Ángel Nieto, un piloto de leyenda

Hasta siempre, MAESTRO

Ángel Nieto

Una vez más, paradojas de la vida, un deportista acostumbrado a jugarse la vida durante toda su carrera la pierde en un tonto accidente de tráfico.

Ángel Nieto (Zamora 25/01/1947 – Ibiza 03/08/2017) emprendió en su niñez una carrera que le llevaría a convertirse en un mito del motociclismo mundial. Un piloto de leyenda que escribió las primeras páginas de la gran historia del motociclismo español.

Su vida, contada algunas veces por él, y muchas otras por los que le acompañaron en sus primeros años de triunfos era una autentica película de la época que le toco vivir.

Basta recordar como con 13 años se marchó de Vallecas a Barcelona –donde se movía el escaso mundo de la moto en España- y se pasó 6 meses durmiendo en una frutería. Su carrera comenzó en la mítica Bultaco, pero no pilotando sus máquinas, sino barriendo la fábrica. Tesón y pasión por las motos le llevaron a triunfar como nadie en lo que más le gustaba. Él mismo lo decía “desde que me levantaba hasta que iba a dormir solo pensaba en las motos”.

Nieto animando a Santi Herrero el día que este perdió el Mundial en Opatija (1969)

Coetáneo de Santi Herrero, malogrado piloto español que estaba destinado a ser el primer campeón de Mundo en 250cc. Santi salió de apoyo para Ángel con otra Derbi en varias carreras del Mundial. Al año siguiente –1970-, un desgraciado accidente en la peligrosa Isla de Man acabó con la vida de Herrero.

Temido y respetado por el resto de pilotos en los circuitos Nieto era un especialista en ganar carreras saliendo a rebufo en la última curva, sus rivales sabían que llevarlo detrás era mortal. Una larga trayectoria –17 años-  en el Campeonato del Mundo le llevó a ganar 7 títulos en 125 cc y 6 en 50 cc. En total 12+1, como a él le gustaba decir. Era el rey indiscutible de las “tazas de café”.

Ya retirado dirigió varios equipos en el Mundial, su saber hacer y maestría sirvió de ayuda y abrió las puertas a muchos pilotos españoles. El MAESTRO, como le llamaban todos, siempre daba buenos consejos.

Los aficionados disfrutamos como nunca de su labor como comentarista en las pruebas del Mundial. El sabía lo que se cocía dentro y hablaba con mesura y respeto de todos los pilotos. Muchas veces contribuyó a limar asperezas surgidas en la pista entre ellos. Ángel Nieto era un hombre de respeto. Su carácter, la docena larga de títulos mundiales y un doctorado en la universidad de la vida eran un aval indiscutible.

Seguramente el motociclismo español contemporáneo ya ha dado mejores pilotos que Nieto, pero tan grandes como él, ninguno. Se queda para siempre en la memoria de los aficionados y en las páginas más brillantes de la historia del motociclismo.