Florencia, desde las alturas

877 escalones. La Cúpula y el Campanile

Desde la Cúpula del Duomo: en primer termino el Campanile y,a la izq., la Plaza de la Republica. De fondo las suaves colinas que enmarcan la ciudad de Florencia y caracterizan el paisaje Toscano.

Tercer viaje a la ciudad de Florencia, en las vacaciones de Julio. Ya sin la ansiedad de querer “verlo todo” de visitas anteriores, hubo tiempo para disfrutar de una de las vistas más bonitas.

Baptisterio, Catedral de Santa María del Fiore y Campanile 

Nos alojamos muy cerca del Duomo; aprovechamos una mañana para madrugar y subir a la cúpula de Brunelleschi. A primera hora lo hacemos sin espera, todavía no se ha formado en la puerta lateral la larga cola que, habitualmente, da acceso a la subida.

463 escalones nos separan de nuestro destino, el mirador situado en la linterna. El primer tramo es el más ancho y cómodo, nos llevará hasta el anillo interior del tambor que sustenta la cúpula. Un estrecho pasillo lo bordea internamente, apenas hay espacio más que para el paso de una persona.

Detalle del Juicio Final

El fresco –de Vasari y Zuccari- representa el Juicio Final. Se recorre un buen tramo y es el mejor momento para verlo de cerca.

La subida se complica en el segundo tramo, escalera de caracol larga y estrecha, donde además se coincide con las personas que descienden.

El último tramo es de “dirección única”, menos mal. El más interesante, transcurre casi en vertical por el interior de la doble bóveda que soporta esta monumental estructura.

La vista lateral de la Catedral, sobrecogedora

Su construcción fue el evento arquitectónico que marcó el inicio del Renacimiento. Las magnitudes a las que dio lugar el diseño de Brunelleschi lo dicen todo.  36.000 toneladas de peso (si, no es un error) se levantan a unos 100 m. del suelo. La diagonal externa es de 54 m.,  internamente, 45,5 m.

Brunelleschi, contempla su obra más genial desde uno de los laterales del Duomo

Sobre la superficie interna de la cúpula se pintó el mayor fresco de la historia: 3.600 metros cuadrados. Levantada sin utilizar andamios no se sabe con certeza las técnicas que utilizo Brunelleschi. Para no ser copiado o suplantado en sus proyectos tanto él como los matemáticos y arquitectos que colaboraron evitaban dejar documentos escritos. Explicaciones, las justas.

La linterna, vista desde uno de los tramos de subida al Campanile de Giotto

Echando el resuello llegamos a la linterna, 122 m. sobre el suelo. Sopla un vientecillo mañanero de Julio que se agradece como nunca.

Recuperamos la presencia de animo y disfrutamos de las vistas a 360 grados que hay sobre la ciudad.

Florencia ha respetado en su crecimiento el dominio de las grandes construcciones históricas sobre sus tejados. Es fácil identificar muchas de las avenidas y edificios desde esta altura.

En el centro, la Logia Dei Lanzi, y a la izquierda el Palacio de la Signoria, inconfundible su torre.  Al fondo, la masa verde de los jardines de Bóboli, situados a espalda del Palacio Pitti (imagen inferior)

Abajo la Plaza de la Republica

La huella de los Médicis, tan presente en la ciudad Florentina. En la imagen inferior el complejo de San Lorenzo, con el mercado a la derecha.

Detrás de San Lorenzo, la estación de Santa María Novella.

A la izquierda la Santa Croce, panteón florentino de hombres ilustres. Al otro lado del Arno  comienza el paisaje de las típicas colinas Toscanas. En el tercio superior derecho el aparcamiento del Piazzale Michelangelo, mirador imprescindible para llevarse una de las vistas más famosas de Florencia.

La cúpula tiene un vecino con vistas. El Campanile de Giotto.

La terraza del Campanile, desde la cúpula…

Con el esfuerzo que ha costado llegar hasta arriba, nos da pereza bajar. Estamos más de una hora disfrutando del paisaje.

…la cúpula, desde el Campanile. Así pasamos la mañana.

La salida de la cúpula esta en el lado derecho del Duomo, tenemos delante el Campanile y sin pensarlo dos veces subimos a ver qué vistas ofrece.

El campanario está considerado uno de los más bonitos, por su armoniosa decoración y equilibradas proporciones. Se inició su construcción en 1334 según los planos de Giotto, y se remató bajo la dirección de Andrea Pisano en 1359. 

Como la Catedral, está recubierto de mármol policromado. El origen de la piedra se identifica por su color; el blanco de Carrara, el verde de Prato, el rosa de Maremma y el rojo de Siena.

Nueva sesión de 414 escalones, después de subir a la cúpula las piernas pesan desde el primer tramo. La ascensión al Campanile es más llevadera pues se recorren los diversos pisos y se descansa disfrutando del paisaje que ofrecen las grandes arcadas. Nos lo tomamos con calma.

A medida que ascendemos hay una bonita vista sobre la plaza y el Baptisterio, oculto desde la vista de la cúpula.

Llegamos a la terraza. Está un poco más baja que la linterna de la cúpula, aquí la ascensión llega a los 84 metros de altura. Hay menos gente.

La mole de El Duomo, tan cercano, se ve impresionante.

Aunque la vista es muy parecida a la que ofrece la gran cúpula de Brunelleschi, no deja de ser interesante subir al Campanile. El recorrido interior y el paisaje que ofrece compensan el esfuerzo.

El mirador de la linterna, desde el Campanile

El billete para subir a la cúpula y el Campanile forman parte del paquete que cubre el Museo dell'opera del duomo, entrada única con acceso a los siguientes monumentos (Precio: 10 euros)

· Galleria dell’Opera di Santa María del Fiore

· Cúpula del Brunelleschi

· Campanile di Giotto

· Battistero di San Giovanni

· Cripta di Santa Reparata

También es posible utilizar, como nosotros hicimos, la tarjeta FirenzeCard, que permite el acceso a los principales monumentos de la ciudad durante 72 horas. Asimismo, sirve para el transporte público (bus y tranvía) y proporciona acceso a una red wifi durante el periodo de validez. Se activa con el primer uso.

El precio:  72 euros. Puede parecer elevado y hay que visitar unos cuantos sitios para amortizarla, pero su adquisición reporta algunas ventajas a considerar.

Entre ellas el acceso preferente, que nos evitó hacer cola –por ejemplo-para entrar en los Uffizzi, Palazio Pitti,  o la Galería de la Academia, donde suele haber unas colas tremendas, con esperas que pueden superar la hora.