miércoles, 24 de septiembre de 2008

Ribe, una ciudad Medieval

RIBE (Dinamarca)



Viajamos una mañana soleada hasta Ribe, desde Hejlsminde, prácticamente de una costa a otra de la península de Jutlandia. Tranquila carretera interior, unos 80 km. a través de la Dinamarca rural, con sus pequeños pueblos bastante alejados entre sí. Bonitos paisajes con sus granjas, ganado, y siempre acompañados de ese verde infinito de los campos daneses.

Ribe es la ciudad más antigua de Dinamarca. Fundada hacia el año 700, y un importante puerto durante la Edad Media.

El interés actual es el buen estado de conservación de muchas de sus antiguas casas. Más de 100 edificios de la pequeña localidad están protegidos. Casas medievales, algunas de finales del 1500, con su característico entramado de madera.
Excelente estado de conservación del pueblo, merece sobradamente la visita.

Con un aparcamiento al otro lado del río, que cruzando un puente nos sitúa en una de las céntricas calles de Ribe.

Gran parte es peatonal, y moderadamente turística, con una calle central –la Overdammen- repleta de comercios.

Un agradable paseo, por sus calles estrechas adoquinadas, nos muestra muchas de las antiguas casas casas.





Su Catedral es la más antigua de Dinamarca. De ladrillo con sus torres apuntadas. Interior muy sobrio, en el que destaca el púlpito y un órgano.

La torre, del siglo XIV, es de lo más interesante de la visita, pues por su altura domina varios kilómetros a la redonda.
Un buen ejercicio por su empinada escalera de caracol, con breves descansos para ver la maquinaria del reloj, y la campana, que al pasar a su lado comenzó a tocar con el oportuno sobresalto…



Desde arriba, una bellísima panorámica, se dominan varios kilómetros a la redonda, y a pesar de una ligera niebla y la lluvia, que comenzó al poco, nos obligaría a bajar de esta magnifica atalaya.

Aún así nos dio tiempo a apreciar los magníficos campos que rodean la localidad y la estructura de la misma, con sus calles estrechas adoquinadas y las zonas más modernas. Mereció la pena el esfuerzo de la subida.

Aprovechamos que arreciaba la lluvia para tomarnos una cerveza en un agradable local y buscar restaurante para comer. Comimos al lado de la catedral, al principio de la Overdammen, en un restaurante situado en una antigua casa – el Weis Stue- donde las habitaciones se han transformado en comedor.

Excelente entorno y decoración muy adecuada. La comida simplemente correcta, siendo lo más destacable la antigüedad del edificio que ocupa el restaurante.


La soleada tarde, nos permitió seguir nuestro paseo y recorrer algunas callejuelas más.

Lllegamos hasta uno de los canales, navegable, donde una columna marca las diversas inundaciones que ha sufrido la localidad. La más alta -en 1634- superó los 6 metros de altura.

El viaje de vuelta hasta Hejlsminde lo haríamos por una carretera secundaria, y aprovechamos para detenernos en la localidad de Haderslev... pero eso es otra historia y unas bonitas fotos.

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