Diarios de una Bultaco: Les Baux de Provenza (Francia)

400 habitantes vs. 40.000 turistas

Castillo de Les Baux. Richelieu ordenó desmontarlo en 1632

Regresamos a nuestro alojamiento en Mausssane desde Avignon –día 7 de Agosto-, aprovechamos la tarde para acercarnos al famoso pueblo de Les Baux. Durante estos días pasamos unas cuantas veces a su lado, sin detenernos, pues está situado entre Maussane y St. Remy, apenas a 4 Km. del primero, antes de comenzar la subida a las colinas de Les Alpilles.

Les Baux es uno de los destinos más conocidos de la Provenza. Localidad medieval en lo alto de las colinas, vigilando las canteras de bauxita abandonadas. En este lugar escarpado y abrupto Berthier descubrió un mineral –en 1821- que fue bautizado con el nombre de bauxita en honor a su origen.

Muchos pueblecitos provenzales son como un imán para el turismo, había leído que Les Baux se lleva la palma. Atraídos por el paisaje, los restos de la fortaleza medieval que corona el risco, la cercanía al encantador St Remy, y las referencias que a Les Baux han hecho escritores y artistas, miles de turistas invaden todos los días la pequeña localidad.

Retornamos desde Avignon, y pasado St. Remy, la carretera D5 que nos lleva hasta Maussane señaliza el desvío hacia Les Baux. Ya se divisan los restos del castillo en lo alto del risco y hacia él vamos rodeados por el agradable paisaje de Les Alpilles.

Son cerca de las 6 de la tarde y circulamos prácticamente solos hacia Les Baux, muy distinto es el trasiego que hay por la mañana, cuando cientos de coches y decenas de autobuses turísticos toman el pueblo.

Llegamos a unos 500 m. de Les Baux y nos vamos haciendo a la idea de como funciona el tema. Si en otros pueblos encontrábamos aparcamientos disuasorios para que los visitantes dejemos el coche a las afueras de la localidad, aquí, directamente, han pintado en los últimos 500 m. de carretera las correspondientes rayas azules e instalado los oportunos parquímetros. A esta hora todavía hay muchas plazas ocupadas. Precio: 5 €; tarifa única para unos minutos o todo el día. Es un gran negocio, no descarto que en el futuro, en vez de construir con piedra lo hagan con mármol.

Como hasta la entrada del pueblo queda una “ligera” subidita y me da lo mismo caminar 500 m. que 550, retrocedo un poco y aparco en el arcén de la carretera, unos metros antes de donde comienza la zona limitada; de momento es gratis.

Subimos paseando hasta Les Baux, disfrutando del paisaje –hay que reconocer que es bonito-. Las zarzas de moras que crecen en la cuneta ya casi están a punto.

Al llegar a la entrada de la localidad vemos que hay una buena explanada para aparcar coches y autobuses (siempre previo pago); la entrada al pueblo está cerrada por una barrera automática que deja libre el acceso si tienes la correspondiente tarjeta magnética.

Veo como un compatriota intenta salir, pero no puede abrir la barrera. Se ha colado detrás de otro vehículo y cuando ha visto el panorama ha dado la vuelta. En las calles superestrechas está prohibido dejar ningún vehículo. La “copiloto” le ayuda calentándole la cabeza: “ya te dije que no entraras…”, “ahora haber que hacemos…”

Les Baux es todo cuesta arriba. Calles y casas de piedra que se confunden con la roca de la montaña. Trepamos por la calle principal, son más de las 6 de la tarde y esto es un circo turístico.

A uno y otro lado pequeñas tiendas de “artesanía” –no sé de dónde, nada tiene aspecto de ser original de la Provenza- y demás comercios típicos para las hordas de turistas. Por las mañanas y fines de semana esto debe ser Disneylandia en piedra.

Subimos paseando hasta el castillo, se puede visitar sus restos, pero he leído recomendaciones que solo merece la pena si se tiene un gran interés en las construcciones medievales. Así que nos limitamos a pasear por sus calles y ver el bonito paisaje que ofrecen varios miradores naturales. A nuestros pies el valle plagado de viñas y olivos, la zona es productora de buen aceite.

Para añadir atractivo a la visita hay una exposición de fotografía con temática glamourosa: el viaje que hasta aquí realizó la princesa de Mónaco –Grace Kelly, acompañada de su hijo Alberto- durante el verano de 1982. En un recinto al aire libre la vemos retratada con las fuerzas vivas de la localidad. Bueno, creo que con las vivas y no tan vivas, se debió de fotografiar con todo el pueblo, son apenas 400 habitantes. En verano elevados a la enésima potencia.

Huimos –dentro de lo posible, Les Baux es pequeño- de las calles más concurrida y nos perdemos por algunos rincones y callejones estrechos. Sobre nosotros siempre los restos del castillo, dominando la peña.

En la parte alta, al pie de las murallas hay un hotel. Me sorprende un poco, tengo la tarde negativa. No se quien se puede alojar en Les Baux durante más de 1 día ¿ ?.

Su atractivo –que lo tiene- se limita a recorrerlo en unas horas, comercios y restaurantes son 100% turísticos; calles en cuesta y empedrado irregular no son lo más cómodo para pasear, sin contar con que sobran turistas a mansalva –a las 7 de la tarde sigue habiendo demasiados-; el coche estará lejos a la fuerza –es peatonal-. Solo encuentro una explicación: tiene que ser bonito de noche, cuando no haya nadie en sus calles.

Veo entrar en el hotel a una pareja joven con un niño en silla de bebe. No entiendo nada.

Rematamos la visita disfrutando de las enormes vistas que hay desde varias partes de pueblo que encaramado en una roca nos regaló un puro atardecer de la Provenza.

A pesar de su fama Les Baux no es uno de los pueblos provenzales que llevaremos grabados en nuestra retina. Situado en un bonito paisaje -al que seguro no hacen justicia las imágenes que acompaño-, con calles y edificaciones de piedra bien conservadas, rematado por las ruinas de un castillo medieval, nos causó una impresión similar a San Gimignano (Italia), salvando las distancias.

Los dos defraudaron nuestras expectativas por la tremenda presión que soportan. De los dos me llevé la impresión de estar recorriendo un circo turístico al que solo faltaba un aviso en la entrada: Abierto de 8 a 21.

1.800.000 turistas acuden a Les Baux cada año, de media. Repartidos entre los 365 días, el resultado es una localidad de 400 habitantes que recibe 5000 visitantes diarios. Como hay días de mucho y vísperas de nada imagínate lo que puedes encontrar en verano; quedas advertido.

MAPA DE SITUACION