Avignon (Francia)

La ciudad de los Papas

El puente de Avignon conserva 4 de los 22 arcos originales

Martes 7 de Agosto. Viajamos desde Maussane hacia Avignon. Corto trayecto de unos 30 Km., cruzando los montes de los Alpilles que nos separan de Sant Remy,  para llegar a uno de los lugares más interesantes de la Provenza.

Avignon está situada en la margen izquierda del Ródano, es una de las ciudades más pobladas de la zona –unos 100.000 habitantes-. Su mayor atractivo es recorrer el interior de la ciudad amurallada.

Gran parte del recinto es zona peatonal, así que nos vemos obligados a dar un par de vueltas alrededor de la extensa y bien conservada muralla hasta encontrar sitio para el coche en el parking próximo a la zona de embarcadero del Ródano. Estamos a un paso de las murallas y franqueamos una de sus puertas, buscando como primer lugar para visitar el Palacio de los Papas. Sabemos que es grande y se tarda unas horas en recorrerlo. Prácticamente pasamos la mañana en él.

Palacio de los Papas. A la izquierda Catedral de Notre-Dame-des-Doms

En su etapa como residencia Papal  (1309 - 1377)  siete pontífices dejaron huella en la ciudad. Todos eran de origen galo, en su mayoría de la región. El cambio de sede vino impuesto por la inestabilidad política de Roma, aliñada con las tortas que se repartían entre los Colonna y los Orsini, familias poderosas e influyentes –durante siglos- que producían autenticas sagas de Papas. De hecho un  Colonna  (Martín V - Odonne Colonna) será el Papa que ponga fin al Cisma de Occidente, deponiendo en 1417 a los antipapas de Avignon y Pisa.

Entrada al Palacio y detalles del interior

Avignon ya era una plaza importante en el siglo XII por el puente que salvaba el Ródano, y su etapa como residencia Papal (1307-1377) hizo de ella  una pequeña Roma. Se convirtió en tierra de asilo atrayendo a personalidades de la época.

Puente de Avignon, o de St.  Bénézet. A la derecha la fortaleza de St. André en Villeneuve lez Avignon

Petrarca buscó aquí cobijo y dejó sus impresiones de muchos lugares del entorno que tuvo oportunidad de recorrer... y también de la vida licenciosa y las costumbres mundanas adoptadas por  la jerarquía eclesiástica.  Así describía en una carta su vida en Avignon (la Babilonia de Occidente):

“...Ahora estoy viviendo en Francia, en la Babilonia de Occidente. El Sol en sus viajes no ve nada más horrible que este lugar sobre las playas del salvaje Ródano, que sugiere las corrientes infernales de Cocito y Aqueronte. Aquí reinan los sucesores de los pobres pescadores de Galilea; extrañamente han olvidado su origen. Me asombra, cuando recuerdo a sus predecesores, ver a estos hombres cargados de oro y vestidos de púrpura, presumiendo de los despojos de príncipes y naciones; ver palacios lujosos y alturas coronadas con fortificaciones, en lugar de un barco volcado como refugio.”

El patrimonio de Avignon está bien conservado y en el año 1995 fue declarado Patrimonio de la Humanidad.

El Paláis des Papes  es su construcción más llamativa. De gran tamaño empequeñece a la catedral de Notre-Dame-des-Doms levantada a uno de los lados.

Fue construido sobre una zona rocosa elevada (Rocher des Doms) y comprende 2 palacios: el Viejo de Benedicto XII y el Nuevo de Clemente VI.

Palacio de los Papas: información sobre horarios y entradas

Caminamos hasta llegar a la plaza, muy animada, es el centro de la actividad turística de Avignon. Turistas que pasean por ella, suben o bajan del tren turístico que tiene aquí su salida o vienen a conocer el Palacio y la Catedral.

Desde la explanada una buena vista deja ver la monumentalidad y fortaleza del edificio, es el Palacio gótico más grande construido, supera los 15.000 m2.

Con la entrada (10,5€) proporcionan una audioguía. Muy útil para saber más de las 25 estancias incluidas en la visita. Comenzamos el recorrido cruzando uno de los patios del Palacio. Es uno de los escenarios del Festival de Avignon que ha finalizado hace unos días, y mantiene montadas las gradas soportadas por una estructura tubular.

Salas, patios y corredores se suceden. Se recorren las dependencias papales y grandes espacios para audiencias y Capillas. En alguna de las salas se conserva el artesonado original, aunque la mayor parte fue destruido por incendios y actuaciones hechas sobre el edifico a medida que fue cambiando su uso.

En el Palacio Nueva destacan la Sala del Papa, la Sala del Ciervo, la Capilla Mayor, y el Gran Salón de las Audiencias. Como otras dependencias estaban decorados por frescos, realizados por los artistas más importantes de la época. En su mayoría se han perdido o fueron tapados por obras posteriores en el edificio.

