Copenhague, fotos
Los paseos por Copenhague nos dejaron, en el recuerdo, y en la cámara, imágenes curiosas, contrastes, y el reflejo de la vida cotidiana de la ciudad.
Asombrosos contrates arquitectónicos, que nos impactan antes de poner el pie en tierras danesas. El primero con la visión desde el aire de la autopista que cruza el estrecho de Oredsun hundiéndose en el mar. Ingeniería de ciencia ficción.
En la ciudad modernos edificios de indudable belleza, en contraste con construcciones centenarias. Aquí quedan algunos de esos lugares, imprescindibles para el visitante que se acerca a conocer esta tranquila ciudad danesa.
El Diamante Negro –ampliación de la Royal Library-. Cristal y granito negro (Absolute Black) de Zimbabwe, pulido en Italia. Anexo moderno de la Biblioteca Real, establecida en un edificio de 1606, en una bonita y privilegiada ubicación en el Canal de Christianhanv.
No sólo es la mayor biblioteca de Escandinavia, sino un moderno centro cultural con salas de exposiciones, auditorio, librería, restaurante y una magnifica terraza al lado del canal. La fachada, ligeramente inclinada hacia el canal refleja la luz y el agua en un juego de destellos espectacular.
Al otro lado del canal modernos edificios de oficinas alineados con los antiguos almacenes del puerto de Copenhague. Al fondo nos encontramos el CPH Living, un hotel flotante para los que busquen un alojamiento diferente en el centro de Copenhague.
Estamos en la zona de Christianhanv, un islote en el centro de Copenhague rodeado por canales y donde se encuentran algunos de los edificios más interesantes. Una pequeña zona, apenas unas calles, que merece ser recorrida al detalle.
Gran parte de su superficie esta ocupada por los edificios y jardines del Christiansborg Slot (Palacio de Christiansborg) Antigua residencia real y hoy sede del Parlamento Danés. El Palacio está rodeado por otras dependencias, entre ellas las gigantescas caballerizas reales, que estaban en obras.
Muy cerca del Palacio, al borde de un canal, el llamativo edificio de la Bolsa, con su tejados verdes de cobre y la famosa torre formada por las colas entrelazadas de cuatro dragones.
-Edificio de la Bolsa
En la zona de la Stroget, y sus calles adyacentes, se concentran muchos de los puntos de interés para el viajero. Comenzando por la oferta comercial, donde nuestros euros valen muy poco al transformarlos a coronas danesas.
Al comienzo de la Stroget encontramos la curiosa tienda de pipas de Paul Hansen con más de 2000 tipos de pipas y 400 tipos de tabaco diferentes.
Paul Hansen, el paraíso de los aficionados a las pipas.
Dejamos la Stroget a nuestra derecha y nos acercamos hasta la Iglesia de Nuestra Señora, actual Catedral de Copenhague. De estilo neoclásico, es la sede de la diócesis luterana. En su interior, muy sobrio, destacan las la esculturas que realizó Thorvalsend, una serie que comprende las imágenes de Jesucristo y los doce apóstoles.
-Interior de la Catedral de Copenhague
Contigua a la Catedral, la fachada de la antigua Universidad de Copenhague
Nos vamos acercando a la Kobmagergade, animada calle peatonal repleta de comercios. Sus bocacalles ya nos dejan ver los cercanos jardines de Palacio de Rosenborg.
En esta calle veremos la Torre Redonda (Rundetaarn), que forma parte de la Iglesia de la Trinidad. Fue promovida por Christian IV, tal y como queda reflejado en la inscripción –junto con un jeroglífico- que la adornan. Fue el primer observatorio astronómico europeo, y sigue en funcionamiento; desde el año 1642.
La torre, a la que se accede directamente desde la calle, es accesible hasta su terraza superior subiendo por su original rampa en forma de caracol, de más de 200 metros de longitud, que da siete vueltas y media a la torre.
