martes, 23 de febrero de 2010

Trás Os Montes

Fin de semana Transmontano

Tan cerca y –hasta hace pocos años- tan lejos. Poco más de 200 Km separan León de Bragança, pero históricamente han sido muchos más. La región de Trás Os Montes se mantuvo durante siglos despoblada y pobre, aislada por  grandes barreras naturales y con una población tradicionalmente forzada a emigrar a otros países Europeos. Mucho ha cambiado su situación en los últimos años, ahora con buenas vías de comunicación y con el retorno de muchos de los habitantes que hace años emigraron.

TOsMontesAsí que preparamos nuestro recorrido para el  fin de semana. La ida vamos hasta Puebla de Sanabria, donde abandonamos la autovía A-52  y por la CL-622 llegaríamos hasta el antiguo puesto fronterizo de Calabor. A medida que nos alejamos de Sanabria va cambiando el paisaje,  cruzamos unas solitarias aldeas y tomamos altura. Nos vamos adentrando en una zona históricamente despoblada, dura para vivir y con unos paisajes que transmiten soledad.

Nos sorprende la fina capa de nieve que vemos en los montes, recién caída; pero el GPS no engaña y dice que estamos a unos 1.100 m. de altura. Por la estrecha y solitaria carretera –que será lo habitual del viaje- vamos deshaciendo las curvas y contracurvas que cruzan el Parque Natural de Montesinho, uno de los más grandes de Portugal, destacado por sus bosques de pino y roble, y por albergar la mayor colonia de lobos de Europa. Pasado el pueblo de Portelo un riachuelo de aguas salvajes será nuestro acompañante hasta cerca de Bragança.

El regreso lo haremos por la IP-4 que cruza esta zona desde Vila Real hasta la frontera con España –entre Río Frío y Trabazos-. Esta es la vía más rápida y, con mucha diferencia, la mejor carretera que nos comunica con Bragança, en kilómetros la distancia es parecida. Se nota que es una carretera nueva, de la Europa sin fronteras-; así como en Calabor todavía vemos los restos del abandonado puesto fronterizo, en esta moderna vía una señal al final de un viaducto nos indica el cambio de país; sin más.

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Llegamos sobre las 10 -hora portuguesa- a Bragança. La primera sorpresa es su tamaño. No la conocíamos y la imaginamos mucho más reducida. La ciudad tiene unos 30.000 habitantes pero como la orografía obliga a su distribución por varias colinas ocupa una superficie que hace que parezca mayor.

No es problema circular en coche por ella, el tráfico es escaso, y fácil aparcar en el centro, por lo menos durante el fin de semana. Sin quererlo aparcamos cerca de una “Pastelaria” –Rainha de Braganza,  Rua Guerra Junqueiro, 48-

Atraídos por la variedad de la oferta tomamos un café y unos pasteles para recobrar la presencia de ánimo. Volveremos a visitarla el domingo, antes de irnos, para llevarnos un dulce recuerdo de Bragança.

SVicente3_1024x682  Camino al centro histórico pasamos por la Iglesia de San Vicente, reconstruida en el siglo XVII, pero donde la leyenda dice que –en la construcción original- se celebró la boda secreta entre Pedro I y su amante Inés de Castro, amores tormentosos que han llenado páginas de la historia y la literatura.

Recargada iglesia con altar barroco situada en una bonita plaza, donde se inicia la subida hacia el castillo.

En la misma plaza un monolito conmemorativo en memoria de los caídos de la localidad en las grandes guerras de principios de siglo.

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Por las solitarias y pendientes calles, con acera escalonada, vamos subiendo hacia las murallas de la Ciudadela. image

Calzadas empedradas, con el granito de los bordillos cubierto de verde. Curiosas denominaciones de muchas calles,  con esas palabras que tan bien suenan en Portugués. Ciudad antigua con las casas encaladas y las ventanas enmarcadas en piedra, se ve algún buen caserón. Zona conservada sin apenas negocios ó comercios, que se encuentran más abajo, en el entorno de la Sé.

Calle1_1024x682Calle1-2_1024x682 

  El acceso a la  Ciudadela medieval se hace por las puertas de San Antonio, situada entre dos torres Puertas_1024x682 defensivas.

Se aprecia claramente el tremendo grosor de los muros, de unos dos metros de ancho, así que no es de extrañar que haya resistido unos cuantos siglos.

Nada más entrar, a ambos lados las antiguas construcciones y estrechas calles medievales.

Un poco más adelante, a la izquierda y antes de llegar a la muralla del castillo vemos el Pelourinho, parece ser que uno de los más antiguos del país. Su columna se alza sobre una verraca de piedra, que se conoce con el nombre de Porca da Vila.

En el centro de la Ciudadela hay tres edificiosFachadaStM_1024x682 de interés:

El Castillo de Bragança, ya comentado en la entrada anterior; que da mucho juego al viajero, por su imponente aspecto, las buenas vistas que nos proporciona de la localidad y de su entorno y el interesante Museo Militar que alberga.

La iglesia de Santa María, de origen románico, aunque su portada es barroca.

A primera vista destaca su fachada, de color blanco, en la que resaltan los detalles de piedra, como las ventanas, estatuas y columnas salomónicas  que franquean la entrada. También es conocida con el nombre de Nossa Senhora do Sardao.

