Siglos de esplendor
Sala de las Doce Columnas. Tumbas Saadies. Marrakech.
Muy cerca de una la puerta Bab Agnaou encontramos uno de las principales atracciones de la ciudad: Las Tumbas Saadies. Dedicamos una mañana para visitar las Tumbas, Bab Agnaou y el Palació de la Bahía, en la zona sur de Marrakech.
Minarete de la mezquita de la Kasba. Detalle desde los jardines.
Permanecieron ocultas durante siglos, anexas a la mezquita de la Kasba. Redescubiertas en 1917 por los franceses, durante los vuelos de reconocimiento de la ciudad, son uno de los monumentos más visitados de Marrakech.
Acceso al mausoleo principal
Un estrecho pasillo nos lleva a una zona ajardinada, rodeada por las murallas. Una pequeña fila de visitantes espera su turno para llegar a primera línea de las puertas que permiten ver los recintos con los enterramientos.
Jardines de las Tumbas Saadies
El origen de las tumbas se remonta a la época de la dinastía Saadie (1524-1659). El sultán Ahmed Al Mansour hizo construir sobre la tumba de su padre el Mausóleo de Lalla Messauoda. Posteriormente se realizó la sala más importante y llamativa por su decoración: La Sala de las Doce Columnas.
La caída de la dinastía Saadi llevó a la destrucción de sus palacios y al intento de borrar cualquier referencia. Se libraron las tumbas, seguramente por superstición, que fueron ocultadas entre muros. Así permanecieron hasta los primeros años de 1900.
Primera sala del Mausoleo de Al Mansour. Tumbas Saadies
La salas se ven desde las puertas de acceso, no es posible recorrer el interior. Una corta espera y llegamos a la entrada de la Sala de las Doce Columnas. La estrecha entrada apenas permite la visibilidad a dos personas.
Sala de las Doce Columnas. En el centro la tumba de Al Mansour
Ricamente decorada, las paredes con azulejos esmaltados y los muros recubiertos de estucos. Doce columnas de mármol de Carrara soportan la techumbre de madera de cedro y relieves de oro. La suave iluminación realza la belleza del lugar.
Vista de la Sala de las Doce Columnas. A la derecha, mausoleo de Lalla Massaouda
En mitad del recinto ajardinado, separado del mausoleo principal se encuentra el de Lalla Massaouda, madre de Al Mansour. Decorado de forma más sencilla, con el sarcófago situado en el centro.
En los jardines que rodean las tumbas se encuentran más de 170 enterramientos. Corresponden a sirvientes, consejeros y soldados al servicio de los Saadies.
No lleva mucho tiempo ver las tumbas, hay que ser considerados con los viajeros que hacen cola, después de ver las salas principales pasamos un buen rato recorriendo los jardines y viendo los enterramientos exteriores. Desde aquí nos vamos al cercano Palacio de la Bahía.
PALACIO DE LA BAHÍA
Ahmed ben Moussa, Gran Visir del Sultán Abdelaziz, hizo construir a finales del siglo XIX este gran palacio. Más de 10 años emplearon en finalizar las obras de una mansión que pretendía dejar huella imborrable, aquí trabajaron durante años los mejores artesanos del país.
Palacio de la Bahía. Una muestra de la decoración en los patios.
Residencia particular del Gran Visir, con más de 150 habitaciones que dan a diversos patios y jardines. Aquí residía con 4 esposas y 24 concubinas. Con estas cifras es imposible que la historia pueda acabar bien…
Detalle de uno de los techos policromados
La decoración de las techumbres es impresionante, pero por desgracia poco queda del pasado esplendor que a buen seguro hubo en sus estancias. A la muerte del Gran Visir, el propio Sultán, esposas y concubinas desvalijaron todas y cada una de las estancias. Como ya vimos, eran muchas y no quedo ni rastro de la riqueza que atesoraba.
La entrada del Palacio resulta anodina. Situado muy cerca del zoco de las especias, una puerta da acceso a la taquilla en una descuidada zona que alguna vez debió de ser ajardinada. Un sendero de gravilla nos lleva hasta la entrada del Palacio.
Comenzamos por uno de los muchos patios del palacio. El frescor de los naranjos, la sombra y el bonito trabajo de las techumbres –al milímetro- invitan a tomar asiento y quedarse a disfrutar del lugar. La decoración es realmente sorprendente.
Acceso a uno de los patios del Palacio de la Bahía
“Trabajo fino” en el Palacio de la Bahía
El recorrido transcurre por –aproximadamente- un tercio del Palacio, el resto es propiedad privada de la familia real. El complejo ocupa 8 hectáreas.
Se suceden los patios y las salas. Sin prisa se puede disfrutar de la increíble filigrana que decora los arcos, los mosaicos que cubren las paredes y el trabajo de las puertas de madera –puro arte-.
Puertas en el Palacio de la Bahía
Uno de los patios
Salas del Palacio de la Bahía
En las salas interiores se conservan coloridos techos de madera de cedro pintada. Perfectamente conservados son el mayor atractivo del interior.
Detalles de la decoración de los techos
Las Tumbas Saadies, el Palacio Bahía, la Madraza Ben Yousef y el Museo de Marrakech son los cuatro monumentos visitables con más atractivo para el viajero que llega a Marrakech. Merece la pena recorrerlos y conocer parte del esplendor cultural atesorado desde hace siglos.
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