Paisaje Quijotesco
Hacemos un alto en el camino de regreso del viaje a Granada. Cruzando La Mancha abandonamos la autovía A-4 para recorrer los 8 km que nos separan de Consuegra. Llegamos al mediodía de una calurosa mañana del mes de septiembre, con el termómetro por encima de los 30º.
Cruzamos el pueblo sin detenernos, siguiendo las indicaciones que nos llevan hacia el Castillo y los molinos de viento que dominan la localidad.
Nos detenemos al pie del Castillo de la Muela para observar el alucinante paisaje de la estepa Manchega y la línea de molinos de viento.
Parece ser que la fortaleza data de tiempos de Almanzor y ha sido testigo de algunos hechos históricos, como la muerte de D. Diego Rodríguez –hijo del Cid Campeador- en la batalla de Consuegra (1097).
“Molinos con japoneses”
Tiramos las primeras fotos, haciendo tiempo para que el autobús de japoneses termine de acribillar los molinos con sus maquinas de ultima generación y subimos caminando hasta lo alto del cerro, disfrutando de la soledad del paisaje.
A un lado, Consuegra; al otro, la inmensidad de La Mancha
Paisaje Manchego
Pero lo que venimos buscando es la estampa de los molinos de viento que se alinean en lo alto del Cerro Calderico.
En el siglo XVI se construyeron 13 molinos de los que se conservan 12. Aquí siguen, bautizados con sugerentes nombres: Bolero, que alberga la oficina de turismo; Mambrino, Sancho, Mochilas, Cardeño, Vista Alegre, Alcancía, Chispas, Rucio, Caballero del Verde Gabán, Espartero y Clavileño.
Consuegra, vista desde el pie del molino “Espartero”
Rucio y “Caballero del Verde Gabán”
Cae el sol a plomo sobre este lugar de La Mancha… de cuyo nombre si nos acordamos. Es fácil comprender como a Don Quijote se le fundieron los sesos hasta ver gigantes donde había molinos. El paisaje es la pura estampa del episodio en el que Alonso Quijano se enfrenta a los molinos.
Consuegra me hace remontarme a los tiempos del colegio. Siempre fue un nombre familiar, aunque tarde unos cuantos años en saber la ubicación concreta de la localidad toledana.
El maestro D. Rogelio –natural de Consuegra- lo mismo utilizaba su pueblo para impulsarnos a resolver complicados problemas matemáticos; o como tema principal de un dictado… Para nosotros Consuegra era un lugar ignoto, con muchos entuertos que desfacer.
Los molinos manchegos siempre merecen una visita....
ResponderEliminarGracias por mostrárnoslos.
Gelu.
Hola, Gelu:
ResponderEliminarPues si, es un paisaje interesante que bien merece al alto y desvió en el camino. Muchas veces por pereza pasamos cerca sin detenernos.
Saludos y gracias por comentar,