Interior y vista desde uno de los corredores del Palacio

El recorrido resulta ameno, bien explicado por los comentarios de la audioguia, que no cansan ni llegan a ser exhaustivos. Algunas cosas muy curiosas, como la sala del Tesoro, con los grandes huecos ocultos excavados en el suelo para guardar oro, dinero y joyas. Todavía hace 40 años apareció algún escondite con objetos de valor.

La plaza y torre del reloj, desde las alturas del Palacio Papal.

Vamos ascendiendo por los distintos niveles del Palacio, hasta llegar a la zona más elevada. Se puede salir al exterior y subir a algunas de sus torres. El esfuerzo se ve recompensado por una bonita vista de la ciudad y de la zona del Ródano.

En la plaza, el Petit Palais. Al fondo el fuerte de S. Andrés en Villeneuve les Avignon, al otro lado del rio

En el lado occidental de la plaza del Palacio de los Papas está el Petit Palais. Construido en 1317 por uno de los cardenales. Destruido durante las batallas del cisma de Occidente, por usarse como fortificación, fue reconstruido por el cardenal Giuliano della Rovere (Julio II), dando al palacio su apariencia actual. Declarado Patrimonio de la Humanidad es la sede del museo de pintura renacentista.

El tren turístico, desde las alturas. Corredor por los tejados del Palacio

Catedral de Notre-Dame-des-Doms y fachada del Palacio de los Papas

Vista de la Plaza, desde la entrada de la Catedral

Es la hora de comer y cansados, después de unas 3 horas de recorrido por el interior del Palacio, vamos hasta la cercana plaza del Reloj.  Es el corazón del centro histórico. A la sombra de los grandes plataneros es buen lugar para hacer un alto en el camino y comer.  La plaza es peatonal y esta plagada de terrazas y restaurantes.

Con nuevas fuerzas paseamos por la zona comercial, donde se alternan los comercios modernos que encontramos en todas la ciudades y algunos palacios y caserones antiguos.

Llegamos hasta la otra punta de la ciudad antigua. Es una de las partes menos conocida de Avignon. Tenemos interés en recorrer la antigua calle de los Tintoreros. Barrio antiguo, la calle esta bordeada por un riachuelo, creo que parte del Sorgue, que desemboca en el Ródano cerca de Avignon.

Empedrada y sombría por los grandes arboles. Al lado del rio  pequeñas terrazas de cafés. A esta hora de la siesta,la pintoresca rue des Teinturiers también duerme.

Las viejas y oxidadas ruedas hace muchos años que dejaron de impulsar el agua para teñir las telas en los negocios que se asentaban en los bajos de las casas.

Hasta 23 ruedas llegaron a instalarse en la calle de los Tintoreros en el siglo XIX, actualmente se conservan cuatro.

La calle está salpicada de puentes, para acceder a las viviendas situadas al lado del rio. En la zona algunos comercios de artesanía y salas culturales. Tiene cierto ambiente alternativo.

Regresamos a la “zona moderna”, pasamos por la zona del mercado (Les Halles), donde encontramos el curioso jardín vertical que se ve en la foto.

Volvemos a la plaza del Palacio, para recorrer el interior de la Catedral, y caminando por las murallas bajar hasta la orilla del Ródano.

Puente de Avignon, desde las murallas de la ciudad

Por supuesto, no nos iremos de Avignon sin acercarnos al famoso puente. Origen de la canción con la que -de niños- a muchos nos enseñaron algo de francés.

El inmenso Ródano, al fondo el pico del Mont Vetoux, vigia de la Provenza

Bajando desde la zona de la Cátedral hacia el Ródano hay unas vistas magníficas del rio, con el Mont Ventoux a un lado, enfrente la ciudad de lo Villeneuve les Avignon, residencia habitual de los cardenales durante la época papal, el puente de Avignon y la zona del río utilizada como embarcadero.

El puente de Avignon, iniciado en 1.171,  tuvo una gran importancia; era el único paso por tierra del Ródano  entre Lyón y el mar. Sirvió de atracción para comerciantes e industriales. A pesar de diversos contratiempos que hicieron necesario reconstruirlo varias veces a lo largo de su historia, fue utilizado hasta el siglo XVII, cuando una crecida del Ródano –más fuerte y con mucho más nivel que hoy día- se llevo parte de los 22 arcos. Cuatro arcos se conservan actualmente; en este puente, seguramente el más transitado del mundo que no lleva a ninguna parte.

Sobre el se levanta una capilla románica, llamada de San Bénézet. Pastorcillo local que recibió el mandato de los ángeles para levantar el puente, inspirando la  leyenda de su construcción.

Nos despedimos de Avignon bordeando las recias murallas por el paseo junto al Ródano, en una calurosa tarde de verano.