Piensa en Verde

Recién llegados de Dinamarca, casi con las maletas sin deshacer, y sintiendo que una semana pase tan rápido. En nuestra retina todavía está grabado el verde de las praderas danesas. Verde fresco que ya añoramos cuando el avión iba a tomar tierra y a lo largo del viaje desde Madrid, nuestros campos tienen un color que en nada se parece al que acabamos de dejar...

Con base en una casa, cerquita del mar, en Hejlsminde, el puntito azul en el mapa, recorrimos la mayor parte de las ciudades o pequeñas localidades que habíamos previsto y aún pudimos hacer algún descubrimiento interesante e inesperado. Como la pequeña Haderslev o el bonito paisaje de Middelfart. Las c
iudades recorridas están marcadas en rojo en el mapa superior.

Nos gusto la antigua Ribe, como ya esperábamos, y la tranquilidad de Horsens o Kolding. Las pequeñas pero magníficas playas de Fredericia, o de Hejlsminde, con sus casitas de vacaciones y la vegetación que llega hasta el mar.

Magnífico el castillo de Egeskov, con una impresionante colección de objetos de todo tipo, bellísimos jardines y unas colecciones de carruajes, coches, motos, aviones y camiones que pocas veces tenemos ocasión de ver los aficionados. La colección de coches y motos es excepcional, con ejemplares de gran valor y muy dificiles de ver, y en un entorno inmejorable.

Otras ciudades no calaron tanto. De Odense o Arhus esperábamos más, pero creo que se nota su tamaño y se van pareciendo a otras ciudades con sus típicas calles céntricas llenas de comercios y edificios que no tienen mayor encanto.
El contraste de nuestro modo de vida y el danés. Aparte del relativamente bullicioso Copenhague y la animación de la tarde en Arhus, el resto es un remanso de paz y tranquilidad.


La sensación de seguridad que da el ver como la mayor parte de las casas están separadas unas de otras por setos bajos, sin ningún cerramiento, y la falta de rejas y otros elementos que aquí se han convertido en imprescindibles. Las viviendas danesas muestran su modo de vida a través de sus ventanas. Nada que ver con las fortalezas en que se están convirtiendo aquí las viviendas en los entornos rurales, o afueras de las ciudades.
Sensación que se refuerza, al ver cientos de bicicletas y a sus usuarios que paran a comprar en un comercio y dejan las bolsas que ya llevan en las mismas, con una confianza que aquí resultaría extraña por no decir otra cosa...

Impresionantes paisajes, algunos inolvidables, como la vista desde el avión al llegar a Copenhague y pudimos apreciar el puente de Oresud. Obra de ingeniería que parece un truco visual, pues los 18 km. entre Dinamarca y Suecia son salvados por un gigantesco puente-túnel. Increíble la visión, casi irreal, al ver como la autopista que va sobre el puente pasa a ser un túnel y literalmente se hunde en el mar como si de un montaje fotográfico se tratara.
Buenas autopistas, gratuitas, excepto los dos grandes puentes-, nos impresionó el tráfico de coches y camiones que hay los días laborales. Y terrible un día de viento, creo que hay muchos, en los que circular por la autopista daba algo más que respeto. En el puente de Vejle, que transcurre sobre el mar se formaba un atasco de kilómetros, pues el viento hacia que los vehículos lo cruzaran a 70 km/hora.

La calidad de vida no es gratis y aunque los sueldos pueden ser el doble o el triple los impuestos, tal y como nos comentaron, se llevan entre el 39 y el 50% de su sueldo...También nos dijeron que como España, para vivir, en ningún sitio (España y marcha eran palabras asociadas)... que nos sirva de consuelo.
Como el recorrido y el material fotográfico da para ello, seguirán más entradas de las localidades visitadas... De momento me quedo con el verde. En septiembre, Dinamarca es verde, verde...

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