51 años corriendo tras un sueño
El próximo fin de semana –21 y 22 de Agosto- veremos una nueva edición del G.P. de Velocidad de La Bañeza. Carrera histórica –por no decir prehistórica- que se celebra en el único trazado urbano de renombre que queda en España.
El año pasado se llegó a su cincuentenario; ya tiene merito. Merito doble por parte del Motoclub Bañezano que sigue organizándola con la misma ilusión, y porque es capaz de mantener el prestigio de una prueba –en el año 2010, siglo XXI- en la que jóvenes pilotos, entre ellos futuros campeones, se sienten atraídos por correr en un circuito urbano con máquinas de gran premio de 125 cc., auténticos cohetes que han sido diseñados para circuitos permanentes.
Los aficionados valoramos el arrojo y valentía de estos pilotos que se atreven a volar con ellas por las calles de La Bañeza, entre bordillos, farolas y paredes.
Por La Bañeza han pilotado ilustres figuras del motociclismo español. En los primero años Cauca o el salmantino “Cachorro” –su colección de motos se puede ver en el Museo de la Automoción de Salamanca-, más tarde llegaron los “ilustres” con la época de Nieto, Grau; después Aspar y “Champi” Herreros.
Trazado urbano de La Bañeza (M.C. Bañezano)
Son los más destacados de la larga lista de pilotos que han conocido sus calles, durante muchos años adoquinadas. Desde finales de los 80 se ha ido apagando el “relumbrón” de los pilotos que venían. Como no podía ser de otra manera, el motociclismo también se iba profesionalizando y las incipientes figuras no querían saber nada de estos peligrosos circuitos. Postura razonable, todos los que subimos en una moto sabemos lo que uno se juega entre bordillos y farolas. Pilotos como Sito Pons, Garriga, Crivillé y la larga lista que sigue detrás, ya no contemplaban la posibilidad de jugarse su carrera en un circuito callejero.
Indudablemente contribuyó la aparición de nuevos circuitos, poco a poco España se fue llenando de trazados permanentes –más o menos importantes- donde competir con los medios que corresponden.
Jerez, Valencia, Barcelona, Albacete, Cartagena, Almería… una larga lista que se ha completado con el Motorland de Aragón –donde se correrá una de las últimas pruebas del mundial-.
Este último surge al calor de la tradición de Alcañiz, con una afición al motor que guarda mucha similitud con La Bañeza; también se disputaban carreras urbanas y han sabido canalizar ese tirón para acabar construyendo un gran circuito.
Solo hay que pichar aquí y ver la cantidad de eventos que se programan en un año. Grandes Premios, campeonatos nacionales y regionales, carreras de copas monomarca, tandas para aficionados en coche y moto o cursos de conducción. En resumen, oportunidad de negocio y muchos puestos de trabajo alrededor de un mundo que mueve dinero y tecnología. Competir o darse el capricho de rodar en moto o coche en un circuito nunca ha sido barato.
Aquí, en cambio, los inútiles que todos conocemos llevan años prometiendo lo que ya no van poder cumplir, han dejado pasar los años de bonanza económica y el proyecto del circuito no avanzó cuando debía hacerlo. Alguno de estos catetos incompetentes aparecerá a la hora de la entrega de premios, el caso es salir en la foto.
El circuito era el revulsivo económico para una comarca y una provincia que van a menos. La oportunidad de trabajo de muchos jóvenes para cambiar “la máquina” que pilotaron sus padres –vagonetas en la mina y tractores (algunos) en el campo- por alta tecnología de competición. Era la oportunidad para negocios y formación en investigación experimental que siempre surgen donde hay este tipo de instalaciones.
Segura y tristemente inviable nos tenemos que conformar con que se mantenga la carrera, y que cumpla 100 años aunque siga siendo por las calles. Tiene algo único que solo conservará en el trazado urbano: el encanto de las cosas intemporales.
Cae la tarde en la recta de meta, todo listo para la carrera
La afición y la leyenda de esta carrera urbana continua. Desde hace 51 años un buen puñado de pilotos –jóvenes y veteranos-, con motos de ultima generación que se suben por las paredes o clásicas que hacen retemblar el asfalto a pistonazos, vienen a La Bañeza. Por historia y tradición convencidos de que algún día será en un circuito permanente. Corren tras un sueño.
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