The Wallace Collection
Una mañana, después de unas compras en Oxford Street, caminamos hacia el norte y recorremos las calles de Marylebone. Tiene pinta de típico barrio londinense acomodado –o al menos así me lo imagine- con muchas tiendas de ropa y otros comercios minoristas. Pocos coches y poca gente, ambiente tranquilo que se agradece y aprecia después de unas horas en la jungla de la Oxford.
Algunos locales de comida rápida, de los que huimos, y en Marylebone Lane encontramos el típico pub con mucha madera –The Coach Makers- donde reponer fuerzas con la caña reglamentaria y comida inglesa antes de recorrer a fondo la zona.
Vamos hacia la arteria principal, la Marylebone High Street. Tiendas pequeñas pero selectas. Comercios especializados en ropa de casa, quesos franceses –en La Fromagerie-, chocolate y una magnifica librería, Daunt Books, especializada en libros de viajes. Dicen que la mejor de Londres.
Bonita y cuidada librería, con aspecto antiguo en un local de dos plantas, estanterías de madera y luz natural que entra por su galería.
Buscamos nuestro destino en este barrio londinense; la Wallace Collectión. Para mí desconocida, pero Ana la había visto en las guías y llevaba anotada su ubicación por si era posible visitarla.
El cuarto marqués de Hertford fue el que adquirió la mayor parte de estas obras, entre 1843 y 1870. Su historia dice que pagó, a menudo, precios muy altos por las obras. La colección fue donada al estado por la esposa de su hijo, Sir Richard Wallace, en lo que se ha considerado una de las donaciones más importantes hechas por un particular a un Estado.
Llegó a ser la mayor colección privada del mundo. En una casa Victoriana se muestran pinturas, muebles, relojes, objetos decorativos y una gran colección de armas. Está ultima recorrida a vuelapluma, cerraban el museo. Gran parte de las obras expuestas corresponden a artistas franceses de los siglos XVII y XVIII, y se debe a que el marqués de Hertford tenía su residencia en París.
El museo es un bonito y clásico edificio, con un patio central acristalado en el que hay situada una cafetería con terraza cubierta, un excelente entorno para descansar y proseguir el recorrido.
Eclipsada por la National Gallery o el Tate alberga impresionantes obras maestras de primer orden. Rubens, Rembrandt, Murillo, Tiziano, Canaletto, Velazquez, Gainsborough o Fragonard son solo alguno de los nombres que se exponen. Los salones que las contienen no se quedan atrás. Fue todo un descubrimiento y pasamos la mayor parte de la tarde recorriendo el museo, a las cinco cerraban.
Al salir, encontramos en la Spanish Place una de las pocas iglesias católicas que vimos, es la iglesia de St James’s, aunque también se conoce con este mismo nombre -Spanish Place-. Aprovechamos para una rápida visita, en ella algunos símbolos y escudos recuerdan la vinculación que tuvo con la corona española.
Como era la primera vez que estábamos en Londres nos vamos rumbo a Buckingham, no se puede estar una semana en Londres sin ver el Palacio de Su Graciosa Majestad.
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