Una tarde en El Tívoli
En el centro de Copenhague encontramos uno de los parques de atracciones más antiguo del mundo. Inaugurado en 1843, tiene encima la friolera de más de 160 años…, y sigue conservando intacta su entrada original. La observación de su fundador: “cuando el pueblo se divierte, no piensa en la política”, convenció al Rey Cristian VII de lo oportuno que resultaría la cesión de los terrenos en los que se asienta.
Situado al lado del Ayuntamiento (Radhus) de la ciudad y de la estación central, recibe la visita de más de 4 millones de personas. Parece ser un lugar muy apreciado y querido por los habitantes de la ciudad.
Previo pago de 85 Coronas –precio de la entrada normal- o de 240 Kr por el pase para entrar y disfrutar de todas las atracciones nos disponemos a descubrir los Jardines del Tívoli. Si pretendemos subir a la mayoria de las atracciones hay que decantarse -sin duda- por el forfait diario, los tiques para cada atracción nos saldrán mucho más caros.
La primera impresión es bastante diferente a la que nos proporcionan los modernos parques de atracciones. El Tívoli aparenta ser bastante más tranquilo y nos sorprende la gran cantidad de personas mayores (en su mayoría daneses), que a lo largo del día veremos en el parque. Parece ser que parte de su popularidad e integración entre los habitantes de la ciudad se ha conseguido con unas tarjetas con las que pueden acceder todo el año (e incluso llevar a algún visitante), así que al contrario de lo que estamos acostumbrados, veremos mucha gente que entra simplemente a darse una vuelta, disfrutar de una bebida en sus terrazas, o a comer y cenar en los múltiples restaurantes. El ambiente es diferente a los parques que conocemos, mayoritariamente tomados por familias con niños o adolescentes que disfrutan de las atracciones más extremas. El Tívoli no es la típica atracción para turistas.
Encontramos atracciones clásicas y modernas. No puede faltar la montaña rusa, el tren de la mina, la noria, o alguna de esas grandes lanzaderas; que te dejan el estomago y las cejas a la misma altura. Hay muchas para niños pequeños.
A media tarde desfila la guardia del Tívoli –jóvenes con su uniforme de casaca roja y gorro de piel de oso- incluida la carroza de caballos que lleva a “los príncipes” del parque.
Bonitos jardines, llenos de plantas en flor, con un día primaveral que invitaba a recorrerlos. Un gran lago con excelentes terrazas alrededor, y una oferta de restaurantes muy variada y para todos los gustos. Incluso hay posibilidad de alojamiento en un lujoso hotel., el Nimb, de arquitectura india y rodeado de unos fantásticos jardines
En las atracciones más espectaculares había que esperar algo de cola, pero apenas 10 minutos. La visita transcurrió desde mediodía del sábado hasta el anochecer, y ya cansados, cenamos en uno de los restaurantes del parque y tras un paseo nocturno por el mismo, que merece mucho la pena, pues iluminado tiene un encanto diferente, nos volvimos al cercano hotel.
A la salida, en la gran tienda plagada de ositos, vemos como los más pequeños escogen el que más le gusta, el osito esta vacio, solo es el tejido externo, se lo rellenan y con la ayuda de una de las dependientas, “le dan vida”, al corazón del osito –tienen que frotarlo, echarle el aliento-. Felices y contentos se van con la mascota que se llevan de recuerdo.
La verdad es que tiene un encanto especial. Te aseguro que si algún día voy a Copenhague me encantaría darme un paseo por este parque, y porqué no, subirme a alguna de las atracciones. Que además, seguro que no son tan "sádicas" como la de los parque actuales, y es que una con los años se va volviendo más miedosa.
ResponderEliminarUn saludo Carlos.
Si, es diferente a los "Disneys y Port Aventuras". Empezando porque está muy a mano en el centro de Copenhague. Muchos visitantes se limitan a darse un paseo por él y a tomar algo en sus terrazas o restaurantes.
ResponderEliminarBrujilda, un saludo.
Carlos
Tiempo ya que no hacía un comentario en esta santa casa. Así todo conste que paso siempre a echar un vistazo (aunque sea rápido). ultimamente por desgracia ando escaso de timpo libre.
ResponderEliminarCurioso el post de este parque de atracciones del cual al menos yo nosabía ni siquiera que existiera.
Anotado queda ...
Tony, te creia desaparecido...
ResponderEliminarYa ves, el Tívolí es el abuelo de los Dineys, Port Aventura y Terra Mitica...
Enhorabuena por el premio que te han dado al blog.
Aunque andas liado, ánimo y a seguir sacando -cuando se pueda- nuevos post.
Saludos
Carlos