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 Iglesia de Sta. María

Domus_1024x682 La Cámara Municipal (Domus Municipalis), uno de los pocos edificios civiles románicos que se conserva en Europa y el único en Portugal.

Se cree que fue construido en el siglo XIII; coincidiendo con la construcción del castillo. Es un curioso pentágono irregular, compuesto por un depósito de agua subterráneo y un amplio recinto diáfano rodeado de ventanas en todas sus caras. Era el lugar de reunión de los miembros del concejo para debatir asuntos de gobierno y administración de justicia.

Un paseo por el perímetro de la muralla sirve para que apreciemos lo extendida que esta Bragança en las colinas circundantes, desde aquí se tienen las mejores vistas de la ciudad y de los montes que la rodean.

Braganca hdr Bragança desde el castillo. Imagen en HDR

Se acabó la visita matinal a la Ciudadela, durante el fin de semana volveremos un par de veces más; por la tarde para visitar el museo y hacer algunas fotos del castillo con el cielo azul y soleado,  por la noche Abreu_1024x682para pasear por su silencioso entorno y verlo iluminado… y al día siguiente –con esto ya no contábamos- para verlo cubierto de nieve.

Pasamos el resto de la mañana en la zona comercial antigua, viendo la Catedral, el cruzeiro, callejeando por  esta zona semipeatonal con algunos edificios de interés.

Hay buenos comercios tradicionales para hacer algunas compras; vinos de la zona del Dao, del Duero y el imprescindible Oporto, quesos, miel producida en Mirandela…

Y algunos escaparates -que como digo siempre- ya solo qComercio_1024x681uedan en Portugal, con productos de lo más curioso y que nos transportan unos cuantos años atrás. El paseo nocturno, con las calles solitarias y sin tráfico,  fue el momento elegido para alguna de estas fotos.

En Portugal se come pronto y llevábamos un par de referencias para la ocasión. Las dos cerca de la plaza de la Catedral.

Una era el Solar Bragançano, que hubo que descartar porque el sábado estaba cerrado; y el otro,  el restaurante Poças, muy concurrido, donde caímos para dar cuenta de un arroz con pulpo y el ineludible cabrito de la zona. El hospedaje se resolvió en el hotel San Lázaro. Correcto alojamiento en este hotel de 4 estrellas, con habitaciones grandes y cómodas. No está céntrico, al borde de la IP-4; pero en el centro solo vimos algún alojamiento modesto. Otro aconsejable, la Pousada, también esta situado a las afueras, así que no queda más remedio que coger el coche. No es problema, hay muy poco tráfico y se aparca fácilmente. Como contrapartida, desde la habitación  teníamos una aceptable vista del castillo. Plaza1_1024x682

Bragança. Praza da Sé y Cruzeiro. Catedral e imagen nocturna

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Plaza noche_1024x682 

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Clube de Bragança

El domingo amanece con la ciudad nevada y mucha lluvia. Así que tras volver a recorrer la Ciudadela, esta vez entre la nieve; nos vamos a visitar el Museo Do Abade de Baçal (Rua Conselheiro Abílio Beça). Está instalado en el antiguo Palacio Episcopal. Suntuosa construcción de la que se conserva –en algunas Museo_1024x682salas- la bonita decoración de madera que adornaba los techos.  Interesante y variada exposición, que comienza con el arte fotográfico, con antiguas máquinas e imágenes de finales del 1800, en las excavaciones arqueológicas egipcias… como ha cambiado la técnica.

Muestras de arqueología calcolítica y romana, etnología, pintura, arte sacro y colección numismática. Una amplia y variada exposición en un espacio bien acondicionado. Curiosas la exposición de veletas retiradas de algunos edificios de Bragança. Su denominación portuguesa es una bonita palabra: Cataventos.

El Museo del Abad de Baçal  lleva el nombre de su ilustre y tenaz impulsor. Francisco Manuel Alves fue historiador, arqueólogo y sacerdote. Desde su ordenación a su muerte  párroco de su pueblo natal, la cercana aldea de Baçal. Su mayor pasión: recopilar testimonios arqueológicos, históricos y etnológicos de Trás Os Montes. Hoy, en una exposición que merece la pena visitar.

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El cartero de Bragança. Iluminación nocturna en la muralla.

Para finalizar dos imágenes curiosas. La iluminación psicodélica, corresponde al entorno de las murallas del Castillo. Bajábamos en coche, bordeándolas, y una extensa zona ajardinada tiene esta iluminación.

Para finalizar el viaje, en un fin de semana con el tiempo muy cambiante, nos encontramos el arco iris en una carretera zamorana. Sin pensarlo, paramos en la cuneta y nos lo llevamos a casa.

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2 comentarios:

  1. Hermoso viaje y estupenda crónica. todo ello además ilustrado con magníficas fotos.
    Es una zona que está en nuestra agenda también

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  2. Desde Galicia lo tienes a tiro de piedra, y con buenas carreteras -por tranquilas- para divertirse con la moto.

    Cuando mejore el tiempo, con dias privamerales y soleados, tiene que ser una delicia. El paisaje y las vistas garantizan un buen viaje.

    Saludos,
    Carlos

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