sábado, 24 de octubre de 2009

Alto Douro Vinhateiro

 Viaje por el Duero

(De Pedras Salgadas a Peso da Régua)

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El fin de semana de Agosto que pasamos en Caramulo nos dejó con las ganas de recorrer la zona entre Lamego y Vila Real. Desde la autovía descubrimos los bonitos montes llenos de viñedos, olivos y quintas, por los que la carretera cruza el alto Duero. A la altura de Peso da Régua, desde el viaducto sobre el Duero, se adivinan unas vistas excelentes  acompañadas por la carretera que discurre siguiendo el curso del rio.

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Dicen los portugueses que la EN222 es la carretera más bonita de Portugal (Ver mapa).

Viñedos y carreteras serpenteando por las colinas

Poco más de 20 km acompañando al Duero en su curso entre Pinhao y Peso da Régua, camino de Oporto. El río, al igual que el resto de paisaje, ha sido sometido por la mano del hombre y corre tranquilo y pausado; su antigua furia quedó en las paredes de los embalses que se suceden.

25.000 hectáreas forman la zona vinícola, a lo largo de 13 municipios, que conforman un paisaje inigualable. En ella se produce vino desde hace más de 2.000 años, y es la cuna del vino de Oporto. La labor ancestral y continuada del hombre a creado un paisaje único. Millones de viñas en un suelo pizarroso y escarpado, montes sólo salpicados por las construcciones de una Quinta y la vida de los pequeños pueblos que vamos encontrando.

La Unesco lo calificó en el año 2001 como Patrimonio Mundial de la Humanidad, en la categoría de IMG_5762_1024x682paisaje cultural; con acierto, tal es la belleza de las terrazas y viñedos que cubren estos valles y colinas.

Así; con la curiosidad despertada al cruzar la zona en el viaje a Caramulo, las buenas referencias que encontramos en Internet y la imaginación desbordada releyendo “Tras Os Montes (un viaje portugués)” –de Julio Llamazares-, libro de viajes que recorre muchos de los pueblos por los que íbamos a pasar -la zona de Tras Os Montes está delimitada por el río-; comenzó un viaje de 3 días por el Duero.

350 km nos separan desde León de nuestro destino, una quinta en el termino de Tabuaço, subida en una colina en la carretera entre Peso Da Regua y Pinhao.

El viaje transcurre por la autovía, excelentes las que han hecho en Portugal, y que han acercado unas horas una zona a la que había que llegar por unas carreteras difíciles.  La primera parada será en Pedras Salgadas, pequeña localidad con tradición balnearia, famosa por el agua carbonatada natural que se envasa con su nombre.

Abandonamos la autovía y por una carretera de “las de antes” llegamos al pueblo. Es zona de extracción de granito y vemos varias canteras. El atractivo de la localidad era visitar un famoso y centenario, parque balneario que hay en la misma. Aunque ya sabíamos que estaba en obras, y se deberían haber acabado en 2008, llevan bastante retraso. Será la crisis.

IMG_5758_1024x682El parque es un recinto ajardinado y cerrado por un pequeño muro. A pesar de las obras esperábamos poder visitar algo, o ver alguno de sus famosos “Nascentes” con su sistema de extracción de agua tan antiguo. El gran recinto ajardinado esta  plagado de edificios centenarios, pero imposible de visitar, todo está en obras y tienen para rato. Más tarde, en el centro del pueblo veremos algunas pancartas que se quejan del perjuicio que causa a la localidad el retraso en esta indudable atracción turística. Las obras forman parte del proyecto Aquanattur, que engloba a esta instalación y a la cercana de Vidago.

Colindantes al parque encontramos otros edificios; abandonados algunos, otros en ruinas (foto sup.), pero  todavía conservan esa atracción del ambiente de otra época que reflejan. Mucha madera, azulejos, los antiguos jardines…

Un paseo por la cuidada calle central de Pedras Salgadas, con la preceptiva parada en la “Pastelaria” para tomar un café y unos buenos pasteles.  Seguimos nuestra ruta.

