Vacaciones en la City (Londres)

La primera imagen

  St. Pancras Station

Siete días en Londres han dado para ver algo y cansarse mucho. El viaje comienza con un vuelo Valladolid-Londres que nos lleva al aeropuerto de Stansted, moderna terminal diseño de Norman Foster. ¡¡Cuanto “Foster” hay en Londres!! Los días siguientes encontraremos el Puente del Milenium, el “pepino” del Swiss Re, o el Great Court del British.

Stansted está situado a 64 Km. al noreste de Londres, y elegimos como medio de transporte el que se ofrece como más rápido: Stansted Express.  Tanto a la ida como a la vuelta el tren realizó el trayecto en apenas 45 minutos. 

Es posible realizar el transporte en autobús, bastante más barato por lo visto en internet, pero con la incertidumbre de la duración del viaje, sometido a las condiciones de tráfico según la hora elegida. Los trenes circulan cada 15 minutos, no hace falta ocuparse mucho del horario. El acceso está en la propia terminal –planta baja-, donde obtenemos unos billetes de ida y vuelta; el de retorno es un billete abierto con 30 días de validez desde la fecha de emisión.

El Stansted Express nos lleva a la estación de Liverpool Street, a tres paradas de nuestro hotel, The Judd Hotel situado en el distrito de Bloomsbury, muy cerca de la Russell Square.

En la estación de Liverpool adquirimos una tarjeta Travel Card valida para los 7 días en las zonas 1 y 2 –es un área muy amplia de Londres, en ella están todas las atracciones turísticas-. Un invento imprescindible, con ella nos transportamos en metro y bus, sobre todo en este último, una vez que le cogimos el truco y nos hicimos con un plano de los autobuses que circulan por el centro. La ciudad es muy grande y preferimos recorrerla en bus mejor que en el “tube”; a ciertas horas es una lata de sardinas. Salvo alguna vez –por rapidez, o no saber ubicar la parada adecuada- preferimos el bus, menos apretados y con vistas de la ciudad.

Con el tema del transporte solucionado para el resto del viaje subimos al metro en la misma estación de Liverpool, un corto trayecto nos llevará hasta St. Pancras.

Salimos de la estación St. Pancras y al volver la vista nos sorprende su aspecto. Es un impresionante edificio victoriano, con fachada de ladrillo y formar rebuscadas. A medida que nos alejamos un poco se aprecian mejor los tejadillos que la rematan.

Será la primera imagen de Londres, como sucedió en otras ciudades, que nos dejaron grabada esa primera impresión; la vista del Duomo en Florencia, el Coliseo en Roma, el mogollón de gente transitando por la Rué Rivoli, en París, a media tarde según salimos de la boca del metro; o la muchedumbre que nos encontramos el año pasado en el centro de Ámsterdam, al llegar un día festivo.

El edificio fue un antiguo y lujoso hotel de 1876 –Midland Grand Hotel-, cerró en 1935 y a punto estuvo de ser demolido en los años 70. Se aprecian algunos andamios y parece que su destino final es volver a su actividad inicial con renovado esplendor de hotel de 5 estrellas en una fecha próxima. También ha sido protagonista cinematográfico, apareciendo en una de las partes de Harry Potter.

Alberga una estación de metro, trenes de cercanías y la estación internacional del Eurostars que cruza el Canal de la Mancha hacia París. Volveríamos alguna vez más a buscar aquí el metro, aunque acabamos evitándola;  al ser una estación de las grandes las caminatas por el interior pueden ser considerables. A 300 m. del hotel esta el metro de Russell Square, con la línea hacia Picadilly, y era más cómodo.

 Cuidadin al cruzar

Un corto paseo, prestando atención a los cruces –hay que acostumbrarse al tema de la izquierda- y en unos minutos caminando llegamos al hotel; apenas son las 4 de la tarde y aquí comienzan nuestras vacaciones londinenses.