La Foto (Julio 09)

Lugares para volver: Buçaco

Un poco de orden en las fotos nunca viene mal. Repaso las de un viaje en el año 2003, en el que recorrimos la zona portuguesa de Coimbra y Aveiro, y vuelvo a recordar un lugar al que me apetece mucho volver con más tiempo.

Ya cerca de Coimbra, apenas 30 Km, nos desviamos levemente para llegar hasta el Bosque de Bussaco (Mata de Buçaco en portugués). Sierra de dilatada historia, curiosamente tapiada por los carmelitas en el siglo XVII y comunicado con el exterior por 3 puertas que se conservan. En esta sierra construyeron su monasterio y se dedicaron al cuidado del bosque, plantando innumerables especies; muchas de ellas exóticas. El recinto está salpicado de ermitas, utilizas para vivir en aislamiento.

En 1834 los carmelitas fueron obligados a abandonar el monasterio, y a comienzos del siglo XX el monasterio fue derribado y se comenzó la construcción de un pabellón de caza para la familia real portuguesa. Apenas se utilizo, aunque la leyenda le adjudica algún encuentro amoroso a Manuel II con una actriz francesa.

El edificio, de estilo neo-manuelino, luce una profusa decoración, en la que no faltan los azulejos, y –salvo que haya sido restaurado en estos años- ya pedía una pronta limpieza de la piedra. Como muchos otros lugares del país vecino, tiene ese aire decadente que nos sitúa en otra época, y que –particularmente- tanto me gusta.

Desde la II guerra mundial es un hotel de lujo, con un atractivo ambiente interior decorado con muebles de la época.

El frondoso bosque, plagado de caminos, es una maravilla botánica. Fuentes, arboles centenarios y especies exóticas cuidadas de manera excelente – el paseo de los helechos gigantes es una maravilla- nos acompañan durante el recorrido.

Lo recorrimos unas horas y el lugar da sobradamente para un fin de semana. Al lado esta Penacova, pueblo situado en una atalaya, que nos dejó el recuerdo de unas bonitas vistas sobre el Mondego. Y, no muy lejos, Caramulo, donde se encuentra uno de los mejores museos europeos de coches antiguos.

Terraza del Hotel Palace do Buçaco