sábado, 5 de abril de 2008

...Siempre nos quedará París

Cinco días en París

Aprovechando las fechas finales de la Semana Santa y unos días de la semana siguiente viajamos a París. A las 16,00h aterrizó nuestro avión en el Charles de Gaulle y tras un "paseito" por la terminal cogemos el RER. En poco más de media hora nos deja en la céntrica estación de Les Halles y a 300 m. caminando llegamos al hotel elegido para estas pequeñas vacaciones.
Nos hospedamos en el Grand Hotel de Champagne, muy céntrico, a escasos metros de la Rué Rivoli y con la mayor parte del centro turístico accesible a pie, ya que así haríamos escasos viajes en el metro, prácticamente solo hasta el Sacre Coeur, el Arco de Triunfo y la torre Eiffel. Es sábado, todavía en horario comercial -con todo el bullicio de sus céntricas calles- y disponemos de 4 días para descubrir un poquito de la ciudad...
Imborrables los bonitos paseos que puedes dar al anochecer. La torre, Notre Dame, la Concergierie a orillas del Sena, el Louvre, etc.... las iluminación nocturna los resalta de manera magnífica y son imágenes que quedan grabadas para siempre.
La belleza de la inmensa Notre Dame. De noche la puedes admirar tranquilamente; sin rastro del barullo turístico que hay a lo largo del día.

 
En esas horas nocturnas podrás disfrutar de verdad. Pues de día Notre Dame esta completamente invadido por los visitantes.
 
Como el hotel estaba muy cerca de estos sitios no dudamos en salir, ya tarde algún día, para obtener estas magnificas imágenes.

A la izquierda el Hotel de Ville -Ayuntamiento de París- con el agua de la lluvia recién caída resaltando la iluminación del edificio.

El Sena tiene un bonito entorno, edificios históricos que de noche resaltan con las luces y reflejos de su propia iluminación y del río... El encanto de los "bateau" que hacen los recorridos nocturnos.
Imagen nocturna de La Concergierie desde la otra orilla del Sena.



Visitamos la Saint Chapelle a primera hora de la mañana, creo que es lo mejor, para evitar aglomeraciones.
 
Y aunque nuestro destino eran las torres de Notre Dame, al pasar por la entrada vimos que en ese momento empezaba a entrar la gente y aprovechando la escasa cola -no más de 20 personas- la visitamos en primer lugar.
 
Que vamos a decir de las vidrieras que ya no esté escrito!!
Parada imprescindible para cualquier visitante!.


El Louvre, que locura, inabarcable, impresionante, insuperable, inmenso y todos los in... que se te ocurran. Lástima que por cuestión de como habíamos organizado el viaje solo pudimos acudir un día -unas 4 horas-, nos quedamos con las ganas de volver el martes, pero es el día de cierre. Miles de personas visitante sus salas, con una presión que me parece no resistirán mucho tiempo las zonas donde están las maravillas griegas como la Venus de Milo y la Victoria de Samotracia o todo la zona de la Grand Galerie, con la inmensidad del arte italiano de Leonardo, Rafael, Veronese, Lippi, Caravaggio... una lista interminable.
La Gioconda... casi es mejor no intentar verla... a unos 15 metros con protección de cristal blindado y rodeados de varias filas de gente cuyo único interés parece ser fotografiarla... como sea. Sinceramente creo que se ve mejor en muchos libros de arte. Pero bueno... es un rito más.

La Grand Galerie, podrías estar toda una tarde en ella para ver las maravillas que cuelgan de sus paredes; impresionante colección de pintura italiana.
 
Choca ver como cuadros firmados por Rafael o Caravaggio apenas llaman la atención. Con una sola de esas obras cualquier ciudad del mundo tendría un Museo que justificaría la visita... tal es el exceso que te rodea en miles de metros cuadrados. Pero bueno, solo esto, ya es una buena disculpa para volver a París en cualquier momento.



Tuvimos oportunidad de ver París desde las alturas en varias ocasiones, el Sacre Coeur, la 7ª planta de las Galerías Lafayette, el Arco de Triunfo -al que subimos de noche- y las Torres de Notre Dame.

Me quedo con esta última. Desde las Torres de Notre Dame obtuve las vistas más bonitas de París. creo que su situación - en el centro de la ciudad- las hace inmejorables. Hay otras que no conocí, como el rascacielos de Montparnasse y el último piso de la torre Eiffel, pero creo que el éxito no es por la altura sino por la situación. Y tanto la torre como el rascacielos tal vez sean demasiado altos, pues superan los 200 metros.

Los "passages" de París. Antiguos pasajes que cruzan de una calle a otra, bellamente decorados y llenos de tiendas de todo tipo. Escasamente frecuentados por los turistas, antepasados de las modernas galerías comerciales que no conducen a ninguna parte pero te harán sentir transportado a otro tiempo, por su decoración y por los comercios que los pueblan. El pasaje Vivianne, -en la foto- uno de los más refinados con librerías de viejo, una gran enoteca y restaurantes; uno de los pasajes más lujosos. Suelos de mosaico antiguo, viejas lámparas y columnas que resaltan los cuidados escaparates, magnífica cubierta que le proporciona iluminación natural.Muy cerca de este también recorrimos el pasaje Choisseul menos refinado y con comercios convencionales, pero igualmente bonito.

Desde la Rue Rivoli hasta la Plaza de la Bastilla y la Plaza de los Vosgues se da un agradable paseo. En la Rue Saint Antoine encontraras muchos comercios de comestibles, ya fuera del circuito turístico y podrás comprar magníficos quesos franceses en una par de Fromageries que hay en la zona, así como vino, cuidadas fruterías que exponen las mercancías con detalle y unas excelentes pastelerías y boulangeries (la de Paul en esta calle, es excelente -la foto de pan es de allí-).


Queso, pan y vino... ¿que más quieres amigo Sancho?

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