Logroño: Calle del Laurel

Tapeo Riojano

Calle del Laurel, a la hora del tapeo estará de boto en bote. A la derecha el clásico Bar Soriano

Acaban las navidades y pasamos un fin de semana en Logroño. Apenas conocemos la capital de La Rioja, muchas veces lugar de paso en desplazamientos veraniegos que aprovechamos para hacer escala en otras localidades próximas como Nájera, Santo Domingo de la Calzada o Haro, pero solo una vez nos detuvimos en Logroño.

Así que vamos a aprovechar un fin de semana invernal para recorrer el casco antiguo de la ciudad con la imprescindible visita a la zona de tapeo en la calles del Laurel y San Juan.

Hotel Marqués de Vallejo, en el casco antiguo

Como alojamiento elegimos el hotel Marques de Vallejo, principalmente por su situación. En el casco viejo de la ciudad. A la derecha –literalmente a la vuelta de la esquina- la calle San Juan; a la izquierda –dos bocacalles más allá- la calle del Laurel, así que estamos en el centro de la “senda de los elefantes”.

Situado en un edificio antiguo, reformado por dentro. Decoración moderna,  a dos pasos de la antigua Rúa de las Tiendas (Calle Portales), arteria de la ciudad antes de su expansión. Recomendable para los viajeros que quieran disfrutar del casco antiguo, siempre lo tendrás a un paso para recuperar la presencia de animo.

Llegamos a Logroño ya pasada la hora de comer. Con suerte aparcamos en la cercana plaza del Doctor Zubía, regulada por la ORA, y nos olvidamos del coche hasta la partida. Aprovechamos la proximidad de la C/ San Juan, para tomar unos vinos y tapas antes de que cierren. Son más de las 3, ya queda poca gente, y nos vamos a descansar. Anocheciendo nos daremos un buen paseo por el casco antiguo, incluida la zona de vinos – a esa hora dormida- que dejo para otra entrada. Bonito paseo nocturno por muchas calles peatonales.

Dos imágenes de la “senda de los elefantes”, noche del sábado, antes de la hora punta

Se acerca la hora de cenar y comenzamos nuestro recorrido por la zona de la calle del Laurel y aledañas. Los bares van tomando vida y sorprende la variedad de pinchos y tapas que ofrecen.  De todos los estilos y para todos los gustos. Lugar imprescindible si te acercas a Logroño; hay que sumergirse en esta calle, apenas 200 m. y más de 60 bares. Aquí, debería proclamarse el ”litro cuadrado” como unidad básica de superficie.

Establecimientos clásicos y modernos, con una especialidad o infinidad de variedades –la mayoría excelentes-. Creo que los leoneses sabemos algo del tema del tapeo, acostumbrados a nuestros bares que dan con la consumición una tapa gratis, de buen tamaño y, en muchos casos, producto cocinado –nada de aceitunas y cacahuetes-; así que somos exigentes.

En Logroño las tapas se cobran aparte. No me parecieron caras teniendo en cuenta que algunas necesitan cierta elaboración. El precio de consumición y tapa, entre 1,70 y 3,50€, dependiendo del vino o cerveza que tomes.

Algunos bares son imprescindibles. Vamos, como ir a Santiago y no visitar al Apóstol. Uno de ellos:

El SORIANO.

Antiguo, es el paradigma de un bar de tapas. El que pretenda dedicarse al negocio, que pase en él media hora, seguramente cambie sus ideas.

Situado en un local  pequeño –no más de 7x4-, tal vez exagero.

Decoración, poca, años 70 –autentica, por supuesto-.

Barra metálica –acero- de fácil limpieza y mantenimiento.

Servilleteros del mismo año que la barra, a 20 cm por encima de ella, fijados por una varilla metálica.

Surtido de bebidas y licores –lo justo- en unas baldas con superficie de 2x2 –como mucho-, así que la oferta se cuenta con los dedos de las manos.

Aquí se viene a beber vino, cerveza y poco más.

Tapas para elegir: hay champiñones y……..champiñones.

En el extremo de la barra, al fondo del local, un camarero se dedica a dar el último toque de plancha al género, lo maneja por cajas.

La tapa: rebanada de pan, 3 champiñones pinchados en un palillo, rematados por una gamba y el toque de una poción mágica que lo hace especial. 

El bar, a tope.

Los clientes….como los champiñones en la caja; bien juntitos y apretados.

Pedimos la bebida; se me olvido pedir los champiñones –nos los pusieron igual-. 

Unos minutos –pocos- degustándolos y;  ¿Cuánto es?... 3,40... Que pase el siguiente.

El secreto: Buena tapa, buen producto, buen precio y buena atención. Así de fácil. Merece la pena verlo.

LAS QUEJAS

C/ Albronoz, 8. En una de las calles laterales. Local grande, con mesas y taburetes para sentarse un ratito. Muy buena la especialidad:  bocatita de jamón, setas a la plancha y queso fundido. Uno de los que más nos gustó.

LA FONTANA

En el mogollón de la calle Laurel. Bar reciente, de nuevo diseño, local grande y amplio, algo que se agradece con las apreturas que hay por la zona.

Una gran barra llena te tapas, tanta variedad que resulta difícil decidirse. Las probaríamos todas. Lo elegimos por las mesas altas donde puedes sentarte y recuperarte del marathon-wine que supone recorrer esta calle.

Los muy jod... que la diseñaron insertaron en el adoquinado una senda que va dando eses de un bar a otro. Por algo lo hicieron, ;)

LORENZO

Un clásico. Ambiente juvenil, van a llenar el estomago con una tapa contundente: el "Tio Agus". Bocadillo  de carne adobada, tipo pincho moruno,  con salsa "secreto de la casa".

Aquí catamos el ultimo pincho y Rioja, acabamos de pasar las fiestas navideñas y no hay que hacer excesos, el cuerpo se resiente.

Nos quedamos con ganas de probar la oreja rebozada en EL PERCHAS; los rotos de LOS ROTOS (como suena), panecillos redondos rellenos de setas, bacalao, gulas... a gusto del consumidos y acompañados de huevos y patatas.

Con tanta variedad la tablet nos echo una mano. Hay una web oficial de la calle (http://callelaurel.org/), en ella una pequeña guía en PDF, y buscador de tapas por diversa temática. Muy útil para elegir establecimiento y pincho según nuestras preferencias entre la lista interminable de especialidades: Matrimonios, zapatillas, cojonudos, zorropito, morritos, wonderbra…por los menos para los 3 o 4 primeros, luego, lo mismo da una cosa que otra.