Con las botas puestas
Joan, como el gran campeón que era, rodando en La Bañeza
A Joan Garriga le cabe el honor de ser uno de los protagonistas de la era de oro del motociclismo español moderno.
Su disputa, en 1988, con Sito Pons por el título Mundial de 250 cc inició una nueva era en nuestro motociclismo. Por primera vez vimos ganar el mundial a uno de los nuestros en una cilindrada superior a los 125 cc. El inolvidable Santi Herrero había estado muy cerca, pero su carrera –y su vida- acabó en el peligroso TT de la isla de Man.
Garriga y Sito lograron el primer doblete, algo a lo que hoy casi nos hemos acostumbrados, pero entonces era todo un acontecimiento. Su lucha por el título llevo a millones de espectadores ante las pantallas de la TV para seguir las pruebas del mundial. Emoción al límite, en cada prueba ganaba uno distinto y la lucha llegó hasta la última, en Brasil. La afición se dividía entre los Garriguistas y los Sitistas, dos caracteres, dos formas de pilotar, de entender la moto y la vida completamente distintos.
Joan Garriga era un “pistolero” de la moto, si lo adelantaban buscaba el momento de volver a pasar a su rival, nunca se conformaba con hacer resultados y mirar la calculadora. Especialmente dotado para pilotar una moto, de carácter impetuoso y abierto; contrastaba con el de Sito Pons; mucho más reservado, calculador y metódico. En nada se parecían; eran el agua y el fuego.
En 1988 mantuvieron una rivalidad al límite, se evitaban hasta tal punto que varias fotografías de la época en las que aparecen juntos eran montajes, donde primero había que fotografiar a uno y luego al otro porque no accedían a reunirse. La vida los llevo por caminos muy distintos y estos últimos años demostraron que aunque fueron rivales a muerte en el circuito, se respetaban y apreciaban fuera de él. Un gesto que los engrandece a los dos.
Las motos de Garriga, en el GP de La Bañeza del año 2010
Joan Garriga lucho en la vida por lo que era su afición. De familia modesta, llegó tarde al mundo de la moto y durante años trabajo en diversos empleos para poder costearse competir. Retirado de la moto la vida le condujo por terrenos mucho más sinuosos y bacheados que los que encontró en los circuitos. En su físico llevaba escrito el problema que tenía con las drogas.
Fue un lujo verlo en el 51 GP de La Bañeza (2010), rodar por las calles con una dos y medio y con la tremenda Suzuki 500 del equipo Nava Olio Fiat (comentaba en una entrevista que no podía pasar de primera, no había sitio para la potencia de la moto). Su mono blanco y rojo de Ducados es parte de nuestra historia motera.
Los que le conocían siempre temieron el complicado final que podría llegar a tener Joan. El mismo lo decía en una entrevista: “Esto no puede acabar bien…”.
La última pirueta del destino hizo que un hombre aparentemente destinado a terminar a lomos del “caballo” lo hiciera a lomos de su gran pasión; una moto. Un accidente sufrido la tarde del lunes lo dejó con lesiones que no ha podido superar. Joan Garriga se fue con las botas puestas, quedando para siempre en la memoria de los aficionados a la moto.
Joan Garriga - (Barcelona 29/03/1963 -27/08/2015)
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