Los pueblos del rio Sorgue
Miércoles, 8 de Agosto. Cerca de la hora del mediodía dejamos el concurrido mercado de St-Remy. Hoy toca cambio de base de operaciones, nos vamos de Maussane les Alpilles para instalarnos en Apt, población situada en el corazón del parque natural del Luberon. El trayecto es corto –apenas 70 km- y pasamos el día recorriendo el mercado de St- Remy de Provence y conociendo los sorprendentes pueblos de L’Isle sur la Sorgue y Fontaine de Vaucluse.
En guías y páginas web habíamos visto alguna referencia sobre ellos. Después de recorrerlos diría que su visita es imprescindible para cualquier viajero que se acerque a la zona. Ofrecen mucho más de lo que esperas. L’Isle es un pueblo de unos 18.000 habitantes bañado por múltiples canales del rio Sorgue; tantos que la población parece semejar varias islas. Parte de su fama viene del mercado de antigüedades –los domingos- y de los comercios dedicados a esta actividad, instalados en los alrededores de la población.
Desde Maussane viajamos a St-Remy, en la entrada “El mercado de St-Remy” queda recogida la agradable experiencia de una mañana en el vistoso mercado tradicional.
El trayecto entre St-Remy y L’Isle -32 km- transcurre por agradables carreteras locales, disfrutando del paisaje que ofrece la región, una huerta llena de fincas de frutales.
Llegamos a L’Isle sur la Sorgue cuando más pega el sol. Dejamos el coche –una vez más- en uno de los aparcamientos que bordean la población y nos dirigimos hacia el centro caminando. Se hace tarde para comer y será lo primero que busquemos, en los sitios pequeños lo llevan por el libro y pueden cerrar los restaurantes.
Cruzando el primer puente sobre el rio Sorgue vemos que la localidad tiene atractivo. Una zona de terrazas bordea el rio, está relativamente animada y aquí nos quedamos a comer. Aprieta el calor –mucho- y el restaurante resulta elegido por la frescura, soslayando las bondades de la cocina… así que acabamos pegados a la barandilla del rio, a la sombra y disfrutando del paisaje… en un restaurante chino. Es el único que tiene en los toldos de la terraza un sistema de refrigeración que proporciona una agradable frescura, sobre todo si te sientas próximo a uno de los vaporizadores.
Reponemos fuerzas y apuramos el horario del restaurante –muy a gusto, fresquitos y en un agradable entorno- para iniciar el paseo por la localidad. Seguimos la orilla del rio hasta el molino donde parte otro brazo de el canal.
Nos dirigimos el interior, calles estrechas, unas cuantas peatonales. En la plaza de la Iglesia encontramos la oficina de turismo y aprovechamos para hacernos con unos mapas de la zona.
En la plaza, algunos comercios antiguos. De aquí parte la calle de la República, la más comercial, que se presta a un agradable paseo.
El centro de la localidad es una “isla”, bordeada por canales. L’Isle llegó a tener 70 molinos, dedicados a la molienda de grano y prensa de aceituna.
Durante el recorrido por los canales vemos unas cuantas ruedas de los molinos. Ya en desuso, han quedado como recuerdo de una industria que dio vida a la localidad.
FONTAINE DE VAUCLUSE
El rio Sorgue, en Fontaine de Vaucluse
Llegamos a Fontaine caída la tarde. Muy pequeño y animado, pronto tenemos la impresión que hay más turistas que vecinos. El pueblo está encajonado entre la montaña y el rio. Apenas hay un par de huecos en el aparcamiento para dejar el coche; aunque es tarde está casi completo.
El paredón vertical cierra el valle, a un lado vestigios del castillo
Fontaine de Vaucluse es un pueblecito pintoresco. De origen romano, conserva de esta época restos de un canal en la orilla izquierda, y su nombre se deriva de “vallis clausa”, valle cerrado.
Cerrado y escondido a los pies de una montaña, que por el lado del pueblo presenta una pared vertical de 230 m. de altura.
La actividad se desarrolla en las orillas del Sorgue. En ellas se concentran los restaurantes, con las terrazas que acaparan la orilla del rio, algún hotel y tiendas turísticas y de artesanía.
Caminamos por el paseo que bordea la orilla, siguiendo el rio cada vez más encajonado. A un lado terrazas y restaurantes –llenas, es la hora de cenar- y al otro, pegados a la pared montañosa- todo tipo de comercio para los turistas, ya dispuestos a echar el cierre. Vamos camino del nacimiento del rio Sorgue. Esta a poco más de 200 metros y es uno de los espectáculos de la naturaleza más interesantes que uno pueda ver.
En lo alto del risco, restos del castillo de los Obispos de Cavaillon
La fuente de la que mana el rio Sorgue está en una gruta a los pies de la pared vertical. En las alturas de dejan ver restos del castillo de los Obispos de Cavaillon, levantado en el siglo XIV.
El paseo transcurre por encima de la instalación de la antigua fábrica de papel “Vallis Clausa”. En la orilla la gran noria del antiguo molino gira impulsada por el agua del rio. Se sigue elaborando papel con el mismo procedimiento utilizado en el siglo XV. La fabrica tuvo una actividad importante hasta mediados del siglo XX.
Valle y camino se estrechan a medida que nos acercamos a la pared vertical. Todavía el rio es muy ancho, pero en pocos metros comienza a estrecharse y acaba desapareciendo, 50 metros más y solo vemos un lecho de piedras que llega hasta los pies de la pared, en la base se abre la entrada a la gruta. Del agua, ni rastro.
Gruta de la Fontaine, en época de lluvias se llena de agua
El Sorgue nace de una gran fuente exsurgente. Volvemos a desandar el corto camino, observándolo con detenimiento. Vemos como el pedregal deja paso a un pequeño caudal; unos metros más y bajo las rocas sale agua a presión de varios surtidores a ambos lados del lecho.
Nacimiento del Sorgue. Sifones subterráneos forman, en pocos metros, un gran caudal
En un agradable ambiente, a la sombra de plataneros gigantes, el rio alcanza los 20 o 30 metros de anchura. En época de lluvias el espectáculo debe ser inigualable, por los sifones llegan a salir 115 metros cúbicos de agua por segundo.
Aquí, las aguas del Sorgue tienen un intenso color verde esmeralda por las algas que cubren el lecho del rio. Su origen subterráneo hace que fluyan, de forma constante, a 13 grados de temperatura.
Cae la tarde y emprendemos regreso a Apt. Dejamos Fontaine de Vaucluse, lugar con encanto por el que pasaron numerosos personajes.
Frederic Mistral, Chauteaubriand y Bocaccio llegaron atraídos por la tranquilidad de este valle y el sorprendente espectáculo del rio Sorgue. Petrarca tuvo aquí su casa –aún se conserva- mientras estuvo al servicio del papa en Avignon.
L’Isle sur la Sorgue – Fontaine de Vaucluse (aprox. 9 km)
Entradas
gracias
ResponderEliminarEstibaliz,
ResponderEliminarGracias a ti por llegar hasta aquí.