La Ciudad Imperial
Toledo, vista desde la ronda del Valle
El Viernes Santo hacemos una escapada a Toledo, desde Madrid. Ya hace unos años que no pasamos por la antigua sede de de la Corte de Carlos I, hoy atractivo turístico de primera por el patrimonio que atesora.
Un corto viaje de 45 minutos por la, hoy, solitaria autovía y nos plantamos en Toledo. Como llegamos pronto dejamos el coche en el parking libre de Safont, ya casi lleno. Desde aquí, al lado de la estación de autobuses es muy fácil llegar al centro, bien por las cercanas escaleras mecánicas que te llevan a la plaza de Zocodover; o caminando un poco, subiendo la cuesta hasta la Puerta de Bisagra.
Llegando a la Puerta de Bisagra
Como vamos despejados y descansados, optamos por caminar para entrar por la “puerta grande”. La Puerta de Bisagra, acceso monumental a la ciudad antigua, levantada por los musulmanes, y de cuya época se conservan restos en el segundo cuerpo, visto por el lado interior.
“El monumental cuerpo exterior está formado por un arco de triunfo de sillares almohadillados, coronado por un enorme escudo imperial de la ciudad, con su inconfundible águila bicéfala y flanqueado por dos grandes torreones semicirculares de mampostería con las figuras de dos reyes sedentes, símbolo del buen gobierno del escudo medieval.
El cuerpo interior es de arco de medio punto flanqueado por torreones cuadrados coronados por chapiteles de cerámica, en una de cuyas caras aparece el escudo imperial de Carlos V, y ajedrezado en otras.”
Puerta de Bisagra, por el interior
En la fachada interior de la Puerta de Bisagra Vicente de Quismondo grabó en una placa de cerámica vidriada las palabras que Cervantes dedicó a Toledo en “Los trabajos de Persiles y Segismunda”
“¡Oh peñascosa pesadumbre, gloria de España y luz de sus ciudades, en cuyo seno han estado guardadas por infinitos siglos las reliquias de los valientes godos para volver a resucitar su muerta gloria y a ser claro espejo y depósito de católicas ceremonias! ¡Salve, pues, oh ciudad santa, y da lugar que en ti le tengan estos que venimos a verte!”
Callejeamos sin rumbo, disfrutando del incomparable casco antiguo Toledano. Recorriendo las encantadoras calles y plazas que encontramos sin buscarlas.
Typical Spanish, no falta en Toledo
Sin prisa subimos hasta la parte alta, buscando el Alcázar. Tengo interés en visitar el Museo que alberga; no he tenido ocasión en otras visitas… y esta vez tampoco será. La cola para entrar sale por el exterior del edificio, así que lo dejamos para otra ocasión. Está a un paso de Madrid y dejamos el Museo del Ejercito para otro día, con más calma y menos turismo. A estas horas la ciudad empieza a estar atiborrada de visitantes, como nosotros, de vacaciones en Semana Santa.
Cambiamos nuestro planes, nos vamos a ver, esta sí, una vez más la Iglesia de Santo Tomé. Hay gente, pero no tanta como en el Alcázar y tras unos minutos de espera accedemos a la pequeña capilla que alberga el Entierro del Conde de Orgaz (El Greco). Por el módico precio de 2,50 € puedes ver la obra más famosa de El Greco.
Nos hacemos hueco en primera fila y pasamos un buen rato contemplando el histórico cuadro. En el interior no se puede fotografiar.
Casa-Museo de El Greco
Nos vamos hasta el Museo de El Greco, que tampoco hubo ocasión de conocerlo en anteriores visitas a la ciudad.
El museo fue impulsado por el Marqués de Vega-Inclán, mecenas de la primera mitad del siglo XX, en una época en la que se pensaba que el pintor había podido residir en este edificio o en sus alrededores. La Casa-Museo reconstruye el ambiente de época. Está ubicado sobre los cimientos de una casa del siglo VI y un palacio renacentista.
Vista de los jardines, desde la casa de El Greco
Interesante reconstrucción de como sería una vivienda en la época del pintor. Bonito patio interior y jardines. Precio de la entrada al museo: 3 €.
El Museo da la oportunidad de ver un Apostolado completo de El Greco. Algunos de los apóstoles parecen estar realizados con cierta prisa e indeterminación, otro como San Pedro, destacan por la precisión y definición que muestra la pintura.
Interior, Casa-Museo El Greco
Aquí también se encuentra la “Vista y plano de Toledo”, obra meticulosa que recoge como era Toledo en 1608.
No menos interesante es contemplar los dos retratos de Diego de Covarrubias, uno elaborado por Sanchez Coello y el otro obra de El Greco a partir del anterior. La comparación entre ellos deja a la vista del espectador la diferente técnica pictórica de los dos maestros.
Hora de comer (si encontramos donde, viendo como están las calles). Nos vamos hasta la Plaza de la Magdalena, para hacer un intento en uno de los bares de toda la vida de Toledo. El Ludeña
Clásica taberna frecuentada por locales y viajeros. Tiene una agradable terraza en el patio que comparte con otros establecimientos. Con el día que hace será imposible fuera, pero nos dicen que en un cuarto de hora tendremos sitio dentro.
Una caña y la correspondiente tapa nos entretiene en la barra hasta que llega el turno. En el pequeño y antiguo comedor – apenas 8 mesas- tomamos asiento y nos disponemos a probar el plato que le da fama al Ludeña: las carcamusas. Guiso de magro de cerdo con tomate, guisantes y un poco picante. Esta bueno, como el resto de raciones que nos metemos entre pecho y espalda. Bar con ambiente auténtico –ya es difícil en Toledo- y oferta recomendable.
Manzanas con caramelo, hace muchos años que no las veía…
Oficios típicamente toledanos. Cuchillerías…
…cerámica…
Helado en mano, callejeamos por las abarrotadas calles toledanas. Los comercios turísticos están abiertos a cualquier hora. Así que lo mismo puedes comprar cerámica, que un par de espadas o una armadura de temporada. Las tiendas de damasquinados están repletas de japoneses…
“Se puede ver trabajar”, reza en la fachada azulejada de un establecimiento toledano.
La verdad es que como no cambien pronto las cosas, la frase acabará siendo de anuncio. Lo cotidiano convertido en excepcional, para muchos sin elección posible.
Buscamos la sombra por las estrechas calles con encanto del casco histórico. Toledo es una ciudad para pasearla.
Llegamos hasta la Catedral. Animado el entorno del gigantesco templo. Nos quedamos un buen rato contemplándola y haciendo fotos.
Catedral de Toledo
Vista de la torre y la puerta de los Leones
Ultima hora de la tarde, antes de regresar a Madrid, no queremos irnos sin llevarnos el recuerdo de la vista más bonita de Toledo. Desde la ronda del Valle que circunvala la ciudad, y el entorno del Parador, hay innumerables miradores desde los que captar una imagen única de Toledo.
Bordeando el Tajo, agradable paseo con excepcionales vistas de Toledo
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