Imágenes de Marrakech
Plaza de las Especias
Las semanita en Marrakech nos permitió llevarnos muchas imágenes de la vida cotidiana de la ciudad. Hubo tiempo para recorrer los lugares más turísticos, y también zonas donde no había ni rastro de viajeros. En las últimas encontramos los mayores contrastes.
Algunas de las mejores quedaron solo en nuestra retina. Recuerdo la moto con dos docenas de pollos muertos colgando, o el interior de los mercados donde hay animales vivos. Lo chocante que resultan para nosotros sus pescaderías y carnicerías.
…los dos del fondo se dan cuenta del encuadre de la foto; ya tenemos el lio montado…
El vendedor de fruta desapareció sutilmente, una vez advertido
En algunos de estos comercios, situados en el zoco o zonas turísticas, hay carteles advirtiendo de la prohibición de fotografiarlos… en otros, donde solo nos encontramos a los locales comprando, había que echarle algo más que valor para sacar una cámara réflex y empezar a tirar fotos. No son amigos de los retratos, unido a la facilidad innata que tienen para observarte y controlar lo que haces. En los ambientes donde imperaban los marroquíes nuestra “raza” y aspecto nos delata a muchos metros de distancia. Más de una vez observamos como se advertirán entre ellos que estábamos haciendo fotos y evitaban situarse en el encuadre.
El Gza. Por las mañanas un concurrido y sorprendente mercado local invade esta calle
Recorrimos calles que a por las mañanas se transformaban en vibrantes mercados para la población local. Siempre sorprendidos por la variedad de oficios y mercancías que componen la oferta. Diminutos y destartalados comercios rebosantes de alimentos o cacharros. Carne, pescado, frutas y verduras, especias, frutos secos, pinchos recién cocinados, cazuelas humeantes de las que salían sopas inidentificables…
Cualquier lugar abierto de la Medina parece bueno para montar los puestos. Algunos tan curiosos como estos de verduras.
Siempre con calma, aquí las prisas son malas
Invadiendo las estrechas calles cercanas a la plaza donde se de sitúa la mayoría del mercado.
El ordenado desorden de la calles comerciales
Especias, pieles, lana, ungüentos…
En la zona de los zocos, a las 10 de la mañana comienza la actividad. Colocan la mercancía, limpian con agua su parte de la calle…, y a leer el periódico esperando la clientela.
Comienza la actividad en el zoco de los plateros
No falta el Fnaq Bereber. Libros y guías turísticas.
Las calles de la Medina se abren a estrechos callejones donde apenas nos atrevemos a entrar
La Medina, un mundo de contrastes. A cada paso imágenes sorprendentes.
En la zona norte de la plaza de la Jemaa El Fna, por la Rue Mouassine, encontramos unos cuantos foundouks.
Patio de un Foundouk en Marrakech
Antiguas casas con patios porticados. Lugar de parada de las caravanas. En ellas se alojaban camellos y comerciantes que llegaban a Marrakech transportando su mercancía por el desierto. En su mayoría se han reconvertido en centros artesanales y sus espacios están ocupados por pintores, artesanos del cuero, etc. Merece la pena entrar en los que uno encuentra a su paso y observar su arquitectura.
En Marrakech unas cuantas y atractivas plazas. Una de las más famosas, la de los Ferblantiers (trabajadores del “hierro blanco”, hojalateros o latoneros)- colindante con las murallas del Palacio Badí con las torres plagadas de cigüeñas.
En los talleres que rodean la plaza se afanan en fabricar lámparas, faroles, bandejas y otros objetos metálicos. Mientras la recorremos se oye el típico ruido que producen al golpear el latón.
Plaza de los Ferblantiers
Una de las más turísticas es la plaza de las Especias. Situada en medio de los zocos tiene un ambiente tranquilo donde la mayoría de los visitantes acudimos a pasar un buen rato. Era una de las zonas del zoco que se recorría con más tranquilidad. Hay tantos turistas que los comerciantes no resultan tan pesados e insistentes, un poco como lo que ocurre en la Jemaa. Hasta entablamos conversación con alguno de ellos sin que nos diera la paliza.
