La Comarca de la Vera

Al abrigo de la sierra

 

Castillo de los Condes de Nieva – Valverde de la Vera

Iniciamos el recorrido parando en Jaraíz de la Vera, el pueblo más grande de la comarca,  pero que no tiene mucho interés para los visitantes, aparte de estar estratégicamente situado en el centro de la zona. Pueblo grande de construcciones modernas anodinas y algunas antiguas muy modestas, con aspecto de no quedar nada de las casonas, que en otra época seguro le dieron encanto. Paseamos por el pueblo y nos encontramos las oficinas de la fabrica de pimentón “Caballo de Oros”, nos llevamos unos botes del típico y famoso pimento de la Vera.

En este trayecto inicial pasamos Cuacos de Yuste sin detenernos –lo recorrimos la mañana del sábado- y seguimos hasta Jarandilla –donde está nuestro hotel-. Llegamos cerca de la hora de comer y tras instalarnos, llegar a la oficina de turismo –5 minutos antes de cerrar-, y un breve paseo por el pueblo comemos en el Parador. Comienza a llover; desde el comedor vemos como arrecia la lluvia sobre el bonito patio del antiguo castillo. Tememos que se nos agüe la tarde, pero hay suerte y cuando salimos vuelve a lucir el sol.

Mapa en mano decidimos ir hasta el último pueblo que queremos conocer –Villanueva de la Vera- y desandar el camino hasta Jarandilla tranquilamente y sin prisa, en función de lo que vayamos encontrando. La carretera es buena, con bastantes curvas y hacemos el trayecto disfrutando del paisaje.

Villanueva de la Vera

Acabamos de pasar Valverde, y apenas a 3 km, llegamos a Villanueva, el pueblo del Peropalo. Nos adentramos en la zona antigua y comenzamos a ver el tipo de arquitectura popular que nos acompañará estos días.

  

Casas centenarias con los típicos balcones corridos de madera. Plazas y callejuelas recorridas por el reguero central que recoge el agua de la lluvia.

El casco urbano es conjunto histórico-artístico, al igual que el del resto de pueblos que recorremos después. Son los que merece la pena visitar, el resto poco tienen que ofrecer.

En Villanueva, con un casco histórico bastante grande,  el pueblo tiene unos 2000 habitantes, veremos algunos de los rincones más bonitos y cuidados de la Vera.

 

Valverde de la Vera

Comenzamos el camino de vuelta y recorrernos el breve tramo de carretera hasta Valverde. Famoso por la antigua tradición de los “empalaos” que celebran el Jueves Santo. Desde la carretera apenas se adivina el pueblo, situado en un fuerte desnivel al lado izquierdo. En su parte más alta y pegado la carretera, los restos del castillo de los Condes de Nieva y la Iglesia de Santa María.

Valverde es pequeño, unos 600 habitantes y a esta hora muestra una tranquilidad absoluta. Bajamos por las empinadas cuestas hasta la plaza del Ayuntamiento. En un escaparate  no falta la representación en miniatura del “empalao” que le da fama al pueblo. Recorremos las pequeñas calles que parecen tener más interés. Se deslizan hacia los prados de las afueras, por ellas corre el agua.

Mucho más pequeño que Villanueva se recorre en un corto paseo. Con el calor y el sol, el entorno ajardinado del Castillo y la Iglesia resulta la parte más atractiva. En el parque del Castillo, una grada hace de mirador. Desde él nos llevamos una bonita vista del valle.

   Garganta de Cuartos

 

Media tarde, sol y un calor que para nosotros resulta veraniego, así que vamos buscando el agua, hay mucha en la zona. En la oficina de turismo nos habían marcado la garganta de Cuartos, vimos el puente en la subida hacia Villanueva, y ahora, nos dirigimos hacia allí.

En la Vera hay medio centenar de gargantas, plagadas de grandes pedruscos graníticos que dificultan el curso del agua, forman charcos y piscinas naturales dándole al paisaje un aspecto agreste y salvaje.

Un corto viaje desde Valverde hasta cerca de Losar de la Vera, despacio para no saltarnos el sitio.Ya vemos la señal de la Garganta de Cuartos. La carretera cruza por encima de un puente moderno, y a la derecha vemos el antiguo de piedra. En esta zona se unen dos cauces así que trae bastante agua y, a esta hora, es el lugar más animado que nos vamos a encontrar. A su lado un par de restaurantes con grandes terrazas y buenas vistas explotan la belleza de la garganta.

Verde y agua, aquí se está mucho mejor que aplanados al calor de estos pueblos, en los que  buscábamos  la sombra de sus callejas.  

Es posible dar un buen paseo siguiendo el cauce del agua. Pasamos unas buenas horas recorriendo la zona y tirando fotos. Un sitio  perfecto para jugar con la cámara y los efectos del agua. En verano parece ser que es buena zona para el baño, por las grandes pozas que hay a la altura del puente, aunque no baje agua como en primavera.

Cansados del viaje y recorrido por la zona dejamos Cuacos de Yuste y el Monasterio –por la tarde estaría cerrado- para la mañana siguiente. Volvemos a Jarandilla, a recobrar fuerzas en  la Cueva Puta Parió y dormir como reyes acompañados por el murmullo del agua, que pegada al hotel, baja por la garganta Jaranda.