Mercado de Camden

El paraíso de la tribu

Había leído que visitar alguno de los mercadillos de Londres era imprescindible, casi como ir a los pubs. El domingo fue el día elegido para acercarnos al mercado de Camden, es uno de los días que esta  más concurrido y con todos los puestos abiertos. Tras un viaje un poco complicado en el metro, porque elegimos para enlazar hasta Camden una estación con la línea en obras, aparecemos en Camden Town sobre las 11 de la mañana.

La calle, un poco en cuesta y plagada de comercios, está muy animada. En esta zona los días de mercado se reúnen unos cuantos miles de personas.

Lo primero que llama la atención son las coloridas fachadas y la decoración que tienen adosada.

Objetos como un avión, un dragón, una silla, pantalones o botas gigantes forman parte de la misma. Hay un gran ambiente. El mercado es famoso por alternativo y extravagante, la oferta y algunos personajes que encontramos cumplen sobradamente.

Hay todo tipo de mercancía, desde los típicos souvernirs para turistas, artesanía,  mercancía “globalizada” – o sea, lo que hay en todos los chinos-, ropa vintage usada, antigüedades, objetos decorativos, ropa punki y gótica (mucha) y de otras tendencias que me resulta imposible identificar.

Lo mismo sucede con la fauna que lo recorre.

Muchos jóvenes mezclados con otros no tan jóvenes, hindúes y musulmanas con velo al lado de punkis con llamativas crestas de colores; otros de aspecto trasnochado, con el desgaste reflejado en sus descoloridos tatuajes y el aspecto de haber vivido tiempos mejores.

No falta un recordman que había visto fotografiado en varias revistas de viajes, con una innecesaria medalla de record Guinness; no le hace falta, a ver quien lo pone en duda. Con la mayor parte de su cuerpo tatuado es imposible saber los piercins que lleva incrustados –cientos-. Solo verlo duele la cara…

El mercado se extiende en el agradable entorno del Regent’s Canal, donde vemos como alguna barcaza se sitúa en una exclusa para cambiar de nivel. Con mucha paciencia realizan la operación, está lleno de gente pero nadie parece tener prisa.

En las calles principales predominan las tiendas de ropa, aunque hay de todo, incluido juguetes para hacer burbujas gigantes como la que flota en la foto superior. Hay hombres anuncio que hacen de reclamo. No necesitan mucho, su estética llama suficientemente la atención.

En la zona del embarcadero, con vistas al canal, esta el mercadillo de pequeñas casetas donde predomina la artesanía y abalorios diversos.

A lo largo de la orilla variada oferta gastronómica. Comida de todos los lugares, en puestos callejeros y en locales más o menos normales. Doblas la esquina y pasas de Polonia a Tailandia, enfrente Méjico, a la izquierda Italia. El mundo en cuatro calles, un espectáculo visual.

Puro diseño el espacio para sentarse en la orilla del canal. Una colorida barra de madera con vistas al mismo donde los asientos son “medias vespas”, allí la gente descansa y se toma la comida que ha comprado en los puestos.

Estamos en una de las zonas más interesantes del mercado: Camden Lock (esclusa de Camden). Muy cerca  tenemos otro de los grandes atractivos, el antiguo hospital veterinario para caballos, el Stables Market.  Aquí el ambiente es mas tranquilo y relajado, y los comercios más convencionales. En su interior encontramos las tiendas más “finas”. La propia decoración del lugar no tiene desperdicio. Mucha madera y todo el techo tapizado en capitoné, me recuerda a los sofás de los años 70. Varios puestos muy curiosos, desde antigüedades a cazadoras vintage de cuero usadas, enfrente lámparas clásicas y al lado piezas de ferretería, tantas y tan juntas que nos obliga a fijarnos con detenimiento para diferenciar el material que allí se expone.

Salimos del Stables cansados, es la hora de comer y todo está de bote en bote, hacemos una parada en un pub, de nombre The Cuban y con comida española –pimientos del padrón incluidos-. Es elegido por los buenos sillones que ofrece. La pinta de Guinness y unas tapas nos hacen recuperar la presencia de ánimo para seguir recorriendo el mercado.

 

Pasamos en Camden un día muy divertido, el mercado es muy diferente a lo que conocemos, como hay de todo aprovechamos para comprar algunas cosas de recuerdo, por suerte los precios son muy distintos al centro de Londres.

A media tarde paseamos hasta el cercano Regent’s Park, extensa zona verde para descansar en una tarde calurosa, en el parque, sin esperarlo, encontramos un ambiente de domingo muy familiar.

    

Los ingleses disfrutan de sus parques de una manera muy diferente a la nuestra. En la pradera hay muchas familias compartiendo diversas actividades, desde un concurso de perritos, otro de tartas caseras, bailes típicos, juegos para los niños, venta de plantas y un artista a la guitarra eléctrica donde el autor vende cd’s de la música que interpreta rodeado de jóvenes sentados en la hierba.

Un largo paseo hasta el centro del Regent’s para recorrer el lago y los cuidados jardines que hay alrededor y regresamos hacia Bloomsbury; se hace tarde y hay que ir al pub del barrio. Lo ideal habría sido hacerlo en un clásico descapotable, como el de la foto, que recorría el exterior de Regent’s Park, pero nos conformamos con hacerlo en el típico bus londinense.