En la plaza dos buenos lugares para descansar, comer algo y ver el ambiente. El Rahba Kedima y el Café des Épices (a la derecha en la foto).
Desde sus balcones y diminuta terraza se pueden obtener buenas imágenes.
En el centro de la plaza predominan los puestos que venden sombreros, gorros y artículos de mimbre.
Plaza de las Especias
Típicas cestas de mimbre, abajo hierbas diversas
…hierbas diversas
…y los cacharros para cocinar el tajine
…Si hay una plaza no pueden faltar los carritos y motocarros que hacen el transporte por las calles de la Medina.
Uno de los mejores lugares para relajarse del ambiente de la Medina. El Café Árabe – Rué Mouassine-, refugio de turistas. Salas lujosas con ambiente árabe y buenos sofás donde descansar saboreando un buen cocktail.
Desde las terrazas vistas de la Koutoubia y los destartalados tejados de la Medina. Hay bebidas alcohólicas, su clientela es mayoritariamente extranjera.
La Medina se abre a la ciudad a través de 19 puertas. Una de las joyas artísticas de Marrakech es la puerta de Bab Agnaou (valga la redundancia; Bab significa puerta).
Construida en el siglo XII se utilizaba para exponer los cuerpos y cabezas de los ajusticiados.
Es la única decorada con piedra. Tiene un color característico producido por el gris azulado de la piedra y el ocre rojizo de la arena.
Bab Agnaou, puerta de los Gnawa
Situada en la zona sur de la Medina da acceso a algunos de lo smonumentos más importantes como las tumbas Saadies y el palacio Badí.
Fuera de la Medina encontramos un Marrakech diferente, mucho más parecido en los usos y costumbres a las ciudades occidentales.
En la parte exterior de la muralla vemos a muchos marroquíes esperando a los clientes que soliciten sus habilidades profesionales.
Se colocan con unos metros de separación unos de otros; esperan pacientemente que demanden sus servicios. Siempre con la pequeña moto o la bicicleta, y en lugar bien visible las herramientas características del oficio que desempeñan.
Así, es fácil identificar al fontanero, al alicatador con la cortadora expuesta, o al albañil que coloca la paleta y la llana en lugar bien visible.
La gran mezquita de la Koutoubia y la tumba de Lalla Zohra son zona de paso hacia la ciudad nueva.
La ancha y larga avenida de Mohamed V nos lleva hacia el Marrakech moderno.
A los lados zonas ajardinadas hasta la plaza de la Libertad.
Entre esta y la plaza del 16 de Noviembre se extiende el centro nuevo de Marrakech.
Encontramos los comercios y restaurantes que hay en la mayoría de ciudades europeas. Incluidas las tiendas que venden “replicas” de ropa y accesorios de grandes marcas comerciales. Una zona de edificios anodinos dedicados a los negocios y comercios que se diferencia muy poco de otras que ya conocemos.
Aquí los occidentales pasamos desapercibidos y no existe esa presión sobre el turista que hay en el interior de la Medina.
En la Plaza de la Libertad se concentra el comercio internacional
Entre los modernos edificios no faltan la mezquita
La terraza del Gran Café de la Poste es buen lugar para tomar el pulso al ambiente de la zona nueva. Está frecuentado mayoritariamente por turistas europeos, que como nosotros, hacen un alto en el camino recorriendo la zona de Gueliz. En el interior una bonita decoración de tipo colonial, pero el calor nos invita a disfrutar de la terraza.
Un detalle; con la nota de la consumición la tarjeta y una postal del antiguo Café de la Poste
En el Café de la Poste si nos atrevimos con el zumo de naranja
Después de unas horas en la ciudad nueva echamos de menos que nadie nos aborde, o el regateo en los comercios. Aquí solo con los vendedores ambulantes. Regresamos a la Medina con el mono de sumergirnos en ese ambientillo canalla que hay en su interior.
De vuelta a la Medina
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