Por los viñedos de la Ribeira Sacra
Paisaje, a los pies de Castro Caldelas
La mañana del domingo hacemos una de las rutas más agradables para la vista en la Ribeira Sacra. Entre Monforte y Castro Caldelas hay oportunidad de contemplar un buen paisaje. Las dos localidades tienen atractivo sobrado para el viajero que recorra estos parajes.
En Monforte encontramos edificios históricos que merece la pena conocer. El gran colegio de Nuestra Señora de la Antigua –El Escorial de Galicia-. Construcción herreriana de impresionantes dimensiones con una interesante colección de pintura.
Nuestra Sra. de la Antigua. Detalles de la fachada.
No en vano la población fue cuna de una de las familias nobles más importantes de España. El VI Conde de Lemos llegó a detentar el cargo de Virrey de Nápoles, y fue mecenas de Góngora, Cervantes, Quevedo y Lope de Vega. Actualmente el Condado de Lemos forma parte de la Casa de Alba.
El rio Cabe, a su paso por Monforte, desde el Puente Viejo
En su paso por Italia reunió importantes obras de arte que acabaron en su localidad natal. Varias obras de El Greco y pinturas atribuidas al taller de Andrea del Sarto. Queda una réplica de la más importante que hubo en la localidad: La Adoración de los Reyes -Van der Goes-, vendida en 1913 a un museo alemán. Hace unos años tuvimos ocasión de verla en Berlín. Venta controvertida que sirvió –con el millón doscientas mil pesetas de la época- para finalizar las obras del Colegio.
San Vicente do Pino, la mejor atalaya para ver Monforte y sus alrededores
Dominando la localidad encontramos el Palacio Condal y el Monasterio de San Vicente do Pino. Parte de estos edificios albergan el Parador de Turismo, considerado uno de los más bonitos de España.
Claustro del monasterio, al que dan las habitaciones del Parador
En la parte antigua de la ciudad el Puente Viejo comunica el Convento de la Clarisas, donde se puede ver un importante Museo de Arte Sacro, con la entrada a la zona comercial del casco histórico.
Vistas de Monforte desde el Monasterio de San Vicente
Abandonamos Monforte por la LU-903 dirección a Castro Caldelas. Unos kilómetros de rectas para comenzar la subida que nos llevará hasta Doade; donde se inicia la bajada hacia el Sil acompañados por un paisaje que invita a parar mil veces.
El corto trayecto de 4 km.,desde el alto dominado por la bodega Regina Viarium hasta el puente que cruza el Sil, nos lleva a la ribera Orensana es una sucesión de curvas entre bancadas de viñedos.
Denominada como “viticultura heroica”, aquí se aprecia el porqué del nombre. Viñedos de vértigo se distribuyen sobre terrazas y bancales en un espacio imposible para salvar la pendiente del terreno.
Por fuerza el trabajo ha de ser manual, solo unos carriles metálicos se descuelgan por el viñedo para ayudar al transporte de las cajas.
El trabajo necesita una mezcla de hombres mitad agricultores, mitad acróbatas.
En el mirador, no falta el homenaje a las mujeres de la vendimia
A medio camino un buen mirador hacia las viñas y buena parte del Sil. Es un lujo descender y caminar por el viñedo con semejante paisaje.
Miles de viñas se descuelgan hasta las orillas del Sil
Nos detenemos unas cuantas veces antes de llegar a la zona del embarcadero, en el lado lucense del puente.
Uno de los barcos turísticos está finalizando el recorrido, apenas 8 o 10 viajeros se acomodan en la parte superior, disfrutando del día y del entorno.
Barco turístico, en la orilla lucense
Seguimos viaje, para cruzar al otro lado del puente, donde comienza una leve subida que unos kilómetros más adelante se ira acentuando.
El embarcadero y el Sil, desde el lado orensano
Abajo, fachada de la Bodega Ponte da Boga
Al inicio del recorrido por la orilla orensana encontramos la bodega Ponte da Boga. Descubrí sus vinos en el primer viaje que hicimos a la Ribeira Sacra. Entramos en la bodega y catamos media docena de vinos. Buen mencía del 2011 y, recién embotelladla, la cosecha del 2012. Nos ofrecen un excelente vino de autor, elaborado en edición limitada, con mezcla de variedades históricas –Brancellao, Merenzao y Sousón- y la moderna mencía.
Vemos las instalaciones, con grandes y modernos depósitos de acero. Actualmente, la bodega es propiedad del grupo Estrella Galicia. Seguimos viaje acompañados por el tintineo del Ponte da Boga en el maletero.
A medida que subimos el paisaje se va abriendo, Castro Caldelas esta situado a buena altura –723 m- dominando un monte, Las vistas son muy buenas. No nos detenemos más, queremos llegar a comer y se hace tarde.
El castillo domina Castro Caldelas
Aparcamos en la plaza y vamos de cabeza al bar que anuncia la venta de Bica Amanteigada Rubio. El dulce típico Caldelao está que se sale, hay pocas cosas mejores para acompañar un café o chocolate.
El recuerdo más dulce de Castro Caldelas: Bica Amanteigada
Se va llenando el maletero; un par de bicas se hacen sitio al lado del vino… de la empanada de chipirones, y de los dulces de coco descubiertos a primera hora de la mañana en un horno de pan Monfortino. Los mejores “souvenirs” gallegos.
Calles de Castro Caldelas
Vamos a la Pousada Vicente Risco. La casa donde vivió el ilustre escritor gallego es un negocio familiar donde pernoctar y comer como en casa. Tenemos buen recuerdo de la primera estancia en la Ribeira Sacra hace unos años, aquí nos hospedamos y comimos como jabatos. El paseo por las cuidadas calles del casco antiguo lo dejamos para la sobremesa.
El pequeño local esta lleno. Hay suerte, apenas tenemos tiempo de saborear un ribeiro fresco antes de tener libre una mesa. Comemos viendo el recital de Alonso en la F1 en Barcelona.
El casco histórico, en envidiable estado de conservación
Con un paseo por el casco histórico de Castro Caldelas, visita al castillo incluida, completamos las primeras horas de la tarde. La localidad está perfectamente cuidada, para mí, una de las más bonitas de la Ribeira.
Desde el castillo, un paisaje inabarcable
El caserío, desde las murallas
En las praderas que rodean la fortaleza
Siempre resulta agradable recorrer sus calles empedradas, descubrir rincones con vistas magnificas a los montes cercanos, admirar algunas casonas de piedra que encontramos a nuestro paso y subir a las murallas del castillo.
El castillo es su monumento más emblemático. Se visita gratuitamente y el patio de armas está abierto durante todo el día.
Los corredores de madera nos llevan a las estancias palaciegas en que fue transformado.
Estuvo habitado hasta el siglo XIX por un miembro de la Casa de Alba, a la que pertenece, si bien su gestión está cedida al Ayuntamiento de la localidad.
En las salas un museo etnográfico recoge objetos cotidianos y modos de vida de la comarca. Desde los torreones panorámicas infinitas de la comarca.
Con el “ojo de pez” nos llevamos estos recuerdos
A media tarde damos por finalizado el paseo y dejamos Castro Candelas. Todavía hay tiempo para serpentear por las estrechas carreteras hasta algunos de los miradores de la zona de Parada do Sil.
En el video, un pequeño resumen en imágenes del recorrido durante el fin de semana.
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