¿ Como estaba la Plaza ?
¡¡ LLeeeena !!
Llena, no. Hasta la bandera. Hace años que no había en el León Arena una entrada de este calibre. Desde la ultima tarde con José Tomás en el cartel.
¿ El cartel ?
Tomás, Fandiño y Mora (de izq. a dcha.)
Tres figuras del toreo
Juan Mora, Iván Fandiño y un mito: José Tomás
…Y los toros ??
…De vacaciones
No hubo suerte con los toros de las ganaderías de Domingo Hernández y El Pilar. Tres morlacos de cada. Debieron de ponerse de acuerdo en los corrales a ver quien lo hacía peor. Solo salvó –se aguantaba de pie- el segundo de José Tomás.
José Tomás, con el quinto de la tarde
Seria por no estropear la frase taurina “No hay quinto malo”. El toro resistió la faena sin caer y el diestro –como siempre- puso lo que no hay para dejar señal de lo que sabe hacer en el ruedo. Con eso nos tuvimos que conformar. Corto una oreja y para de contar.
El resto de la corrida transcurrió viendo unos animales impresentables, blandos de manos los más. Se hartaron de arrastrarse por el ruedo.
No insistas, que no me levanto…
Dos de ellos no es que se cayeran, es que no se tenían... Estaban muertos con los ojos abiertos, sin capacidad para seguir la muleta. Era más fácil matarlos de un susto que con la espada.
…mira que sois pesaos
Nada pudieron hacer con cinco de los toros que se lidiaron esta tarde en la tercera de la Feria de San Juan.
A Mora le toco en suerte un lote nefasto, siguiendo la tónica de la tarde. Animales que, de salida, denotan falta de fijación. Se toman el ruedo como una noria, dando vueltas alrededor sin coger los capotes. Pronto demostraron blandura de manos.
Mora en acción, con el primero de la tarde.
A media lidia los toros se quedaron –en su mayoría- sin fuelle, llegando a ser incapaces de entrar a la muleta.
Fandiño (arriba), y J. Tomás (abajo), viendo el panorama… nada alentador
Iván Fandiño. El de Orduña puso ganas y oficio para salvar la papeleta. Se hubiera llevado algún trofeo de estar acertado con el acero en alguno de su lote. Estiro las faenas, llegando al punto que el toro ya no tenia embestida.
Sin toro no hay muchos momentos para el lucimiento. Aún así, fue aplaudido en las series que encajo el animal mientras hubo fuerzas.
Fandiño
El León Arena, convertido esta tarde en pista de “aterrizaje”
José Tomás. León estaba patas arriba para verlo. Hoteles llenos y la plaza completa, dispuesta a vibrar con el maestro de Galapagar.
Figura de culto en el mundo del toreo. Sobre él se escriben ríos de tinta cada tarde que sale al coso. Aquí con cuatro líneas lo despachamos. Sin toro no hay torero.
J. Tomás, imágenes con el primero de su lote
Tuvo más suerte que sus compañeros, el quinto de la tarde se aguantaba más. José Tomás tiene fama de arrimarse y sacar de donde no hay. En León lo intentó y dejó una faena con retazos de como las gasta el maestro. Hizo entrar a un toro que no entraba, con ganas, a pesar de salir con una costilla rota.
Tomás, al capote y la muleta con el quinto de la tarde
Tomás torea en la plaza como quién pisa un templo. Empezó a hilar pases y se hizo un silencio sepulcral. Hizo ademán de parar la faena –al igual que Mora- cuando los paletos de turno se ponen pesados con la música. Sin venir a cuento se arrancó la orquesta y Tomás la paró en seco. Hay miradas como rejonazos.
Dejó unas series pisando el terreno del toro donde se palpa la emoción, cada uno empuja lo que puede.
Adornándose para rematar la faena
Acertó con la espada y el público pidió con insistencia la oreja. Se lleva el único trofeo de una tarde que no cumplió las expectativas. Muy altas después de lo visto ayer con Perera, y que hoy no vimos por ningún lado. Otra vez será.
J. Tomás, oreja y vuelta al ruedo. Con el público entregado, deseoso de ver en directo una de las tardes que han hecho del matador una leyenda.
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