Abadía de Sénanque (Francia)–La Foto (Octubre 2012)

La Abadía del espliego

Tras el inolvidable recorrido por el Mont Ventoux acabamos la tarde acercándonos a la Abadía de Sénanque. Situada en un lugar solitario, se accede por una estrecha carretera, con la señalización un poco confusa. Una de las vías parece estar restringida y el acceso más cercano desde Gordes tiene una prohibición de circular. Supongo que tiene que ver con la gran cantidad de turistas que recibe todos los días –en coches y autobuses- y que hace que la mejor hora para recorrerla sea a primera o última del día.

A 4 km. de Gordes –uno de los pueblos de piedra de la Provenza- en un bonito paraje, está la Abadía Cisterciense rodeada de un mar de lavanda. Es una de las fotos típicas de la Provenza en las guías de viajes.

En esta época –9 de Agosto- el espliego ha sido cosechado en los días anteriores. Todavía vemos varios remolques con la carga de lavanda oreándose. Los campos, ya segados, rodean las construcciones.

Un abad y 12 monjes fundaron la Abadía de Sénanque en 1148. Edificio austero, de piedra, con el tejado hecho de esquistos de caliza –llamados lauzes- que veremos en otras construcciones tradicionales como las chozas –bories- de Gordes.

Vivió sus mejores momentos a comienzos del siglo XIII, como propietaria de 4 molinos, 7 granjas y numerosas tierras. A la bonanza siguió la corrupción y estuvo a punto de desaparecer. En el siglo XVII llegaron a quedar dos monjes. En 1854 paso a manos de la orden del Cister y en 1969 un industrial francés creo la Asociación de Amigos de Sénanque con el fin de restaurarla. Desde al año 1988 está habitada por monjes que trabajan y venden sus productos, dedicados principalmente a la producción de lavanda y la apicultura.

Un tour guiado permite visitar la Abadía y conocer el interesante claustro. Como llegamos tarde, cuando la mayoría de turistas se iban, nos tenemos que conformar con recorrer la iglesia. Muy austera, con sencillos muros de piedra gris y techo de bóveda de cañón.

Lo mejor: el paseo por los alrededores, en un lugar donde se oye el silencio y que todavía hoy mantiene un ambiente y aspecto medieval.