Oro negro Belga
Ya en Bruselas encontramos muchas bombonerías, solo era el anticipo de lo que veríamos en Brujas. Solo al lado del hotel teníamos media docena para elegir.
Clásicas, modernas, pequeños negocios, artesanos, o de grandes cadenas y marcas –como Leonardo, Chocoholic, Neuhaus, Godiva-; en el centro había de todos los tipos.
Nos daban chocolate hasta en el buffet del desayuno. Unas finas tabletas con las que comenzábamos la mañana.
Daba gusto ver los escaparates, o el interior de las bombonerías. En algunas entras y te encuentras un horizonte interminable formado por montañas de bombones. Perfectamente colocados, no sabe uno donde mirar.
Decenas de clases de bombones y pralinés, mil sabores, a la hora de comprar no sabes que elegir, imposible probarlos todos.
La última mañana en Brujas fue un “tour chocolatero” para llevarnos algunas cajas y prolongar el buen sabor del viaje. El final de las vacaciones no pudo ser más dulce.
Como casi siempre ocurre con estas cosas, traemos poco…
Que ricos estaban esos bombones!! y los gofres, y las cervezas, y los mejillones... la verdad es que tienen una gastronomia muy rica :D
ResponderEliminarEso si, comiendo en restaurantes propios de alli, como vayas a los tipicos turisticos ya no suelen estar tan ricos.
¡Que maravilla Carlos! ¡Con lo que me gusta a mi el chocolate....!
ResponderEliminarNo veas como se me han puesto los dientes.
Un saludo.
Perdón, no veas como se me han puesto los dientes (de largos) jejeje.
ResponderEliminarEs que me ha dado la risa cuando lo he leido.
Esteban:
ResponderEliminarLa verdad es que de vacaciones está bueno casí todo. Yo me quedo con los bombones y las cervezas.
Saludos
Carlos
Hello, Brujilda:
ResponderEliminarTú si que nos has puesto los dientes largos con la aventura americana.
¿Ya has regresado?, o hubo suerte en Las Vegas y saltasteis la banca y continua el viaje...
Veo que habeis disfrutado mucho y tienes muchas cosas que contar.
Saludos
Carlos