomlinson ha sido uno de los premiados con el Príncipe de Asturias de Investigación; con Martín Cooper que dirigió el desarrollo del primer teléfono móvil.
Leo la noticia en una de los diarios electrónicos de más difusión –noticia en El Mundo- con agrado, pues recientemente había buscado información sobre este hombre y leído el contenido de su pagina web –el enlace en su nombre- donde relata diversos aspectos de la época en los años 7o, en los que trabajando en un encargo para Arpanet desarrolló el primer software de correo electrónico.
La noticia, de un modo simplista, presentan a Ray como el “inventor” de la arroba, y los comentarios que provoca causan estupor. A una gran mayoría, para no extenderme, esto les parece una gran gilipollez.
Se han quedado en la anécdota y los comentarios que emiten solo pretenden ofender o denigrar a los premiados. Pretensión que no pueden lograr por la carga de ignorancia que tras ellos subyace.
El merecido premio reconoce, casi 40 años después, la importancia del software que en otoño del año 1971 desarrolló Ray Tomlinson -ingeniero eléctrico formado en el MIT- llamado SNDMSG, y con el que envió el que se considera primer correo electrónico de la historia.
Muchas veces le han preguntado cual era el contenido del mismo. Ray no lo recuerda, solo que eran una serie de pulsaciones de teclas; probablemente, dice: QWERTYUIOP o algo similar (corresponden a las teclas de la primera línea alfabética). Estas pruebas no recorrían grandes distancias, pues se enviaban entro dos ordenadores que estaban uno al lado de otro, eso sí, utilizando la red de comunicaciones de ARPANET.
Una vez depurado el programa, y conforme con su funcionamiento, el primer mensaje –que él así considera- anunciaba a sus compañeros la disponibilidad del correo en la red y las instrucciones para utilizarlo.
Durante su desarrollo estableció el empleo del símbolo @ (at en inglés), para resolver el problema del formato de direcciones que se iba a utilizar. La @ separa la parte correspondiente al nombre del usuario del nombre del servidor.
El símbolo @ no planteaba ningún conflicto, ya que no se hallaba presente ni en los nombres de las personas, empresas, o equipos informáticos. Hoy no sé si se podrá seguir diciendo lo mismo…
El correo electrónico fue decisivo en el desarrollo de Internet y durante décadas el servicio más usado. Sencillo, rápido y eficiente, -casi a terminado con las cartas en papel- millones de correos son enviados cada día y la arroba se convirtió en el símbolo de la era digital.
Indudable impulsor de la técnica a finales del siglo XX, que como los creadores de la web Berners Lee y Robert Caillau rozan el anonimato. Contribuyentes natos que no han obtenido nada a cambio -apenas el reconocimiento de una minoría-, pues los creadores de la web o del email no ejecutaron patentes ni derechos de autor (tan de moda).
Aquí, mientras nos calamos la boina, apretamos la faja, y tentamos la garrota, esperando “el próximo acontecimiento planetario”, se les niega el más simple reconocimiento sobre unos avances técnicos que suponen un cambio en la vida y el modo de comunicarse, relacionarse o trabajar de millones de personas. Y nos sobra gracia para descojonarnos. De hecho el invento que se imputa a Ray Tomlinson se nos escapó por los pelos –o mejor dicho por una letra-, pues el “@rroba España” convivió con más de una generación.
Prefiero el espíritu francés, con una leyenda inmortal grabada en la piedra del Phanteón: “A los grandes hombres, la patria agradecida”
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