Diarios de una Bultaco: Garganta la Olla y Piornal

Entre la Vera y el Jerte

Garganta la Olla, desde el mirador

Desde el Monasterio de Yuste sale la estrecha carretera que nos llevará hasta Valdastillas, pueblo ya situado en la carretera N-110, que recorre el valle del Jerte entre Plasencia y Tornavacas.

Con diferencia, el tramo más bonito que recorremos estos días. Veremos innumerables gargantas, cascadas, piscinas naturales, arroyos y pozas. Por la revirada y estrecha carretera disfrutamos del paisaje, buenas vistas al valle, desde gran altura; poco a poco va descendiendo hasta la localidad de Garganta la Olla, a 7 km del Monasterio.

Antes de llegar al pueblo, un par de miradores ofrecen unas magnificas vistas de su situación y se adivina la Garganta Mayor, baja bastante agua y la zona esta animada por los visitantes que se acercan a ver sus piscinas naturales.

Garganta la Olla por su situación, los edificios y barrios populares de gran interés que conserva –de los siglos XVI al XVIII-, es uno de los pueblos que no hay que perderse durante el fin de semana. Aparcamos el coche a las afueras, parece que sus estrechas calles están peatonalizadas, y si no es así da igual, no habrá donde dejarlo.

Iniciamos el paseo por la calle del Chorrillo, y nos encontramos con la famosa Casa de las Muñecas –no pasará desapercibida-, pintada de azul rabioso para evitar confusiones indeseables. Era el “bar de las luces” del sequito de Carlos V, “puticlub” de alta alcurnia casi conservado en su estado original. Le falta el mirador que había por encima del dintel, que permitía observar el genero sin bajarse del caballo. Todavía se aprecia la muñeca esculpida en la piedra de la jamba izquierda de la puerta y las de la cerradura, que servían de reclamo.

Casa de las Muñecas

Curiosamente su dueña la dejó en herencia como Casa Parroquial, uso que no llegó a adquirir debido a su anterior función. Desconozco si los meritos del párroco para recibir tal encargo eran debidos a su interés por la salvación de las almas, o respondían a otros impulsos terrenales que realizara con igual empuje. Se vendió, y con el importe obtenido se construyó la nueva Casa Parroquial.

En el pueblo hay otra casa, conocida con el nombre de Casa de Mozas de Fortuna, dedicada a idéntico fin pero –al parecer- de rango más popular.

Un poco más adelante la Plaza Mayor, con antiguas casas bien conservadas y presida por el Ayuntamiento. En los bajos la oficina de turismo, donde amablemente, nos dan información de la zona y nos recomiendan el recorrido a realizar por la localidad. Nos dicen que a las 14:30 se cortará la carretera desde Piornal hasta esta zona, se corre un rallye regional. Así que tendremos que andar con cuidado para no quedar en la zona restringida y esperar 2 o 3 horas a que la vuelvan a abrir.

Barrio de la Huerta

Seguimos nuestro paseo según el recorrido indicado, llegamos al barrio de la Huerta, conjunto de casas serranas con soportales y entramado de madera con ladrillo o adobe. Lastima de los coches aparcados bajo los soportales, que quitan atractivo al conjunto… pero en algún sitio tienen que dejarlos.

Vemos algunas tienda de comestibles, donde compra la gente del pueblo, no las turísticas del entorno de la Plaza Mayor; aprovechamos para llevarnos unos quesos de cabra extremeños que a buen seguro nos dejarán tan buen sabor de boca como la localidad. Aprovechamos para conversar un poco con las clientas y nos narran, de forma breve y concisa, la leyenda de la Serrana.

No hay que dejar de ver -y fotografiar- la casa de la Peña. Es el símbolo del pueblo, curiosa edificación que sustenta parte de su entramado con un poste que tiene por base una roca natural situada en medio de la calle.

Seguimos nuestra ruta hacia Piornal, el pueblo más alto de Extremadura, a unos 1.175 m de altura. La carretera es espectacular, una sucesión de “paellas” que hoy se acompañan de parrilladas y barbacoas. Las paellas, propias del trazado; y las parrilladas las están preparando los aficionados que, a esta hora, ya han cogido los mejores sitios para ver pasar los coches del rallye. Hay que circular con cuidado, la carretera es estrecha –apenas caben dos vehículos- y estas pruebas calientan mucho la sangre a los aficionados, nos cruzamos con unos cuantos que suben como tiros a buscar sitio.

Llegamos a Piornal, su nombre hace referencia a la abundancia de piornos. En la zona veremos muchos de estos pequeños arbustos con sus flores amarillas. Apenas nos detenemos, una vuelta rápida, no tiene mucho encanto, nada que ver con el anterior, y queremos echar unos víveres para el maletero, son las 2 de la tarde y solo nos falta que nos corten la carretera antes de llegar a la cascada del Caozo, nuestro próximo destino, donde no sé si habrá posada o mesón para repostar el estomago. Es sabido que las cascadas con el estomagó vacio tienen mucho menos encanto. No habrá problema pues a partir de esta localidad la carretera cambia totalmente, mucho más ancha y rápida, así que está claro que la prueba será por la zona estrecha y montañosa.

El pueblo, ya en la zona de bajada hacia Valdastillas tiene unas buenas vistas, a la salida del mismo tenemos la suerte de encontrar una buena extensión de cerezos en flor. Se nota el retraso en la floración por la altura. Pasamos un buen rato tirando fotos en un bonito paisaje.

Tres km. antes de llegar a Valdastillas una cerrada curva da acceso a una carretera agrícola, a pocos cientos de metros un pequeño puente con zona donde aparcar.

Vamos a encontrar una de las mejores cascadas del Valle del Jerte, llamada del Caozo. Con fácil acceso, solo hay que remontar el curso del agua unos 100 m., llegamos al salto, 30 metros de caída, con mucha agua en esta época.

Excelente sitio, donde estaremos un par de horas, disfrutando de la tranquilidad –prácticamente solos- y el espectáculo del agua en su caída. Agua y fotografía, una combinación que da mucho juego, donde se puede disfrutar haciendo pruebas con la cámara.