Una Casa de Comidas

Chartier

Solo es una Casa de Comidas. Inicialmente para servir comidas a los obreros de la zona. Su clientela ha cambiado pero sigue sirviendo la misma comida tradicional, con precios asequibles.

La decoración de la sala, la iluminación, la vestimenta de los camareros, las columnas de hierro, los paneles de madera, los espejos que recubren las paredes y los manteles de cuadros rojos están ahí desde 1896.

Antigua sala con capacidad para más de 300 personas, minúsculas mesas, en las que si no hay mucha gente comeras tranquilamente con tu pareja... pero si hay clientes -y es lo normal- te sentarán a tu lado a desconocidos hasta completar la mesa de cuatro o seis cubiertos. Un auténtico comedor global. No es el lugar para una cena íntima...

Viajamos cien años hacia atrás en esta "máquina del tiempo". Antigua iluminación amarillenta con los clásicos globos. Cuberteros númerados donde los antiguos clientes habituales dejaban sus cubiertos. Percheros metálicos, soportados por columnas, que recuerdan a los trenes antiguos.

Chartier fué declarado monumento histórico en 1989.

Comimos en él un día de diario, aparentemente rodeados de parisinos que trabajan por la zona. Hacén una comida rápida y vuelta al trabajo. En el 7 de la Rue del Faubourg Montmartre, en el interior de un anodino pasaje, cerca de los grandes Boulevares, desde donde llegamos dando un paseo. Recorremos la cercana calle Drouot, con su gran galeria de subastas y los viejos comercios de filatelia y numismática.

La noche del sabado, había una gran cola esperando para la cena. Parece ser lo habitual. El Martes, al mediodía, el ambiente era bastante más tranquilo.

La comida, de raciones abundantes y de una calidad normal, también la cuenta, será uno de los sitios más baratos para comer en París. El servicio amable y rápido. Hay que reconocer que está muy bien conservado, el ambiente es único y muy auténtico, de otra época; merece la pena conocerlo. Una auténtica Casa de Comidas con más de 110 años encima.