miércoles, 22 de abril de 2009

Pon una bici en tus fotos

Bicis, bicis, bicis...


Puerto de Copenhague. La Royal Library (Black Diamond) desde el puente Knippelsbro.


Fin de semana en Copenhague, 4 días del 17 al 20 de Abril, incluida una escapada a la sueca Malmö por el vertiginoso puente de Oresund, y, repasando las fotos del viaje veo que en muchas de ellas, sin buscarlo, se ha colado una bicicleta como protagonista inesperado.












Copenhague parece ser el paraiso de la bici, ciudad tranquila, extrañamente silenciosa para nuestras costumbres, sin el bullicio y ruido que generamos más al sur. Sorprende gratamente como en horas punta del mediodía apenas hay circulación en las calles y la cantidad de ciudadanos que se desplazan en este medio tan silencioso. Es un placer pasear por ella en unos dias que resultaron soleados y con una temperatura -al mediodía- más que primaveral.













Los ciclistas -hay tantos- son invitados inesperados en la mayoria de las fotos. A nuestro lado, silenciosos como en la realidad, necesitamos un breve periodo de tiempo para acostumbrarnos a ellos y no invadir sus espacios, los carriles bici, que proliferan en todas las calles principales. Los conductores los respetan como a otro vehículo más, y las plazas y cercanias de las principales estaciones de metro o tren son enjambres de bicicletas en las que parece imposible que puedan localizar la suya.












Parking llenos de bicis -la estaciones son una selva-, casi no hay edificios en los que no haya alguna apoyada, casas cutres o suntuosas, ninguna se libra, las encontraremos en las calles peatonales, de la mano de sus dueños; en los trenes -hay espacios habilitados para llevarlas-, de día, o de noche y creo recordar que también en barco, pues en el viaje anterior durante el paseo marítimo una jovén bajo en una de las parada con su bici.

Estilizadas máquinas de carreras, con el ciclista equipado con malla y casco, que de pie sobre los pedales, en un equilibrio imposible, espera a que cambie el semaforo. De paseo -muchas- con su cestita para las compras o los libros.











Familiares, de ingeniosos diseños, en los que el padre o la madre lleva uno o dos niños -futuros ciclistas-, que ya toman contacto con el medio en un carrito delantero con protección para el frio y la lluvia.

Sorprendente bicicleta y media, donde una bici lleva incorporada a su parte trasera una de talla más pequeña -sin rueda delantera, como si hubiera sido cortada a la altura de la tija de la dirección- en la que un niño también va dando pedales.

Bicicletas "oficiales", como las de correos. Con dos modelos -uno el triciclo de la foto- y otro de diseño especial, con dos grandes carteras a la altura de la rueda trasera y un gran cofre encima de la rueda delantera. El cartero tiene que estar en forma, pues la carga que puede llevar es considerable.

Bicicletas "alternativas"; de "pasota", que deciamos antes. Inolvidable una biplaza con una especie de caja de madera -por no decir feretro- acoplado en la parte delantera y en la que un chico transportaba a su pareja, que iba comodamente estirada y tapada con una manta. Lamentablemente no hay foto porque nos encontramos de frente en una calle estrecha y poco transitada y mi atrevimiento no llega a apuntar a nadie con la cámara a 5 metros de distancia.

Públicas, pues la ciudad mantiene un sistema de prestamo de bicis con las que te puedes desplazar de un lugar a otro. Como los carritos de los supermercados, introduces una moneda de 20 coronas en su parking y cuando la deposites en cualquiera de los multiples destinos, te las devuelve.

Bicicletas relucientes, decrepitas, nuevas, oxidadas, con la última tecnología, abandonadas y algunas mutiladas. Todo un mundo sobre dos - o 3- ruedas y, seguramente, una forma de vida.

En Malmö, ciudad de mucho menor tamaño, la tónica era la misma. En un tranquilo día de domingo la vida transcurre por sus calles y parques pedaleando.

Encontramos este curioso contador de bicicletas - unos sensores las detectaban y la cifra iba aumentando a medida que pasaba alguna-. A las 14,20 horas del domingo 19 de abril llevaba contabilizadas -en ese día- 1.682 bicis, en una calle cercana a una centrica plaza.

Es el norte de Europa y aquí, las bicicletas, no sólo son para el verano...

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