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A partir de Vila Real el tosco paisaje de Trás Os Montes se convierte en un gigantesco viñedo, cada vez más bonito.

Navegando por el Duero en Peso da Régua

Dejamos la autovía en Peso da Régua, con el Duero a la vista. Esta población de apenas 10.000 habitantes es el centro de la región vinícola. En 1756 fue escogida por el Marqués de Pombal para alojar la Companhia Geral das Vinhas do Alto Douro. Desde aquí zarpaban los rabelos transportando los barriles de Oporto hasta las bodegas de Vila Nova de Gaia.

IMG_5774_1024x682 Un paseo por la zona del río y de la estación, el resto no tiene mayor interés. Hay un antiguo almacén ferroviario de madera, convertido en restaurante y tienda de vinos, puro diseño, muy bien integrado en el sitio. Régua tiene una buena vista sobre el Duero, rodeado de colinas llenas de vides y haciendas rurales.

Es la hora de comer y las calles se quedan desiertas, así que, en una concurrida casa de comidas reponemos fuerzas.

IMG_5789_1024x682Durante los 3 días tendremos un tiempo veraniego, caluroso, con temperaturas cercanas a los 30 grados.

Una vez comidos, nos vemos empujados -por partes iguales- por las cuestas de Régua, el calor, el churrasco y el vino hacia el embarcadero. Hay diversos barcos dispuestos para zarpar a recorrer el Duero y vamos a subir en el primero que salga. 

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A este puerto fluvial llegan grandes barcos que hacen una ruta turística –de varios días- desde Oporto.

Hay un gran trasiego de excursiones y autocares. Vendedores de sombreros (2 por  5€); un ratito después los echaríamos de menos, navegando a favor del viento –sin brisa- y cocidos por el sol. Uno de los barcos parte en apenas 10 minutos y con otra media docena de pasajeros iniciamos un recorrido rio abajo de una hora de duración.

Sentados en la cubierta, con la brisa del rio en la cara, disfrutamos del paisaje, con los montes llenos de viñedos y quintas.

Suficiente viaje para conocer los alrededores de Régua –población muy extendida por las colinas cercanas-. Un agradable recorrido, aunque una vez realizado el trayecto recomiendo navegar por el río partiendo de Pinhao, donde el Duero va  encajonado y el paisaje es todavía más espectacular.

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Descansados seguimos nuestro viaje, cruzamos Régua y, atravesando el puente de hierro sobre el Duero,  enfilamos la EN222 en dirección a Pinhao.

El siguiente destino es nuestro alojamiento; la Quinta de Santo Antonio,  unos 5 km antes de llegar a Pinhao.

La carretera transcurre por la misma orilla del Duero. Poca circulación, algún autobús que nos lleva a 50 por hora y un poco de precaución. La escarpada ladera que llevamos a nuestra derecha provoca  frecuentes desprendimientos de tierra que invade la vía. No tenemos prisa,  disfrutamos del paisaje, cada vez más cerrado al separarnos de Régua y dejar atrás la pared del embalse.

Pequeños pueblos y montes “con denominación de origen”, con los nombres de las bodegas propietarias en grandes carteles sobre el terreno, entre las viñas. Quinta de la Rosa, La Pacheca, Quinta Nova, Sandeman, Quinta do Portal, Ferreira, Quinta do Vallado,  Offley…

A cada kilómetro que nos adentramos en el valle el paisaje es más impresionante. Viñas y olivos, cuidados en extremo, en unos montes que rezuman riqueza.

Al otro lado del río, el ferrocarril de vía estrecha, casi al nivel del agua;  desde Pocinho hasta Regúa realiza un viaje único por este entorno.

IMG_6096_1024x682  Peso da Régua, al fondo, detrás del viaducto, desde el embalse.

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