Como no podía ser de otra manera, algún personaje de la realeza subió por ella a caballo.
Desde lo alto hay una bonita vista de los tejados del antiguo Copenhague.
La última mañana en Copenhague la dedicamos a recorrer el entorno del canal de Christianshavn. Una zona tranquila donde observamos la vida cotidiana de los habitantes de un barrio de Copenhague. El canal esta lleno de barcos de todo tipo, antiguos y modernos. Muchos son viviendas permanentes, en un privilegiado lugar, y vemos a sus moradores ocupados en tareas de mantenimiento de la embarcación, o sentados tranquilamente al sol en la cubierta.
No queríamos irnos sin ver la Iglesia de Nuestro Salvador. Es una imagen característica de la ciudad con su torre rodeada por una escalera exterior que llega casi hasta la cúspide.
Fácilmente localizable, su torre en espiral es visible desde muchos puntos por su gran altura. Llegamos con ánimo de visitarla, pero desgraciadamente esta cerrada por una gran obra de restauración que se hace en su interior. No podemos subir a su torre, desde la que hay unas magnificas vistas, y habíamos leído la terrible sensación que parece sentirse al ascender el ultimo tramo, por la parte exterior de la torre, muy estrecha y que provoca vértigo. Nos quedamos con las ganas…
De haber encontrado abierta la Iglesia no habríamos dispuesto de tiempo para más visitas. Al no ser posible, imágenes como la siguiente nos hicieron caer en la cuenta de que estábamos cerca de Christiania, experimento social de los años sesenta
Siguiendo la cirila: A la Ciudad Libre de Christiania.
A escasos 300 metros de la Iglesia encontramos una de las entradas, y llenos de curiosidad nos disponemos a dar un paseo por el entorno. Por unos minutos vamos a abandonar la Unión Europea y adentrarnos en este extenso barrio, que ocupa una de las orillas del puerto, y que es autogobernado por sus residentes –unos 1000- con un estatus semilegal de comunidad independiente.
Esta historia comenzó hace más de 30 años, con la ocupación de unos antiguos barracones de un abandonado cuartel militar y allí siguen.
Christiania se organiza en torno a una calle central, la única que encontramos a tramos asfaltada, y el resto caminos de tierra. En esta calle central hay algunos bares, tiendas, salas de exposiciones, y las mesas donde se venden las “hierbas aromáticas” y otras especies. Están prohibidas las drogas duras, y el resto se vende libremente y sin restricción. La zona estaba bastante animada, con la gente a su rollo. Unos trabajando en sus casas – las hay de todos los aspectos y estilos- desde poco más que una chabola, o una roulotte acondicionada, hasta otras con aspecto de una buena –y espaciosa- vivienda. Una gran tienda de bicis, mucho artilugio reciclado y unos agradables caminos rodeaos de verde por los que dar un tranquilo y solitario paseo por la orilla del puerto.
A pocos metros de la entrada, grandes y repetidos carteles te indican que no hagas fotos en el interior del recinto. Me parece muy respetable. Cada uno puede vivir como quiera sin tener por que convertirse en un mono de feria. Así que las escasas imágenes están tomadas antes de adentrarnos en ella.
Tras el paseo por Christiania, regresamos a la Unión Europea. Esta liviana puerta separa dos mundos completamente diferentes.
La influencia del barrio se extiende por los alrededores: muchos grafitis, diversa cartelería anunciando eventos culturales en las paredes. y en un cercano instituto una imagen chocante, era la hora del recreo y muchos de los estudiantes estaban subidos a los arboles.
Estudiantes subidos a los arboles en la hora del recreo. Carteles urbanos
De los largos paseos quedan también imágenes de la relajada vida que algunos jóvenes - y otros no tan jóvenes- llevan en Copenhague:
Por los canales de Copenhague, remando…
… Dándole caña a la motora delante del Black Diamond
…o la sacrificada vida del estudiante, rendido al sol implacable
…Copenhague; un buen sitio para vivir.
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